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La calidad de los coches, en entredicho¿Por qué hay tantas llamadas a revisión?

Parece que se ha convertido en una moda: anunciar que cientos de miles o millones de coches pasarán por taller para solucionar problemas de calidad o seguridad. ¿Acaso los fabricantes no están haciendo bien su trabajo? ¿Son inevitables? ¿Hay motivos para estar preocupados? Tratatemos de resolver estas preguntas y comprender este fenómeno.

5 min. lectura

Publicado: 16/10/2014 17:45

Por mucho empeño que se ponga en un proceso industrial para sacar el 100% de calidad en todas las unidades, la realidad es que eso no ocurre. Siempre hay posibilidades de fallo, aunque sean muy pocas.

Por ley, los fabricantes están obligados a comunicar a las autoridades de transporte si encuentran algún potencial fallo que afecte a la seguridad de los coches que han vendido. Da igual que se encuentren fuera de garantía o que no hayan pisado nunca un taller oficial.

Las autoridades también obligan a los fabricantes a ponerse en contacto con todos los dueños de esos coches, y solucionar el potencial problema de sus coches sin cobrarles nada. Los fabricantes corren con los gastos, o los proveedores de estos últimos.

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Lista de coches llamados a revisión por GM este año

Si hablamos de un problema de calidad ordinario, como botones que se borran o asientos que se deshilachan, no es obligatorio. En cambio, si se puede desencadenar un accidente por ello --o peor, ya ha ocurrido-- tienen que avisar dentro de un plazo o se exponen a grandes sanciones. Son los problemas de seguridad.

Solo este año, Toyota ha hecho cuatro llamadas a revisión que implican a más de un millón de vehículos. Pero el premio gordo es para General Motors, que en lo que va de año ha llamado a revisión a casi 30 millones de unidades por diversos problemas de calidad.

En algunos casos hablamos de fallos tontos, como que se han fundido unas pocas bombillas de freno, y por precaución se reemplazan todas. Otros suenan mucho más serios, como cuando se pidió a los dueños de ciertos Opel Corsa y Adam que no conduzcan sus coches y vayan en grúa al taller.

En Estados Unidos, donde el sistema es más estricto que el europeo o el japonés, han caido multas millonarias a Ford, General Motors o Toyota (entre otros) por avisar a las autoridades fuera de plazo o peor, haber intentado tapar esos problemas, sabiendo que existían.

De hecho, han aparecido a la vista de todos informes internos de grandes fabricantes que no solo sabían de la existencia de algunos problemas, y no solamente no hicieron nada al respecto, sino que presumían de los millones que se habían ahorrado por no llamar esos coches a revisión.

Esa forma de trabajar parece que se está erradicando

Los fabricantes empiezan a curarse más en salud y se han vuelto más proactivos. Al mínimo problema que aparece, aunque no haya provocado ni un accidente, ni un solo cliente se haya quejado, se llaman a revisión a miles o millones de coches.

La prensa suele hacerse eco de las revisiones más numerosas

Estamos hablando de cantidades muy importantes de dinero, desde luego. Pero los fabricantes se dan cuenta de que más vale gastar dinero y mantener su credibilidad de cara a los clientes, que ahorrárselo y que luego se destapen escándalos.

Se ha llegado al extremo de hacer llamadas a revisión para evitar problemas que provocarían los propios clientes por negligencia, como hacer topes con la dirección durante años, o pegar un volantazo con un todoterreno a más de 100 km/h.

La parte positiva es que esta nueva forma de hacer las cosas beneficia al cliente, y acaba sirviendo para aumentar la confianza en el fabricante por hacer frente a sus responsabilidades, incluso más allá de la legalidad. La parte negativa es que habrá gente que lo vea al contrario, ¡que vaya coches más malos han hecho!

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