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Karma por partida doble en un accidente en Estados Unidos

Llámalo Dios, llámalo energía o llámalo Karma. La cuestión es que algo debe haber porque si no uno no se explica este tipo de imágenes. Dos imbéciles, uno con un Camaro y el otro con una pick-up, y un camión que se ven envueltos en un accidente.

3 min. lectura

Publicado: 02/05/2015 11:00

Qué sí, créeme qué sí. Que en el mundo hay algo que dicta justicia por nosotros, tardará más o menos en actuar, pero algo hay. Y si no me crees tan solo hace falta que le eches un vistazo a este vídeo que nos llega desde los Estados Unidos. Karma instantáneo y por partida doble que acaba de una manera que todos veíamos venir, salvo los protagonistas.

Pongámonos en situación: típica autopista americana con una recta más larga que toda nuestra red vial. Típica densidad de tráfico cuando se pretende adelantar a dos camiones, todos los coches en fila india intentando superarlos. De repente, y sin venir a cuento, aparece un conductor a bordo de un Camaro por el carril derecho e intentando meterse en el último momento. ¿A que todos hemos vivido esto en alguna ocasión?

Bien, sin valiente es el conductor del Camaro (digo valiente por no decir otra cosa más ofensiva), no menos lo es el conductor de la camioneta que circula correctamente por el carril de la izquierda. Este, viendo venir la jugada del listo, le impide claramente meterse delante de él, cerrándole el paso y echándole una vez más al carril derecho. Una maniobra que a buen seguro más de uno aprueba.

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Lo que no tiene defensa alguna es la actitud que llega a continuación. La pick up reduce claramente la velocidad circulando a la misma altura del camión, para así poner de los nervios al conductor del Camaro que va de un lado a otro intentando adelantar. Este, ya desesperado, decide tomar una decisión drástica, adelantar por el arcén, con dos narices.

El final estaba cantado, el Camaro pierde el control, embiste a la pick-up y esta a su vez al camión. Los tres fuera de la carretera y con un susto en el cuerpo que se podrían haber ahorrado si hubiesen actuado como personas civilizadas. Una muestra de que las estupideces y locuras en la carretera se pueden pagar caras. Menos mal que parece que ningún implicado sufrió daños de gravedad.

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