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Mitsubishi L200 250 DiD, presentación: Exterior e interior

La nueva generación del <em>pick-up</em> llega al mercado español, con dos carrocerías (cabina extendida y cabina completa), dos motores diésel y dos opciones de cajas de cambio. Nos subimos a una de las versiones más equipadas, con el equipamiento <em>Motion</em>

Mitsubishi L200 250 DiD, presentación: Exterior e interior

9 min. lectura

Publicado: 28/09/2015 09:00

La quinta generación de la L200 tiene un chasis un 7% más robusto, pesa menos, y consume menos. Uno de los factores que le ayudan a reducir el gasto es la mejora a nivel aerodinámico, pues pasa de un Cd de 0,46 a 0,40. De formas menos redondeadas, cuenta con un diseño más afinado y musculoso, lo que se lleva ahora.

Parte de su diseño está inspirado en el prototipo Concept GR-HEV (2013). El frontal es decididamente más moderno, con faros HID en su versión alta de gama, que constan de luces diurnas LED y proyectores bixenón. El modelo que vemos en las imágenes es el intermedio, el Motion, que supera los 36.000 euros para particulares.

Aunque reduce su longitud en dos centímetros, ha aumentado su capacidad de carga ligeramente, así como la habitabilidad interior. En la carrocería de doble cabina que hemos probado, las plazas traseras se parecen más a las de un SUV y son menos verticales, el ángulo del respaldo es de 25 grados.

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Afrontar un viaje largo en la versión de cabina completa no parece ninguna tontería, habida cuenta del espacio disponible y del confort que ofrece

La ergonomía en general, con más espacio a lo largo y a lo ancho, un tapizado más suave, volante ajustable en altura y profundidad, con menos ángulos ciegos y un salpicadero que recuerda un poco al Outlander. La sensación que nos dará al conducir es muy similar a la de un SUV.

Visualmente tiene muy buena presencia, aunque prácticamente todos los plásticos están duros como piedras. Se nota que el habitáculo tiene buena calidad, porque incluso haciendo cruces de puentes no suena ni un solo grillo, ni los plásticos emiten crujidos con temperaturas medias/altas.

Una de las ventajas del aumento de rigidez es la reducción de vibraciones en marcha, técnicamente hablando los NVH. Además, está bastante bien aislado, la diferencia respecto a pick-ups más económicos que he conducido es bastante notable, la diferencia de dinero se acaba notando en detalles como estos.

El puesto de conducción se parece al que podríamos encontrar en un SUV, aunque sin superficies blandas ni acolchadas. Si no se tocan, no se nota

A bordo gozaremos de algunas comodidades que ya son habituales en los SUV, como volante de cuero, Bluetooth, un sistema multimedia con buenos altavoces, sistema Stop&Start, control de crucero, retrovisores exteriores con ajuste eléctricos, mandos de audio en el volante o cristales traseros tintados.

El motor 2.4 DiD se nota relativamente poco en el habitáculo, abstrayéndonos a veces de estar conduciendo un vehículo industrial. Por ejemplo, la palanca de cambios vibra menos de lo que cabe esperar, y el sistema Stop&Start no es tan brusco. A fin de cuentas, son cuatro cilindros grandes, pero da casi la sensación de llevar un 2.0 o un 2.2, menos vibrones.

Circulando en autovía a velocidades típicas de turismo, no es ruidoso ni se hace incómodo. Es más, habrá quien se lo pueda plantear incluso como una alternativa a un SUV. Además de tener una posición de conducción alta, es completamente versátil fuera de carretera, un Outlander no, y la diferencia de consumo no es tan exagerada al ritmo adecuado.

Los mandos en el volante gobiernan el sistema de sonido, el teléfono móvil por Bluetooth, el control de crucero y el limitador de velocidad, sin incómodos mandos satélite. La versión automática tiene levas para cambiar, además de la palanca

La mayoría de los Mitsubishi L200 que se van a vender en España son versiones profesionales "peladas", es decir, los M-PRO. La versión analizada y la superior, Kaiteki, solo representan el 15% de las ventas. Es cierto que hay pick-up más baratos en el mercado español, pero habría que sacrificar confort y otras cosas.

Conduciendo por ciudad hay que mover el volante más que en un SUV, puesto que la dirección tiene mucha desmultiplicación para mejorar su capacidad todoterreno. Parece que gira poco, pero sí, gira. Entre bordillos solo necesita 11,4 metros cuando funciona en modo de propulsión trasera. Otro detalle interesante, tiene aviso de salida de carril, aunque solo es útil mientras no esté la música un poco alta.

Como conductor me he sentido bastante cómodo en la L200 tanto en zona urbana como en carretera. Obviamente lo he conducido también en condiciones más exigentes, pero eso os lo contaré en la segunda parte de la prueba. Tiene algunos detalles "muy Mitsubishi" que no me gustan, como tener que meter la mano dentro del aro del volante para manipular el ordenador de a bordo (sí, tiene uno) o que el sistema de sonido parece de otra época aunque sea táctil.

Todo queda a mano y hay sitio para numerosos objetos. Aunque el sistema de sonido no es el típico doble-DIN del montón, tiene un manejo típico de hace unos pocos años. No conseguí asociar mi teléfono móvil por Bluetooth (y sé hacerlo)

La suspensión es agradable de usar en zonas asfaltadas, aunque hay que tener en cuenta que las ballestas traseras son un poco rebotonas. La finalidad de la L200 es currar duro, y puede cargar una tonelada, las ballestas son una solución tan anticuada como adecuada para ese fin. Los resaltos más puñeteros se pasan con bastante tranquilidad, donde un SUV rompe algo de los bajos, la L200 pasa como si nada.

La climatización, que es monozona, mantiene un ambiente agradable incluso cuando fuera está el sol tostando las lagartijas. Los mandos están colocados en una posición adecuada, bien arriba, no hay que bajar tanto la cabeza. En cuanto a la pantalla del sistema de sonido/teléfono, tiene el tamaño adecuado y está bien colocada.

Para los profesionales que vayan a pasar mucho tiempo dentro de la L200, sabrán apreciar todos estos pequeños detalles que hacen la vida a bordo más confortable. Quien piense en la L200 como un tosco vehículo industrial, se está equivocando. No es un producto Premium, pero más de uno quedará gratamente sorprendido.

Se desenvuelve muy bien en el asfalto, pero fuera de él, aún mejor

En la próxima entrega veremos qué tal se desenvuelve en terrenos más complicados, así como sus soluciones mecánicas, consumo, equipamiento y cuestiones relativas a su mantenimiento.

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