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Multas por compartir coche, diferencias entre Uber y BlaBlaCar

En España siempre vamos a la cola en materia de compartir, pero el coche compartido empieza a coger fuerza. Uber y BlaBlacar son las principales plataformas de carsharing. Esta idea no gusta a todo el mundo, y asociaciones de transportistas y el propio Gobierno buscan formas de regular y evitar el uso del coche compartido.

4 min. lectura

Publicado: 10/06/2014 20:00

Cuando la economía aprieta, hay que buscar formas de reducir gastos, o en su defecto, compartirlos. En España siempre hemos sido reacios a compartir y a sentir que algo no es absolutamente nuestro, incluso nuestros propios desplazamientos. Pero con el tiempo (y la economía apretando) la mente de las personas cambia y el coche compartido ha ido ganando adeptos.

Y claro, si la gente hace uso del coche compartido, los medios convencionales como el autobús o el tren, que cada día ven incrementadas sus tarifas, pierden negocio. La patronal del autobús ya pidió el cese de este tipo de plataformas y mañana los taxistas de Madrid se declararán en huelga para reclamar una solución.

Los taxis de la capital estarán en huelga durante 24 horas, desde las 6 horas del día 11 a las 6 horas del jueves día 12. Los taxistas se ven más afectados por Uber, mientras que los trayectos de media y larga distancia corresponden a BlaBlaCar, dos de las plataformas más sonadas, pero con diferencias operativas importantes.

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Fomento, al ataque

Ayer lunes llegó la sorpresa por parte del Ministerio de Fomento, que hablada de sanciones de entre 401 y 600 euros a quienes hiciesen uso del coche compartido. Afortunadamente salió a la palestra la Comisión Europea, mostrando su posición a favor de compartir gastos, siempre y cuando se cumpla con la legalidad, que ahí es donde entra el ánimo de lucro.

Por este motivo Fomento rectificó, aclarando que no se multaría a los usuarios que hiciesen uso de estas plataformas en el ámbito privado. Fomento ha aclarado que plataformas como BlaBlaCar tratan de compartir gastos, aunque realmente, y esto es ya cosa mia, se marca un precio por trayecto (sugerido por la web) con el que el conductor puede incluso ganar dinero si lleva varios pasajeros o tiene un coche que consuma muy poco. Aquí lo poco ético sería compartir coche como algo lucrativo, algo a decir verdad, bastante difícil de conseguir.

El problema es Uber. Esta empresa, recién llegada a España tiene su propia plantilla de conductores en algunos países. Hasta ahí todo normal, pero aquí sólo existe el servicio UberPOP en el que la empresa hace de intermediario y pone en contacto a pasajeros con conductores que han pasado una selección por parte de la empresa, pero no trabajan para esta. El pasajero paga al conductor y Uber se lleva una comisión. Aquí se entiende que hay fraude, al no declarar el conductor los ingresos y al ser un servicio de competencia hacia el taxi.

La verdad es que llegados a este último párrafo, todos estamos algo confusos y de acuerdo con la OCU en cuanto a la necesidad de una legislación clara que marque una línea visible entre el consumo colaborativo y la ejercitación encubierta de una actividad profesional.

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