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¿Qué es el lenguaje de diseño y por qué lo emplean los fabricantes?

Lenguaje de diseño es una expresión que se emplea muy habitualmente en el mundo del motor pero que en muchas ocasiones no parece tener un significado claro ni un uso homogéneo. En este espacio pretendemos ofrecer una explicación lo más clara posible al significado de este enunciado y su empleo en la industria del automóvil y la prensa especializada.

¿Qué es el lenguaje de diseño y por qué lo emplean los fabricantes?
Cadillac Escala concept - Creado para presentar el nuevo lenguaje de diseño de Cadillac

8 min. lectura

Publicado: 27/08/2019 20:00

Los fabricantes - y por extensión los medios que cubrimos esta industria - suelen emplear la expresión 'lenguaje de diseño' muy a menudo, sobre todo cuando tratamos de describir o definir el diseño o aspecto de un nuevo modelo. Lo que suele suceder cada pocos días. Pero, ¿Qué significan exactamente estos términos?.

"Un lenguaje de diseño o vocabulario de diseño es un esquema o estilo general que guía el diseño de una serie de productos o entornos arquitectónicos. Los diseñadores que desean darle a su conjunto de productos un aspecto único pero consistente definen un lenguaje de diseño para él, que puede describir opciones para aspectos de diseño como materiales, esquemas de color, formas, patrones, texturas o diseños. Luego siguen el esquema en el diseño de cada objeto en la serie". Wikipedia.

Versiones Mercedes-AMG Clase E, mismos rasgos, distintos modelos y variantes.

Esta definición formal extraída de la edición inglesa de la Wikipedia puede ser una explicación bastante simple y correcta para una gran mayoría de nuestros lectores, sobre todo los más avezados y experimentados, sin embargo, entendemos que esta no describe con toda claridad la inmensa cantidad de ejemplos y casos que nos podemos encontrar del empleo de esta expresión en esta industria.

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Según esta definición (u otras similares), podemos definir lenguaje de diseño como un conjunto de elementos de diseño que son señalados y/o establecidos con el fin de repetirlos en distintos productos para establecer una semejanza visual entre ellos, de manera que el consumidor establezca una relación entre los distintos productos.

Un caso muy claro puede ser el gran parecido que encontramos entre los distintos modelos de algunas marcas, como por ejemplo las alemanas. Que emplean los mismos elementos de diseño o rasgos en todos sus modelos. Un ejemplo pueden ser los dobles faros circulares de BMW o, el extremo parecido que encontramos en todas las berlinas de Audi. Los equipos de diseño de estas (y otras) marcas deciden perpetuar el empleo de estos rasgos o elementos para crear una imagen de marca fácilmente reconocible, y que el consumidor los asocie a una serie de productos o modelos concretos.

Esquema de los rasgos de diseño de Audi para sus berlinas actuales - L'argus.fr

Sin embargo, el empleo constante de los mismos rasgos no supone que el modelo esté adscrito al mismo lenguaje de diseño, pues, y siguiendo el mismo ejemplo, BMW emplea el esquema de doble faro circular delantero desde hace décadas, a pesar de haber empleado múltiples lenguajes de diseño durante todo ese tiempo.

Es aquí precisamente donde surgen las primeras dudas y equívocos, puesto que es muy fácil confundir un rasgo o elemento que se repite indefinidamente con una característica propia de un lenguaje de diseño concreto. Y no es así.

Siendo más específicos, en la industria del motor podemos definir la expresión lenguaje de diseño como un conjunto de elementos, rasgos o características propias y comunes a todos los productos (o a las partes que lo componen) de una misma serie o familia, como pudiera ser una gama o catálogo de una marca. Aunque también encontramos el caso de que éste se puede hacer extensible a varias marcas.

Evolución del BMW Serie 3.

Esta última explicación puede resultar demasiado parecida a la definición formal que utilizamos al principio de esta pieza, sin embargo, esta no es solo más resumida, sino que también permite incluir otras circunstancias, como en las que se toman elementos, características o rasgos ya existentes. Pues estas formas o elementos no han sido escogidos ni creados previamente por los diseñadores, sino que han tenido que ser respetados e introducidos en el nuevo modelo, aunque en algunos casos puedan haber sufrido severas modificaciones. Y de nuevo volvemos a usar el ejemplo de los faros dobles circulares de BMW, aunque también podríamos citar la antiquísima parrilla de doble riñón de esta misma marca, pues ambos rasgos han sido empleados durante décadas, siendo adoptados por los distintos lenguajes y estilos que ha empleado la marca alemana, sufriendo con ello múltiples variaciones durante estos años.

Por lo que en muchas ocasiones podemos hablar de rasgos propios de una marca aunque aparentemente estos difieran bastante. De la misma manera, no debe resultarnos extraño el empleo de la expresión lenguaje de diseño cuando no sea tan evidente el parecido entre el modelo y el resto de sus hermanos de gama o entre modelos concretos, puesto que los diseñadores pueden haber evolucionado el propio lenguaje sin alterarlo del todo, o simplemente haber respetado una serie de pequeños rasgos o características, como pudiera ser el empleo de algunos materiales o texturas.

Como ejemplo de esto último encontramos el abusivo uso del mismo patrón y textura en los plásticos interiores que empleó General Motors hasta finales del siglo XX, que podíamos encontrarlos tanto en un Opel Corsa como en un Chevrolet Corvette. La prensa anglosajona lo denominó "GM Grain", haciendo referencia al tipo de textura que lucían dichos revestimientos plásticos.

Evolución de la parrilla BMW durante el último siglo.

En conclusión, cuando hablamos de lenguaje de diseño no solo estamos hablando de un patrón que se repite indefinidamente en todos los productos de una misma serie, puesto que los diseñadores tienen la libertad de emplear muy pocos elementos o características, en algunos casos imperceptibles a simple vista, con la intención de establecer relaciones y semejanzas entre distintos productos, como por ejemplo, el lenguaje "Flame Surfacing" de BMW, cuyos rasgos comunes eran el empleo de líneas cóncavas y convexas, así como el tratamiento de las superficies, al fijar nuevos relieves mediante unas líneas o nervios que surcaban la carrocería en medio de los paneles y no en sus extremos, como era lo habitual hasta ese momento.

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