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Cómo distinguir un estudio científico de simple basura desinformativa

Según van llegando alternativas más válidas y creíbles al duopolio gasolina/diésel no son pocos los estudios que han aparecido beneficiando a una tecnología sobre las demás. Hay que hacer una criba, no todo lo que sale en un estudio "científico" es ciencia.

9 min. lectura

Publicado: 26/04/2019 19:00

Para los que vayan un poco flojos en filosofía, ¿qué entendemos por método científico? Es racional, se basa en la lógica y la razón, no en la opinión. Es explicativo, trata de enumerar leyes que describan la realidad. Es verificable, cualquier experimento debe poder recrearse y llegar al mismo resultado. Es claro y preciso, sin dudas ni ambigüedades, y es analítico, para que se entienda el todo.

No todo lo que sale en una publicación supuestamente científica cumple con esas condiciones, y si no las cumple, no es ciencia. En los últimos años hay varios ejemplos de "estudios" que tratan de deformar la realidad hasta lograr una conclusión que satisfaga a los autores o a quienes han puesto la pasta para que los autores sigan llegando a fin de mes.

Por eso, hay "estudios" que nos intentan convencer de que un híbrido contamina más que un Hummer, que los coches eléctricos producen más partículas al rodar que los convencionales, que las baterías contaminan tanto en su fabricación que anulan todas las ventajas, o que el gas natural es lo más ecológico del universo. Todo eso es basura, partiendo de que no cumplen con las premisas del método científico.

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Cuando se pretende hacer una comparativa de la ecología (o no) de distintas alternativas, se debe considerar el ciclo completo de vida, es decir: fabricación (materias primas, manufactura, transporte...), utilización (consumo, recambios, gasto de componentes...) y fin de vida (reciclaje, achatarramiento, valoración...) Si no, no habrá por dónde coger el estudio.

Naturalmente se deben hacer los análisis en igualdad de condiciones. Si se consideran las materias primas en una tecnología, se contarán en todas, y eso incluye la minería, transformaciones, transporte y todo lo necesario para dar lugar a los componentes del vehículo. Obviamente, se debe partir de datos reales, verificables y ¡actualizados!

Los investigadores deberán además tener en cuenta si hay tendencias que van a modificar los datos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si el coste ecológico de producir electricidad está reduciéndose con los años, habrá que asumir que los costes no van a ser iguales en el momento actual que en un futuro, ya que el análisis es a años vista.

También es muy importante que se cuenten ciclos de vida realistas. Un coche moderno puede aguantar fácilmente más de 300.000 kilómetros y 20 años si se realiza un mantenimiento estándar, y todo lo que se quiera si el dinero no es un problema. Asumir 100.000 o 150.000 km supone hacer unos sesgos para que salgan las conclusiones que uno quiere, no la verdad.

Cuando se tiene en cuenta el consumo de un vehículo, se debe considerar también el coste energético que supone llevar esa energía a su depósito, bombonas o baterías, ya que la energía ni se crea, ni se destruye; se transforma. Como las condiciones pueden ser muy variables, habrá que aclararlas, sobre todo cuando hablemos de electricidad.

El aire común se compone básicamente de nitrógeno (N2), oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2)

A la hora de medir la contaminación, hay que distinguir entre emisiones de efecto invernadero (básicamente CO2) y las que realmente contaminan, como óxidos de nitrógeno (NOx), monóxido de carbono (CO), óxidos de azufre (SOx), partículas (PM), etc. El CO2 no es un contaminante, a menos que se concentre mucho en un espacio herméticamente cerrado, ya que provocaría asfixia.

No solo hay que considerar lo que sale por el tubo de escape (o no), también las emisiones que provocan el desgaste de componentes como los frenos o neumáticos, la quema de aceite en motores de combustión, los recambios que serán necesarios -así como el coste ecológico y energético que eso supone-, etc.

Finalmente, a la hora de determinar el fin de vida útil, hay que distinguir la reutilización del reciclaje. Las normativas buscan que los componentes tengan segundos usos y que, al final, ya sean reciclados. En los desguaces se reutiliza lo que se puede, es el resto lo que se recicla o se valoriza (convierte en otra energía, como combustibles).

Aunque resulta de cajón, todos los datos deben ser correctos en su partida, si no, el error se arrastrará hasta la sección de conclusiones. Que un estudio diga algo falso -por maldad o por errores- no es tan grave, sí lo es que los medios de comunicación difundan la falsedad, y peor aún, que haya quien se lo crea. Es uno de los talones de Aquiles de esta profesión, la periodística.

Una vez que hemos tenido en cuenta el curso de Motor.es, que dejamos a la vista para todos los miembros de la comunidad científica y los que van por la vida de científicos y analistas, podemos hacer las siguientes afirmaciones, probadamente demostradas por la cabezonería de los números:

  • Los vehículos eléctricos hacen un uso más eficiente de la energía que cualquier otro tipo.
  • El único vehículo que no contamina se encuentra parado, que no abandonado.
  • Todos los vehículos, por el mero hecho de rodar, están contaminando, y los que menos lo hacen son los que no tienen tubo de escape.
  • A lo largo del ciclo de vida completo, lo que suele durar un coche, los eléctricos tienen el menor impacto ambiental.
  • Cada vez que salga un estudio en sentido contrario, hay que mirarlo con lupa, sobre todo quién lo firma y cómo se ha financiado la investigación (es la parte más divertida).
  • A mediados de este siglo prácticamente ningún fabricante de automóviles seguirá fabricando motores de combustión interna para vehículos nuevos, al menos los de venta masiva.
  • No tenemos "a mano" ningún planeta "B" si nos cargamos el que tenemos.
  • En 50 años muchos estaremos muertos, pero hay que pensar en los que vienen o ya han llegado, que van a sufrir las consecuencias de acciones que ellos no tomaron.
  • El cambio climático es tan real como la muerte o los impuestos.
  • Hay gente que no cree en él, como hubo gente que se cuestionó la curvatura de la Tierra o que creyó en la existencia de los dragones, unicornios, hidras, minotauros y demás criaturas fantásticas.
  • Por último, no te creas todo lo que leas en Internet.

Esperamos que el curso breve de Motor.es para crear estudios fiables, de acuerdo al método científico, os haya resultado didáctico, ayude a la creación de buena ciencia y ningunee a la mala ciencia, a las mentiras, a la intoxicación, a la manipulación, o hablando en castellano, inventarse lo que a uno le sale de las narices para contentar al que paga.

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