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Especial Nissan LeafInfraestructuras: el talón de Aquiles del coche eléctrico

Coches eléctricos y puntos de recarga ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta el usuario particular cuando tiene que recargar las baterías? Para impulsar la compra de vehículos eléctricos es necesario implantar una red adecuada de puntos de recarga. Para ello se necesita un esfuerzo conjunto por parte de las administraciones y del sector.

Infraestructuras: el talón de Aquiles del coche eléctrico

8 min. lectura

Publicado: 03/04/2013 08:00

Al igual que los partidos políticos españoles, los coches eléctricos funcionan con enchufes. Esta particularidad hace que un coche propulsado exclusivamente por baterías dependa de una red de puntos de recarga extendida y adecuada. Durante la prueba a fondo que el equipo de MOTOR.ES hemos realizado del Nissan Leaf, hemos podido comprobar que la infraestructura actual para los coches eléctricos es insuficiente.

Si no contamos con una estación de recarga en nuestro domicilio, convivir con un eléctrico en el día a día se hace francamente difícil. Por no hablar de que casi es necesario obtener un máster en electrónica: encontrarse con palabrejas como Schuko, SAE J1772, Mennekes o CHAdeMO puede espantar a más de uno que esté pensando en pasarse a la movilidad eléctrica.

Para centrarnos un poco, podemos mencionar que en la ciudad de Madrid sólo hay 24 puntos de recarga públicos gestionados por el Ayuntamiento. Estamos hablando de la capital de España, la ciudad más grande del país, así que no es difícil imaginarse que la situación en las ciudades pequeñas es bastante peor.

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Por supuesto, además de estos puntos también hay estaciones de carga en algunos centros comerciales, aparcamientos privados, aparcamientos de hoteles y sedes de grandes empresas aunque, como podéis suponer, el número total no llega a 50. El pequeño dimensionamiento de la red de puntos de recarga es más evidente si comparamos esa cifra con el hecho de que en la ciudad de Madrid hay cerca de 200 gasolineras.

Cuando hablo de infraestructura no sólo nos estamos refiriendo al número de puntos de recarga, sino también a otros aspectos como su accesibilidad. Si la batería de nuestro coche eléctrico se está agotando nos podemos olvidar de las estaciones de carga situadas en aparcamientos de hoteles y sedes de grandes empresas ya que normalmente sólo pueden ser utilizados exclusivamente por clientes y empleados. Pues vaya, había pocos puntos y encima no los podemos usar todos.

En nuestros consejos de conducción de coches eléctricos hablábamos de la importancia de planificar nuestros desplazamientos. No sólo sabiendo dónde hay puntos de recarga en nuestro trayecto sino conociendo también si los podemos utilizar sin problemas.

Supongamos que hemos conseguido encontrar un punto de recarga público, vamos al siguiente paso ¿Me vale cualquiera? La respuesta es que no. Volvamos a los 24 puntos de recarga públicos de la ciudad de Madrid: en lugar de utilizar un poste estándar, resulta que tenemos siete modelos de punto de recarga de distintos fabricantes, cada uno con sus instrucciones de uso y sus conectores. Así que podemos sacar nuestro conector tipo Schuko y ver que el poste sólo tiene un enchufe Mennekes, por ejemplo.

Bueno, las cosas se siguen complicando, pero imaginemos que hemos encontrado un punto de recarga y además con el mismo tipo de conexión ¡Por fin puedo recargar! No tan rápido, ahora hace falta que funcione. La mayoría de postes de Madrid ocultan el enchufe tras una trampilla, que se liberan cuando pasamos la tarjeta MOVELE y el dispositivo la lee. Algunos no funcionan y la trampilla permanece bloqueada, imposibilitando utilizar el poste. Éste y otros problemas hace que de los 24 puntos públicos en Madrid, haya al menos 6 fuera de uso en el momento de escribir este artículo. El 25% no funcionan, casi nada.

Me he empeñado en recargar mi coche, no me queda otra, el ordenador de abordo señala que la autonomía restante es crítica y necesito algo de electricidad para volver casa, así que busco otros puntos de recarga. Me encuentro otro en el que no puedo utilizar el cargador porque el espacio reservado para aparcar el coche está ocupado por un contaminante coche con motor de combustión. Esta circunstancia sucede con cierta frecuencia y encontrar conductores incívicos que estacionan donde no deben añade dificultad a nuestra aventura de recargar.

Lógicamente, también puede ocurrir que lleguemos a un punto de recarga y nos encontramos con otro coche eléctrico utilizando el enchufe así que nos tocará esperar turno (minutos o quizá horas) o buscar otro punto de recarga. Curiosamente, este lance, que a priori podría pensarse más habitual, sólo me ha pasado una vez, un Renault Twizy se me adelantó.

Sigo buscando desesperadamente otro poste. Milagro, encuentro uno público, cuyo espacio de aparcamiento no está ocupado, su tipo de enchufe me vale y funciona perfectamente. Nos queda la traca final: en algunos casos he tenido que sudar tinta para conseguir conectar el cable. Por algún inexplicable motivo, el enchufe esta acodado a unos grados que dificulta muchísimo enchufarlo. Con el Nissan Leaf siempre lo he conseguido mientras me acordaba de la familia del diseñador del poste, pero me pregunto si con los conectores de otros coches eléctricos llegará un momento en el que esta dificultad para enchufarlo me obligue a desistir y buscar un nuevo punto de recarga, mientras cruzo los dedos para que, esta vez sí, termine la odisea de recargar un coche eléctrico.

Si piensas que estoy exagerando, te aseguro que todas estas cosas me han pasado en una semana con el Leaf. Aventuras que no sucederían si la infraestructura fuera mucho más amplia, lógica y tuviera un mantenimiento correcto. También me olvidaría de todos los problemas si tuviera un cargador doméstico.

Lo que queda claro es que resulta difícil que la

gente se decante por un coche eléctrico si no hay infraestructuras para

utilizarlo cómodamente y no hay necesidad de infraestructuras si la gente no

compra coches eléctricos. Un círculo vicioso en el que alguien tiene que dar el

primer paso.

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