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La crisis del diésel

Análisis de la situación actual de la crisis del diésel en el mercado del automóvil en Europa. La situación que viven tanto las marcas generalistas como las denominadas premium así como el impacto que está teniendo la caída en desgracia de un combustible que en los últimos años ha sido hegemónico en el viejo continente.

7 min. lectura

Publicado: 26/03/2018 17:00

La crisis del diésel en Europa

Analizamos la situación que atraviesa el diésel en el mercado automovilístico europeo.

Quizás uno de los temas más populares en la industria automotriz europea del momento es la crisis del diésel. Además de generar desestabilidad y peores condiciones en los mercados del continente, esta mala racha se consolida como el mayor reto que se tiene para el año 2018. No es menor el impacto que ha tenido y que se espera siga teniendo la caída en las matriculaciones de coches diésel en Europa. Lo que fue la motorización más popular entre 2005 y 2016, es ahora la piedra en el zapato no solo para los fabricantes y autoridades locales sino también para los actuales propietarios de este tipo de vehículos.

El diésel es sobre todo muy popular entre los coches de gama alta, o los también llamados premium. Su eficiencia y potencia convencieron a muchos clientes de estos segmentos, que dicho sea de paso, son en su mayoría controlados por las marcas alemanas. El avance registrado en estos motores durante los últimos años permitió superar los temores que tenían los usuarios respecto de su fiabilidad. El diésel fue tan exitoso que incluso marcas históricamente asociadas con los coches deportivos de alto rendimiento, como Porsche o Maserati, se unieron a la ola. Pero no fueron los únicos. El auge de los SUV también impulsó el diésel.

Según los últimos datos de JATO Dynamics, en 2017 se matricularon 6,77 millones de coches diésel en Europa, que representaron el 43,8% del total. El volumen fue 7,9% inferior al total matriculado en 2016, frente a un aumento total del mercado del 3,1%. Esto quiere decir que su participación de mercado cayó en 5,2 puntos porcentuales, la mayor caída en muchos años. No obstante la caída, el diésel continúa siendo un propulsor muy popular entre los coches premium, pues el año pasado, uno de cada tres automóviles diésel matriculados pertenecieron a esta categoría.

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Infografía sobre el diésel en las ventas de coches en Europa en 2017

Infografía sobre el diésel en las ventas de coches en Europa en 2017.

Esto quiere decir que marcas como Audi, BMW o Mercedes-Benz son las más expuestas a la actual crisis del diésel. A diferencia de sus pares generalistas, el diésel pesó más de la mitad de las matriculaciones de coches premium en Europa en 2017, o más concretamente el 60% del total. La enorme penetración de este propulsor entre estos coches varió entre el 59% y 78% entre las marcas premium más populares. Otras marcas como Jaguar y Land Rover registraron una participación del diésel en sus ventas del 83% y 94% respectivamente. Es indudable la popularidad del diésel entre estos coches, pero también vale la pena anotar su alta exposición a la crisis no significa mayor riesgo de una caída en sus ventas.

Y esa es la mayor diferencia del impacto que está teniendo la caída en desgracia del diésel entre las marcas generalistas y las premium. Mientras que las primeras concentran sus esfuerzos en ofrecer mejores y más propulsores a gasolina, las marcas premium tienen dos cartas a su favor. Es cierto que no son ajenos a la crisis, pues las matriculaciones de coches premium cayeron un 7,7% en 2017, pero también es cierto que resulta más fácil para un cliente de este segmento declinar un diésel en favor de un coche eléctrico, híbrido o plug-in. Tanto el cliente como la marca de un coche premium absorben más fácilmente el coste de una motorización alternativa como las señaladas. O en otras palabras, el coste incremental de un propulsor eléctrico resulta menor respecto al precio final en un coche de alta gama que en uno generalista.

Esto es de hecho la salida de emergencia que tienen marcas como Mercedes-Benz, Volvo y Audi, que ya han anunciado diversos planes de electrificación. Pero no es la única ventaja. La mayoría de las matriculaciones de los coches premium son de carácter empresarial o de flota, es decir, casi todos los que conducen estos vehículos no son sus propietarios. Esto quiere decir que poco o nada les importa el impacto negativo que pueda tener la crisis del diésel en el valor de reventa de sus coches. Por el contrario, si estos usuarios están satisfechos con el rendimiento de sus coches, podrían ser propensos a seguir apostando por este tipo de combustible. Esto, siempre y cuando no les afecte su circulación en las ciudades.

Mientras que la actual situación del diésel supone una fuerte amenaza para marcas como Ford, Citroën, Volkswagen, Peugeot, Renault y Nissan, entre otras, la adversidad representa más bien una oportunidad de oro para las marcas premium. Será finalmente la excusa perfecta para impulsar sus soluciones eléctricas e híbridas y así anticiparse a lo que se considera como uno de los temas clave en la próxima década: la electrificación del automóvil.

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