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Un vistazo al futuro de los fabricantes chinos

  • Tarde o temprano los fabricantes chinos estarán al mismo nivel que los occidentales
  • Se repite la historia vivida en Japón y en Corea del sur años atrás
  • La política del Gobierno de China dio sus frutos: hacer una industria competente mediante proteccionismo

6 min. lectura

Publicado: 14/10/2017 21:00

Fotografía: faungg's photos (Flickr) CC BY ND

En los primeros años de la década de los 80 comenzó la primera colaboración entre un fabricante extranjero, American Motors Corporation, con un constructor chino. El primer modelo chino diseñado en Occidente fue el Jeep Cherokee. Hacía poco que Deng Xiao Ping había permitido a los chinos tener coche privado.

Para poder fabricar coches en China se exigió a los fabricantes extranjeros asociarse con otros ya existentes en China y formar una empresa conjunta, con un límite del 50%. Además, debían compartir tecnología y saber hacer con sus nuevos socios. Durante años se ha estado alimentando a un dragón que ahora despierta.

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En una primera fase se produjeron en China coches a un bajo ritmo y utilizando sobras tecnológicas. Estos modelos claramente obsoletos en Occidente estuvieron fabricándose hasta hace poco tiempo, como el mítico Volkswagen Santana. Ahora mismo el cliente chino es mucho más exigente porque ha aumentado de poder adquisitivo.

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Tanto los fabricantes chinos asociados como los extranjeros asociados han amasado mucho dinero en el mercado chino, que se convirtió en número 2 mundial en 2005 y número 1 en 2009 tras superar a Estados Unidos. No hay otro país donde se matriculen y fabriquen tantos automóviles como en China.

Con el tiempo, los fabricantes asociados han aprendido valiosísimas lecciones sobre cómo hacer coches con un nivel razonable de calidad para competir con los tradicionales de Europa, Norteamérica, Japón o Corea del Sur. Algunos fabricantes chinos han usado esas enseñanzas contra sus propios socios en lo que son marcas propias.

Hablamos de un mercado tremendamente saturado, con cientos de marcas, donde los fabricantes "de siempre" lideran en cuota y los chinos no han conseguido dominar. Fuera de las fronteras de China esa competencia es prácticamente inexistente, y es algo que los grandes productores chinos quieren atajar si quieren ganar peso internacional.

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Durante décadas los japoneses y surcoreanos han estado fijándose en la receta del éxito de pesos pesados como General Motors, Ford o PSA, sin olvidarnos de los fabricantes Premium -fundamentalmente alemanes-. Aún a día de hoy no se ha logrado el grado de competencia deseado, pero ya se han hecho un hueco.

Los chinos han intentado colocarse en los mercados más desarrollados con un producto barato, sin éxito, aunque ha funcionado en Latinoamérica, Rusia o África. Para convencer al cliente occidental hace falta un cambio de estrategia, tal y como os contamos recientemente. A medio y largo plazo el producto chino será más conocido, y de más calidad y precio.

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Y gran parte de ese catálogo será eléctrico, ya que China obligará a vender un porcentaje mínimo de coches eléctricos desde 2019 para atajar el monumental problema de contaminación de sus grandes ciudades. Esto obliga a los chinos a trabajar en esta tecnología por una simple razón de supervivencia en su mercado natal. Y si no disponen del talento o la tecnología, pagarán por ella, ya lo están haciendo.

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A lo largo de la próxima década el gigante asiático incrementará en gran medida el número de eléctricos en circulación e irá retirando vehículos convencionales con normas anticontaminación muy laxas. Esto arrincona aún más a aquellos fabricantes que aún no apuestan fuertemente por los eléctricos, como puede ser el caso de Fiat Chrysler Automobiles.

La ambición por conquistar China ha llevado a los fabricantes de siempre a una política que les beneficiaba en el corto plazo, hartarse de vender, pero han contribuido a levantar una industria que prácticamente empezaba de cero a una que pueda competir contra ellos. En el mundo tecnológico ya ha ocurrido, como cuando Asus se puso a comercializar sus productos tras aprender cómo hacía su socio Dell.

Puede que dentro de un par de décadas los chinos sean líderes en coches eléctricos, desde luego Volkswagen, Toyota, Ford y otras grandes firmas no piensan ponérselo fácil, pero ya no es una relación tan desigual. Sigue estando pendiente la asignatura del superlujo y los superdeportivos, pero China ya poco más puede hacer por sorprendernos, pues en otros aspectos de nuestra vida ya vemos como algo normal el Made in PRC sin las típicas connotaciones negativas sobre su calidad.

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