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SsangYong Korando, presentación y prueba (II)

Continuamos con la segunda parte de la presentación y prueba de la quinta generación del SsangYong Korando, un SUV de 4,41 metros de longitud ya disponible. En esta ocasión, tras probarlo tanto en carretera como en campo, ofrecemos nuestra valoración personal del rival del Nissan Qahsqai. Tiene un precio de partida de 16.450 €

SsangYong Korando, presentación y prueba (II)

5 min. lectura

Publicado: 11/02/2014 09:00

Tras la primera parte de la presentación y prueba del SsangYong Korando 2014, en la cual mostramos las novedades introducidas en la gama así como la habitabilidad del vehículo, el diseño exterior y el habitáculo, en este nueva entrega trataremos el compartamiento, consumos y habilidades off-road.

A nivel mecánico, SsangYong ha dotado al Korando 2014, al igual que en el modelo que se comercializó desde el año 2011, con dos mecánicas diésel con potencias que oscilaban entre los 149 CV y los 175 CV y un motor gasolina de 149 CV que permite utilizar como combustible el gas natural.

Existen versiones de tracción delantera y tracción integral, disponiendo esta última de bloqueo del diferencial central con un reparto del par en un 50% delante. Hay dos tipos de cajas de cambios disponibles, una manual de seis relaciones y otra automática de convertidor de par con igual número de marchas.

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Al volante

Al colocarnos en el puesto de conducción, sorprende la elevada posición del mismo, ofreciendo una gran visibilidad en cualquiera de los ángulos disponibles. El volante permite ser regulado tanto en altura como en profundidad, ofreciendo al conductor encontrar una forma cómoda para llevar el vehículo.

Las sensaciones percibidas, en cualquiera de las versiones disponibles, es de ser un vehículo honesto en sus reacciones. La suspensión, aunque cómoda, rebota ligeramente en las imperfecciones de la carretera o baches notando principalmente esta característica en el eje trasero, sin que ello suponga molestias para los ocupantes.

La dirección, con asistencia eléctrica, es suave y ligera a baja velocidad, permitiendo realizar maniobras de aparcamiento sin esfuerzo alguno para el conductor. Sin embargo, a velocidad legal por autopista esta eleva su nivel de dureza, mostrándose poco intuitiva y quitando confianza al conductor, al menos hasta que este se acostumbre.

Únicamente tuve la oportunidad de probar las dos versiones diésel disponibles. La principal característica del motor 2.0T de 175 CV asociado a la caja de cambios automática y al sistema de tracción total es que da la sensación deno ofrecer la potencia declarada por el fabricante. Esta sensación puede deberse al resbalamiento del convertidor de par, ya que el motor, de igual cilindrada, de 149 CV con cambio manual tiene un empuje similar.En ambas versiones, no es hasta las 1.750 rpm cuando notamos la potencia disponible.

A bajas revoluciones, los dos motores son silenciosos, apenas perceptibles para los ocupantes. No es hasta superadas las 2.300 rpm cuando comenzamos a notar el ruido del propulsor. El cambio automático evita circular a altas revoluciones, engrando marchas largas lo antes posible.

El consumo de carburante del modelo 2.0T de 149 fue el único que tuvimos la oportunidad de medir. Durante el trayecto, realizado con un tipo de conducción despreocupada por el consumo, de vuelta a Madrid partiendo de Segovia, el ordenador de abordo marcó una cifra de 6,4 Litros/100 Km.

Durante la presentación, tuvimos la oportunidad de entrar en un pequeño circuito de campo, donde pusimos al limite las habilidades off-road del SUV coreano. Esta prueba únicamente se realizó con vehículos de tracción total.

Sorprende que la marca no incluya, al menos en las versiones 4x4 neumáticos mixtos (carretera-campo) o de campo, ya que adentrarnos en terrenos con barro, donde la adherencia es mínima siempre supone una mayor seguridad que con gomas de carretera. También es cierto que el cliente al que va destinado este coche no realizará una conducción puramente off-road, siendo suficiente los neumáticos de serie para superar caminos. Ello también es posible gracias a su elevada altura respecto al suelo de 18 cm.

El manejo en campo, al menos con neumáticos de carretera, es díficil, siendo necesario realizar contravolantes constamente para guiar al vehículo por la dirección correcta. El eje delantero, en este tipo de circunstacias, se nota subvirador, desplazándose con poco control de un lado a otro del camino.

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