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Carlos Sainz: "Si mi padre fuera otro también habría llegado hasta aquí"

Risto Mejide entrevistó a Carlos Sainz en 'Al rincón de pensar' (Antena 3) y sacó su lado más personal. El joven madrileño se dejó llevar y mostró su lado más cercano y desconocido, repasando temas profesionales y personales. Le ofrecemos el resumen de sus declaraciones en esa entretenida charla.

14 min. lectura

Publicado: 17/06/2015 16:00

A principios de mayo, coincidiendo con el Gran Premio de España celebrado en Barcelona, Risto Mejide entrevistó a Carlos Sainz en su programa 'Al rincón del pensar', que Antena 3 ha sacado a la luz ahora. Una larga conversación (de aproximadamente tres cuartos de hora) en la que el piloto de Toro Rosso dejó ver su lado más personal, y que aquí te resumimos.

Su experiencia en Red Bull y llegada a la Fórmula 1

Tenía 0 posibilidades de estar en Fórmula 1, pero de repente se me empezaron a abrir puertas y todo se puso más o menos en su sitio y de una hora para otra, de no saber qué hacer con mi futuro y estar en una situación muy complicada, pasé a que me llamaran por teléfono, me metieran en una reunión y me dijeran que era piloto de Fórmula 1.

Llevaba 5 años en el Red Bull Junior Team. Empecé bastante bien, con dos años bastante buenos en los que gusté a mis jefes, me siguieron apoyando... luego pasé por dos
años (especialmente 2013) más complicados. Gané menos carreras, hice un poquito más de errores y no cumplí las expectativas puestas en mí. Estuvieron a punto, muy cerca, de echarme del Red Bull Junior Team. Y sin ese apoyo te puedes ir despidiendo del sueño de la Fórmula 1. En ese punto me dije que había que cambiar algo. Cambié la actitud sobre todo. El talento y demás yo suponía y creía que lo tenía, pero para ser campeón de las World Series o GP3 hay que tener una actitud de campeón, y me di cuenta de que me faltaba ese puntito. No me lo acababa de creer y no trabajaba lo suficientemente duro. Creía que trabajaba más que nadie, pero es que siempre hay uno que trabaja más que tú. Me puse a currar más que nadie y finalmente el año pasado gané las World Series y gracias a eso me llegó la oportunidad.

Su compañero, Max Verstappen

Me sentó muy mal que cogieran primero a Verstappen. A mí antes del campeonato me cogen y me dicen que es mi última oportunidad, que tengo que ganar. E incluso así sabía que además de ganar tenía que hacer muchas poles, muchas victorias, muchos adelantamientos para sorprenderles y que me quisieran a mí en Fórmula 1. Hasta agosto estaba haciendo todo eso, y en verano, con mi familia, me llaman y me dicen que el asiento era para Max. Veían en él una oportunidad única, un nuevo Ayrton Senna y no podían dejarlo pasar, y tenían que meterle dentro del Fórmula 1. No sé cuánto ha podido influir el marketing en que eligieran a Max, porque luego compites contra él y te das cuenta de que es muy bueno. A nivel de talento estamos muy igualados. No noto que él tenga más ni que yo tenga más.

Aunque de talento en Fórmula 1 hay muy poca diferencia. Si pones a todos los pilotos dentro del mismo coche habría medio segundo entre el primero y el último. Y
ganarían Hamilton o Fernando, muy empatados. No hay nada de juego en equipo en este deporte. En la Fórmula 1 todos los coches son diferentes y entonces la gente al final dice: ¿quién lleva el mismo material que tú? El único, tu compañero de equipo, y es con el único que te pueden comparar. Y al final, si te comparan con él es al que te toca ganar.

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Carlos Sainz, sin el 'Junior'

Ya no me gusta el 'Junior'. Me lo tienen que quitar. Carlos Sainz, o Carletes como me llama mi familia con confianza. Mis amigos me llaman Chili cuando el alcohol hace efecto en ellos: de Carlos, Carli, de Carli, Chili. Yo creo que, sin ser hijo de Carlos Sainz, también estaría aquí. Lo hubiese tenido un poquito más complicado y a lo mejor no hubiese sido tan fácil, pero creo que estaría exactamente en el mismo sitio. Mi padre me ha aportado muchísimo: consejos y actitud. Sin sus consejos no estaría aquí sentado, estaría en la universidad o por ahí perdido, pero aquí no. Pero nadie me ha regalado nada.

De 0 a 10 años nadie me obligaba a ir a karts, mi padre estaba viajando compitiendo. Yo pedía permiso a mi padre. De repente me empezó a gustar más y le dije a mi
padre que me gustaba de verdad, con 10, 11 años. Le pedí comprar un kart de competición y que lo intentáramos. Me dijo que a la mínima que suspendiera una me dejaba sin correr. Y mi padre cabreado acojona.

