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Coches RarunosMonaco-Trossi T34, el monoplaza de carreras con motor radial

¿Un monoplaza de tracción delantera con un motor radial de 16 cilindros? El Monaco-Trossi T34 vio la luz en 1935 con un diseño inspirado en los aviones, dispuesto a superar a sus rivales en las pistas de carreras. Ésta es su historia.

Monaco-Trossi T34, el monoplaza de carreras con motor radial

3 min. lectura

Publicado: 30/05/2015 09:00

Nadie se había aventurado a crear un monoplaza con motor radial hasta que a Augusto Monaco lo hizo realidad. Este ingeniero mecánico italiano no lo tuvo fácil aunque consiguió convencer a Giovanni Agnelli, el máximo dirigente de Fiat, para utilizar las famosas instalaciones de la marca en Lingotto.

La idea de Monaco se comenzó a tambalear cuando la mecánica de su monoplaza pecaba de fiabilidad insistentemente, hasta el punto de que Fiat retiró el apoyo del proyecto. El ingeniero italiano no se dio por vencido y buscando una nueva vía de financiación logró el soporte del conde Carlo Trossi.

Trossi, no sólo era un acaudalado noble sino que además le gustaba la aventura. En ese momento era piloto de Alfa Romeo después de su paso por Mercedes-Benz y también participaba en competiciones por mar y aire con barcos y aviones. A partir de ahora sería, junto a Mónaco, el padre del Monaco-Trossi T34.

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Foto: Brian Snelson

Cuando el T34 vio la luz por fin en 1935 no dejó a nadie indiferente. El diseño general del vehículo, que recordaba al de un avión, hacía su aspecto inconfundible. El monoplaza veía adherido a su parte frontal un motor de dos tiempos con una configuración radial. Érase un coche a un motor pegado.

La mecánica refrigerada por aire y sobrealimentada con dos compresores Zoller tenía un total de 16 cilindros dispuestos en dos filas de 8 cada una. La cilindrada de este motor radial de 16 cilindros era de 3.982 centímetros cúbicos y la potencia máxima desarrollada alcanzaba los 250 CV a 6.000 rpm, lo que no está nada mal para la época.

En la pista los resultados no acompañaron. El Monaco-Trossi resultaba poco manejable porque el enorme motor colgado de la parte delantera significaba una distribución de peso poco favorable: 75% sobre el eje delantero y el restante 25% en el trasero. La agilidad era aún más comprometida si tenemos en cuenta que La tracción del T34 se confiaba a las ruedas delanteras.

Foto: Museo Nacional del Automóvil de Turín / OmniAuto

Tras esta valiente apuesta la vida de Augusto Monaco se alejó del automovilismo, trabajando en otros proyectos e incluso llegando a rechazar una oferta para entrar en Fiat. Por su parte el Monaco-Trossi T34 de motor radial abandonó las carreras y descansa en el Museo Nacional del Automóvil en Turín.

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