He probado el Audi Q7 más potente de la historia, un SUV con 507 caballos que tiene poco de razón y mucho de pasión
El Q7 no es el SUV más vendido de Audi, pero sí uno de sus figuras más importantes. El gran todocamino sigue en la brecha a pesar de llevar muchos años en el mercado. Los años no pasan para él.

Tal y como avanza de deprisa el mundo el tiempo suele ser mal aliado para las marcas. La obsolescencia tecnológica afecta rápidamente a cualquier producto del mercado. En cuestión de meses un teléfono, una televisión o un coche se quedan obsoletos ante la llegada de un nuevo avance o una nueva tecnología. Cuando llegó al mundo el actual Audi Q7 casi no sabíamos nada de los coches eléctricos. Hoy son una realidad y el Q7 sigue ahí. Cuando algo se hace bien da igual el tiempo que pase. El Q7 sigue en la brecha.

Sí que es cierto que hemos vivido dos renovaciones del Q7, una en el año 2019 y otra más recientemente, en el año 2024. A pesar de ello, la estructura es la misma que se presentó hace ahora una década. La plataforma MLB ha evolucionado con el paso de los años, permitiendo al Q7 acceder a nueva tecnología y a nuevos sistemas de propulsión. Gracias a ello, el SUV alemán ha podido ir mejorando y adaptándose a los tiempos. Lamentablemente, el Q7 actual no tiene el mismo éxito que tuvo la primera generación. Hoy se ha visto superado por muchos rivales de fuera y de dentro de la casa, como el Audi Q8.
Modelos como el BMW X5 o el Mercedes GLE se han actualizado más y mejor que el de Ingolstadt. La gran pregunta es, ¿sigue siendo una opción de compra lógica? Si, lo sigue siendo. No te quepa ni el menor atisbo de duda. En 2019, Audi introdujo en la gama las versiones electrificadas, las mismas que hoy ofrecen autonomías eléctricas más grandes, hasta 84 kilómetros, como el Q7 55 TFSIe que probó mi compañero Óscar Magro hace poco. También tenemos mecánicas gasolina y las más lógicas diésel con sistemas MHEV (microhíbridos). Toda la oferta disfruta de la etiqueta ECO o CERO de la DGT, salvo la versión que hoy centra toda nuestra atención; el Audi SQ7.
¿Tiene sentido un gran SUV de siete plazas con un V8 de 507 caballos? Con la cabeza te digo que no, con el corazón te respondo que más que nunca. Hoy todas las noticias y toda la actualidad está relacionada con los coches eléctricos. No me opongo a ellos, pero también es cierto que se echa de menos pasión en la industria. Los coches han dejado de ser un miembro más de la familia a ser meros objetos que nos llevan de A a B. El SQ7 recupera esa esencia y lo hace realmente bien. Es un coche de otra época. Un coche que no tiene sentido en el mundo de hoy y por eso, tiene más sentido que nunca.
Sigue siendo poderoso cuando lo ves por fuera. Elegante, buen ejecutado y con formas -tal y como ha quedado demostrado- atemporales. No abusa del dramatismo para hacerse notar. Todo el mundo conoce el Q7 y se aprovecha de ello. Ni que decir tiene que la versión deportiva incluye elementos personales como las llantas, los frenos o el sistema de escape. Pero visto desde fuera nada parece indicar que este coche, si se lo propone, es capaz de dejar en ridículo a alguno de los deportivos que hoy transitan por nuestras carreteras. El SQ7 engaña, pero basta pulsar un botón para darse cuenta de qué esconde.

Ese botón no es otro que el de encendido. Al activarlo el escape emite un rugido poderoso, ronco y un poco vasto. No es híbrido, mucho menos eléctrico. El SQ7 quema zumo de dinosaurio sin vergüenza alguna. Suena realmente bien. Suena a V8 puro que es lo que lleva instalado bajo el capó. Un motor de ocho cilindros en uve turboalimentado y desarrollado por Porsche para sus coches más grandes, Panamera y Cayenne. Un enorme pedazo de aluminio con doble árbol de levas con una relación de compresión 10,1:1 con 507 caballos de potencia a 5.500 revoluciones y 770 Nm de par entre las 2.000 y las 4.000 revoluciones.
Toda esa fuerza se transmite a las cuatro ruedas mediante una caja de cambios automática de convertidor de par con ocho velocidades. Todo el peso, los 2.340 kilogramos que anuncia, se soportan sobre una suspensión neumática de altura y dureza variable y por cuatro neumáticos de medida 285/40 R21 109Y (22 pulgadas para el caso de la unidad de pruebas). Es un pedazo de motor. Un motor anti leyes contaminación, anti marchas ecológicas y anti niñas gritonas. Con un buen puñado de euros en la cuenta es una de las opciones más serias que pasarían a formar parte de mi garaje.
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76.696 €P.V.P 84.790 €
Ahorras 8.094 €Es el mismo motor del que ya te hablé en la prueba del Audi RS 6 Avant. Es tecnología probada, básica para los tiempos que corren. Diseñada para emocionar más que para enarbolar la bandera del ahorro. Hace de todo menos ahorrar. El consumo medio es superior a los 12 litros a los 100 kilómetros (yendo tranquilo). Todas las cifras que anuncia harían desmayarse a cualquier amante de los árboles, pero ahí está. Listo para salir disparado y para sacarte una sonrisa. No tiene ningún sentido comprarse un SQ7, pero es una de esas compras que se hacen con el corazón más que con la cabeza. No es un coche diseñado para llevarte de A a B, es un coche diseñado para emocionarte cuando vas al trabajo, cuando vas a por los niños al colegio o cuando te vas de viaje.
Cumple en todos y cada uno de esos escenarios. Es un refinado y sofisticado SUV para el día a día y es una bestia para cuando queremos buscarle las cosquillas. Algo que no tardaremos mucho en hacer. Como ya he dicho, el conjunto se apoya sobre una suspensión neumática variable muy conveniente para este tipo de coches. Aporta confort y también estabiliza la carrocería ante los cambios de peso, pero me temo que sigue luciendo un comportamiento más cómodo que dinámico. Algo completamente normal cuando se trata de contener tanto peso y tal magnitud de reacciones.

