La conducción ecológica también puede ser placentera¿Qué tiene que tener un híbrido para enamorar?

¿Qué hace a un conductor ser feliz? Bueno, es una respuesta compleja, pero permitidme que la responda con mis propios sentimientos. Un coche tiene que ser no solo un medio de transporte, también ha de ser un buen compañero, que podamos contar con él, y del que nos cueste bajar.

No es imprescindible un coche deportivo para disfrutar de la conducción, ya que no hay una sola forma de obtener placer al volante. Aquellos conductores que quieran moverse de forma más ecológica, más silenciosa y más agradable, a buen seguro apreciarán las ventajas de un coche híbrido.

Otras características no menos importantes son la fiabilidad (un coche que está en el taller no nos hace disfrutar), un coste de mantenimiento contenido (así podremos hacer más kilómetros por el mismo dinero) y el confort (alivio del estrés que suele producir la conducción en algunas situaciones).

Honda CR-Z, el último híbrido con cambio de marchas manual

Pero como ya dije antes, hay híbridos e híbridos. Por ejemplo, Honda comercializó durante unos años un modelo que era muy divertido, con una estética pintona, que también tenía consumos contenidos y un gran carácter ecológico. Además, era el único de su especie que tenía un cambio manual, el Honda CR-Z.

Lo más parecido a un Civic Type-R en intenciones, con la economía de un Civic Diesel, pero sin serlo. Es una pena que no funcionase comercialmente, resultaba poco práctico con dos plazas normales, dos inservibles y un maletero pequeño. Además, siempre se le criticó tener poca potencia.

La mayoría de los modelos híbridos a la venta no pretenden destacar en deportividad o en sensaciones puras de conducción. Más bien quieren que el conductor disfrute más de una conducción baja en estrés y rica en endorfinas, relajándole. Hoy día todos los modelos a la venta son de cambio automático.

El McLaren P1 no es un híbrido para personas con problemas de corazón

En las marcas más exclusivas encontramos híbridos que nos harían disfrutar más que en una montaña rusa, pero sus precios son un poco prohibitivos. Empezamos por el Porsche 918 Spyder, con 887 CV y un consumo homologado de 3,1 l/100 km y autonomía eléctrica de 31 kilómetros. Casi 800.000 euros de nada.

Los híbridos enchufables gastan poco solo en trayectos cortos, más allá no tienen tan poca sed

Casi por el mismo precio sale el McLaren P1, con 916 CV de potencia combinada. Aunque es capaz de alcanzar 350 km/h y de ponerse a 100 km/h en menos de 3 segundos, puede recorrer 20 kilómetros sin necesidad de gasolina. Difícilmente le sacaremos el máximo de su partido en una carretera pública.

Si queremos disfrutar de una de las 499 unidades de LaFerrari, no solo tenemos que ser ricos, sino MUY ricos y tener ya varios Ferrari en casa. Tiene 963 CV de potencia, el único híbrido con motor V12 del mundo. Puede superar los 350 km/h, si es que nos atrevemos a alcanzarlos. Por el precio, ni preguntéis. Este no es enchufable, los otros dos sí.

BMW i8, el "superdeportivo" de BMW, un híbrido enchufable

¿Y qué me decís del BMW i8? Es una joya de la ingeniería, de precio alto pero no astronómico (126.900 euros), una potencia de 362 CV y un consumo de solo 2,1 l/100 km de gasolina. Gracias al uso intensivo de fibra de carbono supera por poco los 1.500 kg y puede alcanzar 100 km/h en solo 4,4 segundos.

Los ejemplos anteriores son los más extremos posibles. En un sano término medio tendremos en las carreteras modelos como el Volkswagen Golf GTE, con 204 CV de potencia, hasta 50 km de autonomía eléctrica, y un consumo de gasolina muy bajo, 1,5 l/100 km. ¿Y qué me decís del Lexus RC 300h?

Tened en cuenta que como las baterías de los híbridos son elementos un poco pesados, no es fácil conseguir deportividad. Es el precio a pagar por poder acumular una energía que el resto de los coches normalmente desperdician, y que así el combustible que echemos al depósito dure más y produzca menor contaminación.