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Los fabricantes tradicionales de combustión interna no están acabados, y os cuento el porqué...

Tesla es lo que es después de una lucha durante años, en la que poco faltó para quebrar. Cualquier fabricante no tiene la facilidad de ser Tesla hoy día, lo cual no implica su desaparición ni su caducidad. Veamos por qué.

Los fabricantes tradicionales de combustión interna no están acabados, y os cuento el porqué...

7 min. lectura

Publicado: 09/08/2023 17:00

Una tesis cada vez más aceptada en el mundo del automóvil actual es que si los fabricantes tradicionales no se lanzan, ahora mismo, y masivamente, a producir coches eléctricos como locos, acabarán como la PanAm, Kodak, Nokia o Enron: malamente. Que todos tienen que ser como Tesla, y serlo ya, porque para la empresa de Elon Musk todo fue siempre un camino de rosas, sin incertidumbres ni enormes riesgos.

Sin embargo, analizando las cosas con frialdad, se trata de algo que simplemente es inasumible a corto plazo. Solo tenemos que echar un vistazo a aquellos fabricantes que han pasado en un breve espacio de tiempo de ser «100% térmicos» a ser «100% eléctricos» y no hay mucho que contar.

Tesla nunca ha fabricado un coche térmico, ni siquiera híbrido. smart, que pertenecía a Daimler (y ahora es una joint-venture entre Mercedes-Benz Cars y Geely) dejó de vender coches con motor de gasolina porque no le salía rentable pasar las pruebas de emisiones de las últimas etapas Euro 6 con el tricilíndrico compartido con Renault. Decidieron vender solo eléctricos y ¡oh sorpresa!, sus ventas bajaron un 18% el año del cambio.

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BYD, el fabricante chino, ahora solo vende turismos híbridos o eléctricos, pero ya no tiene ningún térmico puro. Los coches híbridos siguen contando como térmicos. Grosso modo, es mitad y mitad, y vendiendo casi todo en China, lo cual no es tan representativo de un mercado global.

Leo a mucho visionario pronosticando la quiebra de instituciones como Toyota, Ford, Stellantis o BMW. Como si fuesen fabricantes que, a lo largo de su historia, nunca hayan pasado por una recesión global, ni guerras mundiales, ni cambios tecnológicos de caballo. Nótese la ironía, por favor.

Echando un vistazo a la prensa económica, vemos que Ford tuvo beneficios semestrales de 3.674 millones de dólares, Mazda ha ganado 237 millones de euros en el primer trimestre fiscal japonés (equivale al T2 europeo) -más del doble que el año pasado-, SEAT se embolsó 371 millones de euros en el primer semestre, Stellantis está en cifras récord, Suzuki ganó un 15% más, etc.

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Estas cifras de negocio son, en ocasiones, mucho más pequeñas que las de Tesla, y este articulista no pretende desmerecer el rendimiento financiero de la empresa afincada en Austin (Texas, EEUU). Sí, Tesla se hincha a ganar dinero cobrando a precio Premium coches con un planteamiento bastante generalista -incluso a nivel de calidades-, y pido perdón anticipadamente a quien se haya ofendido por leer eso (aunque sea verdad).

Tesla funciona como funciona -en la rama de automoción- porque tiene poca competencia real. Cuando haya «varias Tesla» a un nivel elevado de ventas, ese modelo de negocio no funcionará tal cual. Como Ford, pero 100 años antes

Una empresa sobrevive o no por una simple razón que se estudia en primero de Contabilidad: que gane dinero. En otras palabras, que ingrese más de lo que gasta, que tenga más activos que pasivos (neto positivo). Podrá ganar más dinero o menos, pero mientras gane dinero, será una empresa viable. Hasta que deje de serlo, o la compren, o se fusione con otra. Así de sencillo.

Las empresas que, hoy día, siguen ganando dinero con la combustión interna, y perdiéndolo con los coches eléctricos, seguirán siendo viables mientras ganen dinero. Ahora no ganarían dinero vendiendo solo 100% eléctricos, es más, acabarían en la quiebra. Tesla lleva en activo 20 años, de los cuales los 10 últimos han sido muy intensos -sobre todo desde que se empezó a fabricar el Model 3-.

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Los agoreros que pronostican quiebras por doquier deberían analizar las cifras con más frialdad y ver que si ahora ganan dinero con la combustión, y en el futuro, una vez adaptados a la electrificación, siguen ganando dinero, pues simple y llanamente no van a desaparecer. Puede que encojan en dimensión, como ha hecho General Motors en los últimos años, pero no van a desaparecer.

No creo que Elon Musk compre la Volkswagen por diversión, aburrimiento o comparativas de métricas fálicas con otros CEO -para acabar renombrándola a «W» o «Z»-. El peor momento de la historia de Volkswagen fue 1945, cuando estuvo a puntito de desaparecer física y societariamente tras haber sido sus fábricas machacadas a bombazos por los Aliados. Pues no, señores, Volkswagen no va a quebrar, casi apostaría mi prestigio profesional por ello.

Puede que algún fabricante tradicional acabe mal de lo suyo por no poderse adaptar a un mundo cambiante, como tantas veces ha ocurrido a lo largo de la historia. También hay que tener en cuenta que el mundo es muy grande, que crece sobre todo en países en vías de desarrollo, y esos no tienen tanta prisa por electrificarse. No todo es Europa, EEUU o China. El que pueda adaptarse a la transformación, sobrevivirá, más grande o más pequeño, sea en cinco años o en 15. Y es muy sencillo de entender.

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