El Audi SQ7 es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,1 segundos. Hay muchos coches eléctricos que anuncian cifras más altas que esa. La velocidad punta es de 250 km/h. El V8 estira hasta el infinito, hasta superar la barrera de las 6.000 revoluciones. No te lo acabas. Antes de llegar al límite ha dado lo mejor de sí y es la caja de cambios la que se encarga de no perder el ritmo engranando marchas a un ritmo frenético. Un convertidor de par que aprovecha perfectamente todos y cada uno de los 3.996 centímetros cúbicos que desplazan los ocho cilindros.
Como ya podrás haber supuesto, el SQ7 corre y corre con mucha facilidad. Puede que demasiada. Para contener la respuesta, Audi ha diseñado sus habituales modos de conducción. Del nivel Confort al más exagerado Dynamic, pasando por los programas de conducción off-road -innecesarios ante semejante tamaño de llanta- y el modo Individual que regula el coche a nuestro antojo. El cambio más evidente lo notamos en la velocidad del cambio y en la sensibilidad del acelerador. En el modo más relajado se vuelve blando y lento, mientras que en el programa deportivo tensa mucho las respuestas. Hay un elemento que no cambia mucho, la suspensión.

Si bien el Audi RS Q8 que probé hace tiempo me pareció excelente por su puesta a punto, el SQ7 es mucho más blando. La neumática contiene mucho el balanceo de la carrocería, pero no llega al límite del RS. Lógico y esperado, por otra parte. El SQ7 no deja de lado el enfoque cómodo y rutero para el que fue creado. A pesar del tamaño de la llanta, de la fuerza del motor y de la suspensión, sigue siendo un coche extraordinariamente cómodo en todo tipo de uso. Es más blando que duro. Más cómodo que dinámico. En un tramo de curvas, llevado al extremo, se descompone más pronto que tarde.
La potencia está para acelerar como una bestia y para poder viajar con una reserva excepcional. Es lo que los alemanes definen como el efecto Autobahn. Puedes ir cómodamente a 150 km/h, pisar y seguir ganando velocidad fácilmente. Quien dice 150 dice 180 o 200 km/h. Es un coche diseñado para ir bien a esas velocidades, aunque legalmente no te lo aconsejo. ¿Esto le resta valor? Para mí no. Hay que entender que el cliente que busque salvajismo no tendrá al SQ7 entre su lista de candidatos. Sin embargo, esa familia que quiera un buen SUV con un gran motor y sin rastro de electrificación sí debe tenerlo en cuenta. Le gustará con sólo probarlo.

Con el Audi SQ7 no hay que renunciar a nada, salvo a poder viajar más de 700 kilómetros sin parar a repostar. Por dentro está tan bien acabado como por fuera. No se echan en falta recursos técnicos. Tiene faros matriciales de LED, asientos eléctricos, ventilados y climatizados, Android Auto, Apple CarPlay, cámaras de aparcamiento, asistentes a la conducción, Head-Up Display, iluminación ambiental, techo solar panorámico, servocierre de puertas... Es decir, todo lo que hoy se exige a un coche nuevo. No le falta nada útil, aunque sí que es cierto que muchos de esos opcionales cuestan un ojo de la cara.
A nivel familiar también es tiene mucho sentido. Lo hay con cinco o siete plazas. El acceso a la 3ª fila es algo estrecho e incómodo, ideal para niños, pero no tanto para adultos. La segunda fila es espaciosa y cuenta con la ventaja de que los asientos se desplazan longitudinalmente. Se puede jugar con el espacio para que este se adapte a cualquier necesidad. Por último, el maletero es grande. Muy grande. Cuenta con 887 litros de capacidad mínima (793 litros para la versión de 7 plazas) y de 1.921 litros de volumen máximo. Piensa que un PHEV reduce esa cifra hasta los 563 litros.

