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Cuidado al repostar, un despiste puede salirnos caro

Aunque es difícil que ocurra, todo el mundo conoce a alguien que sin querer ha equivocado las mangueras repostando combustible que no le corresponde. El resultado, una reparación cara. Repostar con gasolina que no corresponde acarrea problemas. Este simple despiste puede dejarnos tirados además de suponer una reparación nada barata, como mínimo unos 100 euros.

6 min. lectura

Publicado: 18/09/2014 12:30

Los colores son una medida de seguridad, permiten reconocer rápidamente los carburantes

Es muy difícil que pase, pero como reza el dicho: "si hay alguna posibilidad que pueda pasar, pasará". Equivocarse a la hora de repostar, echando gasolina que no corresponde al coche, puede resultar caro, además de los consiguientes problemas que puede acarrear a diferentes piezas de mecánica.

La maniobra de repostaje es algo habitual y cotidiano, y este puede ser el principal problema. Estamos tan acostumbrados a llegar y coger la manguera que a veces, sin querer, y por puro despiste acabamos echando la gasolina que no nos corresponde. Todo el mundo conoce a alguien que le ha pasado, si es que no lo ha sufrido en sus propias carnes.

La eterna duda: diésel o gasolina, ¿qué elección de motor resulta más rentable?

Los fabricantes y las petroleras hacen que cada vez sea más complicado que esto ocurra, pero nada es imposible. En la actualidad los coches se fabrican con diferentes tamaños de boquilla de depósito, además las gasolineras cuentan con un juego de colores para identificar rápidamente el combustible, incluso las boquillas no coinciden. Sin embargo estos dispositivos son comunes en coches modernos, pero los antiguos no disponen de estas medidas, por lo que estar atentos puede resultar clave.

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Si aún así no te has dado cuenta y has echado la gasolina que no corresponde, lo mejor es darse cuenta antes de arrancar el coche. En este caso es necesario llamar a una grúa para llevar el vehículo al taller, donde procederán a vaciar todo el circuito de combustible del mismo. Supone un problema, claro está, pero comparado con el de llegar a circular no pasa de ser una simple anécdota.

El filtro de la gasolina es barato, supone más gasto la mano de obra

Pero hay que ser sinceros, si no nos hemos dado cuenta en un principio, nada indica que lo vayamos a hacer después. El resultado ante esta situación siempre es el mismo, el coche nos deja tirados. En el caso de repostar diésel en un motor de gasolina, al cabo de los pocos kilómetros empezaremos a notar como el coche falla, hasta que se para.

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Normalmente con un el correspondiente vaciado y limpieza del depósito y de los conductos, además del cambio del filtro de combustible, debería ser suficiente. Si por algún motivo hemos seguido forzando al motor, la situación puede llegar a agravarse seriamente, ya que es posible que el gasoil haya llegado al catalizador. Si este fuera el caso, habrá que sustituirlo, lo que conlleva un mayor coste de reparación.

En el caso contrario, echar gasolina a un motor diésel, estamos ante la peor de todas las situaciones. Si repostamos en grandes cantidades, inmediatamente notaremos como el coche empieza a dar tirones bruscos. Si notas este comportamiento lo mejor que puedes hacer es detener el motor inmediatamente. Con una limpieza y un vaciado, además del cambio de filtro debería servir. Pero es muy probable que el disgusto no se quede ahí.

Los motores diésel son muy sensibles en ese aspecto, y si forzamos la máquina el arreglo va a salir caro, muy caro. Ya que es muy probable que hayamos dañado la bomba de combustible, incluso uno o varios inyectores se hayan estropeado. En ambos casos se trata de piezas con un alto coste de sustitución, por lo que al precio de cada componente hay que sumar la mano de obra. Vamos, un despiste que nos puede salir carísimo.

Prestar atención mientras llenamos el depósito es la mejor medida de seguridad que hay

En la mejor de todas las situaciones, la reparación supondrá un gasto mínimo de 100 euros. A eso habría que sumarle el desplazamiento y remolcado de la grúa, si es que nuestro seguro no lo cubre. En el peor de todos, el presupuesto se dispararía hasta varios cientos o incluso miles. Así que mucho cuidado al repostar, volvemos a repetir que es muy difícil que pase, pero prestar un poco de atención a una maniobra tan cotidiana nos puede ahorrar muchos disgustos.

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