Los responsable de Volvo saben que el futuro de la marca sueca está asegurado, por ahora no corre peligro, pero su oferta de modelos sigue siendo corta, especialmente por la parte de abajo. El fabricante tiene en mente adentrarse en el segmento B con un modelo de carácter Premium, pero es indispensable que las cuentas le cuadren muy bien para no estrellarse.
El pasado verano te dimos las primeras pinceladas del XC20, el crossover con el que se pretende atacar al Audi Q2, DS 3 Crossback y al MINI Countryman. El futuro modelo cuenta con el código de desarrollo correspondiente, el de V216, pero es cierto que se están realizando algunos pormenorizados estudios de mercado que avalen la producción del que sería el cuarto SUV, y de los que depende la ansiada luz verde de producción.

Esto significa que, por ahora, no hay una fecha estimada de presentación en un calendario, aunque sí podemos decirte que no está contemplando tampoco dar una respuesta al Audi A1 Sportback, por lo que en principio no veremos un utilitario. Los responsables admiten que las demandas de uno y otro son muy diferentes, apostando el cliente más por las variantes de carrocería elevadas.
La gran cuestión de la que depende la luz verde de producción es el formato de venta. Los análisis internos apuntan al programa "Care by Volvo", dado el éxito que la suscripción está teniendo en mercados como Alemania -el 4,5% del volumen total de ventas de Volvo durante el pasado año 2019- y que, ahora con la crisis del Coronavirus, los estudios señalan una tendencia al alza.
De concederse luz verde de producción, el XC20 utilizará la plataforma BMA de Geely, una arquitectura especial de la marca china para modelos de los segmentos A y B que permite todo tipo de carrocerías, incluidos crossovers, y el montaje de motores de combustión e híbridos enchufables, con bloques de tres cilindros de 1.0 litro y 1.5 litros, así como una variante eléctrica XC20 Recharge.