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Esto no lo vimos venir: ¡el desgaste de los neumáticos contamina más que los motores!

Un estudio pormenorizado de Emissions Analytics ha determinado que el desgaste de los neumáticos emite 1850 veces más partículas contaminantes que los escapes de los vehículos de combustión. Esto se debe al cambio de tendencia en la industria automotriz.

Esto no lo vimos venir: ¡el desgaste de los neumáticos contamina más que los motores!
Los neumáticos contaminan mucho más de lo que pensamos. - Freepik

7 min. lectura

Publicado: 13/06/2022 15:30

Emissions Analytics ya ha realizado este estudio anteriormente, pero en esta ocasión ha querido precisar al máximo los resultados para sacar las conclusiones más objetivas y relevantes posibles.

Para ello, dicha organización se ha asociado con el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido con el objetivo de analizar exactamente cuál es la influencia del desgaste de los neumáticos en la contaminación ambiental.

Todos damos por hecho que el problema principal en este sentido son los gases y partículas contaminantes de los tubos de escape que poseen los coches con motor de combustión.

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La mayor parte de las partículas de los neumáticos van directamente al suelo y al agua, mientras que las del escape afectan a la calidad del aire

Sin embargo, recientemente han proliferado estudios que determinan el nivel de contaminación de los frenos, algo que incluso ha llevado a que sean tenidos en cuenta en la futura normativa EURO 7. De momento no ocurrirá con los neumáticos, pero a tenor de este estudio seguramente debería ser así.

Coches más eficientes, pero más grandes y pesados

Según señala Emissions Analytics, la contaminación derivada del desgaste de los neumáticos ha crecido en los últimos años. Esto se explica por la evolución que ha experimentado el mercado automotriz.

Y es que, si bien los motores modernos son cada vez más eficientes y han conseguido niveles de contaminación mucho más reducidos, estos van montados en vehículos cada vez más grandes y pesados.

No hace falta conducir de manera agresiva para generar partículas contaminantes con los neumáticos.

Circunstancias ambas que influyen directamente en la balanza, que se desequilibra cada vez hacia los neumáticos. No en vano, el estudio saca como conclusión que, durante una conducción normal con un vehículo moderno, las emisiones contaminantes de los neumáticos son 1850 veces superiores a las del tubo de escape.

Así se ha realizado el estudio

Según informa Emission Analytics, para medir las emisiones de masa de desgaste de los neumáticos, se han utilizado básculas de alta precisión para pesar las cuatro ruedas (neumáticos y llantas juntas, sin separarse) durante al menos 1000 millas (unos 1609 kilómetros) en carreteras reales.

Esto, a su vez, se combina con un sistema de muestreo patentado que recolecta partículas en un punto fijo inmediatamente detrás de cada neumático. Estas son posteriormente llevadas a un detector en tiempo real que mide el tamaño de la distribución de partículas por masa y número. El dispositivo es capaz de medir partículas desde 10 micrones hasta 6 nanómetros.

Esta combinación permite calibrar la señal en tiempo real para la pérdida de masa y, mediante el uso de la distribución de tamaños, se puede estimar la proporción de partículas que probablemente se encuentren suspendidas en el aire. Todas las cifras de emisiones.

Por otro lado, las partículas del tubo de escape se miden utilizando un analizador de carga de difusión para la concentración de masa dinámica y un contador de partículas de condensación para la concentración de número.

Hablamos de dos dispositivos que se combinan con un sistema portátil de medición de emisiones (PEMS) estándar para medir el flujo de escape total. Como resultado, se pueden derivar las emisiones de masa y número específicas de la distancia, que luego se pueden comparar con las métricas de neumáticos equivalentes.

Conclusión

Emission Analytics demuestra, por tanto, que los neumáticos son capaces de contaminar mucho más que los motores de combustión que tan perseguidos están desde hace años.

Sin embargo, el estudio alerta de lo que considera una diferencia importante. Y es que se entiende que la mayor parte de las primeras van directamente al suelo y al agua, mientras que la mayor parte de las últimas se suspende en el aire durante un determinado período y, por lo tanto, afecta negativamente a la calidad del aire.

Así varía la balanza de emisiones según el tipo de conducción.

Esto está respaldado por los resultados de Emissions Analytics, que sugieren que alrededor del 11% de la masa de las emisiones de los neumáticos tiene un diámetro inferior a 2,5 micrones (lo que define la métrica común para el polvo de partículas finas, PM2,5, que puede estar en el aire). En cambio, es más probable que las emisiones de los neumáticos en el aire sean de alrededor de 8 mg/km. Es decir, más de 400 veces superior que el tamaño de las emisiones del tubo de escape.

«Sin embargo, considerar únicamente las emisiones de la masa de los neumáticos puede subestimar el efecto sobre la calidad del aire y los consiguientes efectos sobre la salud humana», indica el estudio. «Cuando se mide el número de partículas, el límite de tamaño más bajo es importante: cuanto más pequeñas se vuelven las partículas, más volátiles y más difíciles de medir de manera repetitiva se vuelven. El corte a 23 nm evita estos 'semivolátiles', mientras que 6 nm es un rango mucho más completo», concluye.

Fuente: Emissions Analytics

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