Descontento con su motor, pero no protesta

No me gusta el motor que tengo. Siempre pienso que ojalá tuviese un motor mejor. Pero queda mucho año y ¿quién me dice que a final de año no voy a tener un motor que me guste sin cambiar de nombre? Es muy fácil perder la cabeza en este sentido, porque tú en una recta aprietas el acelerador y tiene que correr, pero luego por otra suerte piensas que he tenido suerte de llegar a Toro Rosso con un buen coche, de llegar a Fórmula 1 que era lo que más me apetecía en el mundo. No tiene ningún sentido ponerme a criticar a nadie. Vivo un sueño y acabo de llegar, y nadie llega y se lo ponen todo en bandeja. Toca sufrir con el motor, pero yo con una sonrisa en la cara y a ganarme mi puesto en esta categoría, a consolidarme.

Fernando Alonso y la polémica que rodea a los pilotos

Fernando gana mucho en distancias cortas. Siempre ha sido mi ídolo, mi héroe desde mi infancia, toda mi vida y obviamente todo lo que salía de él a mí me gustaba porque le tenía puesto en un pedestal. Y nunca he criticado en ese sentido a Fernando. Luego con 10 u 11 años tuve la suerte de conocerle, mi padre me le presentó. Y es que me pareció tan buen tío a corta distancia, que si salía algo que la gente decía que le parecía mal yo no me creía que lo había dicho o si lo había dicho es que le habían pillado en un mal momento. Hay que entender que es difícil llevar una vida como la suya. Y Fernando, pensando desde dónde viene, cómo le vino todo encima, probablemente ha aprendido a base de hacer algún error, como todos. Y a la gente le gusta probablemente más cómo es ahora que cómo era hace diez años.

Es mi primer año en la Fórmula 1 y cada vez me repiten más que tengo que tener cuidado con lo que digo porque cada cosa que dices puede salir en cualquier lado, y yo no estoy acostumbrado a eso. Yo soy un chaval que me considero muy honesto, a veces demasiado, y digo las cosas como me vienen, sin pensar mucho lo que digo, y si no me he metido en ningún lío todavía estaré a punto, porque me sale así. Solía leer lo que decía la prensa de mí. Pero en Fórmula 1 me he propuesto leer mucho menos. Durante mucho tiempo alguno decía que era el hijo de papá, pero cuando estás en Fórmula 1 y tienes unas primeras carreras positivas, te quedas tranquilo y te centras en ti mismo. Pero antes sí decía: qué pesados, ¿qué tengo que hacer para que dejen de pensar eso?

Tímido y sin tiempo para disfrutar de la juventud

Salgo muy poquito de fiesta. No tengo nada de tiempo. Cuando llego a casa estoy tan cansado de los viajes tras cuatro semanas viajando y con varios cambios de horario que apenas salgo. Ligo poco. Soy muy tímido. El paddock de la F1 es un mito, somos todos chicos ahí dentro. Cuando estás en el paddock vas de la sala de ingenieros al coche, de ahí a comer, luego a la sala de ingenieros, al coche, y así. Es nuestra vida y así funciona y a un paddock no vas a ligar. No soy gay. Si no hay información sobre ninguna pareja mía es porque es mi vida privada, y voy a intentar llevarla de la forma más privada posible.

Su vida como piloto

Me encantaría que hubiera un Fórmula 1 biplaza para que viérais lo que se siente. Ferrari es el único que tiene uno. Me encantaría mostrárselo a la gente. No vamos sentados, vamos tumbados, un poco incorporado. Suelo entrenar entre tres y cuatro horas diarias. Dos de cardio (bici, nadar, correr) y una hora y media o dos horas de gimnasio. Entrenamos mucho cuello, abdominal, trapecio...hacemos mucha pierna, porque pisar el freno en estos monoplazas es como una pared. Cada frenada ponemos alrededor 120 kg de presión en una pierna. Multiplica eso por 8 frenadas por 60 vueltas.

Soy un pelín supersticioso. Me subo al coche por el lado derecho. Tengo el mono número 5 para la carrera, el 1 para la pole, y no puedo cambiar eso. Antes de salir intento pensar en blanco, y
de repente abres los ojos y estás como más relajado. Cuentas hacia atrás, te esfuerzas. De repente te habla tu ingeniero y te dice que te quedan tres minutos para empezar la sesión, y ya te espabilas, pero estás más relajado, sin tensión y has conseguido bajar tu pulso de 100 pulsaciones a 60. Antes de una sesión hago cinco minutos de boxeo, cinco de comba y cinco de reflejos con una pelota de tenis.

Nos aburrimos mucho. Viajamos,
estamos en hoteles, solo...Una tarde en un hotel estaban a punto de anunciarme piloto de Fórmula 1 y me puse a pensar en el número. Mi favorito es el 19 y lo tiene Massa. El segundo es el 5 porque lo llevaba de pequeño en los karts y lo tiene Vettel, así que 55. Y quedaba bien con Carlos Sainz, las dos S juntas, como un 55, un buen producto de marketing.

Hay cosas que me jode haberme perdido estos diez años que llevo en las carreras, pero no lo cambiaba por nada y me las volvería a perder. Típico viaje de fin de curso
que se va toda la clase y tú no vas, y luego te cuentan las anécdotas y te da rabia, o los amigos de la universidad. Te las pierdes pero estás encantado porque haces lo que más te gusta en el mundo.

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