Bugatti le pedía más de 13.000 euros por reparar su Veyron, pero lo ha arreglado por menos de lo que cuesta una barra de pan
Los costes de reparación son cada vez más altos, pero cuando hablamos de un superdeportivo las cifras se disparan. El cliente de un Bugatti Veyron lo ha sufrido en sus propias carnes al pasar por el taller.

Abrir la puerta del garaje y encontrarte un Bugatti Veyron es el sueño de todo amante del mundo del motor. El primer hiperdeportivo de la historia ha sabido envejecer como ningún otro en las dos décadas que lleva arrugando el asfalto. El primer coche en superar la psicológica 1.000 caballos de potencia costaba una fortuna incluso a principios de siglo. Hoy todavía circulan muchos de ellos con el W16 latiendo en sus entrañas, pero con los achaques típicos de la edad. El problema es el precio de las reparaciones.
Cuando compras un coche de un millón de euros entras a formar parte de un exclusivo club de propietarios. Lo que nadie te dice al firmar la factura es que el primer pago sólo es una parte de la otra fortuna que te vas a dejar en reparaciones. No es sólo comprarse el coche, es mantenerlo en buen estado. Algunos clientes han cifrado en más de 250.000 mantener el coche en buen estado. Sólo la revisión puede costar lo mismo que un utilitario generalista, por no mencionar lo que cuesta el seguro, las ruedas e incluso la gasolina.

Recambio barato y reparación en menos de 20 minutos
A máxima velocidad el Veyron era capaz de agotar su depósito en apenas 12 minutos. Uno bien podría pensar que es lógico que un coche así cueste tanto dinero, pero hay veces que los costes rozan lo abusivo y lo ridículo. Si no que se lo digan a Carl Hartley. El director de un concesionario de superdeportivos en Reino Unido confiesa algunas de las reparaciones más increíbles que le han ocurrido. En este caso en particular hace referencia a un antiguo Veyron que pasó por sus manos. La casa francesa le pedía más de 13.000 euros por la reparación, el pudo hacerlo por una ínfima parte de ello.
El problema en cuestión tuvo lugar con el dial de ajuste de los espejos retrovisores laterales. Con el paso de los años el interruptor cogió un poco de holgura. Si bien el mando funcionaba, era un daño que no podía pasarse por alto en un coche de esta categoría. Hartley acudió al distribuidor de Bugatti del Reino Unido y el equipo de taller le propuso una factura de 9.500 libras más el IVA. Un total de 11.400 libras, unos 13.300 euros al cambio, por reemplazar la pieza defectuosa. Al parecer, cambiar el mando requería sustituir todo el panel de la puerta así como el motor del retrovisor y todo el cableado.
Decidido a no abonar la estratosférica factura, Hartley tiró de ingenio y de amigos. Uno de ellos, con experiencia en la Fórmula 1, dio con la solución. Como seguro que ya sabrás, Bugatti forma parte del Grupo Volkswagen, compartiendo piezas con muchos otros coches del conglomerado. Hartley tiró de componentes oficiales de Volkswagen. ¿El problema? Es que sólo vienen en paquetes de cinco compuestos. ¿Lo positivo? El set completo cuesta poco más de un euros. El amigo ni siquiera le cobró y apenas tardó 20 minutos en corregir el problema.
