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¿En qué se diferencia un turbocompresor de un supercargador?

Aunque puedan parecer similares, realmente no lo son. Un turbocompresor y un supercargador (traducción literal del vocablo inglés supercharger) son dos dispositivos parecidos y que realmente cumplen la misma función, pero se diferencian en la manera de alimentar su movimiento.

5 min. lectura

Publicado: 09/06/2017 18:00

La sobrealimentación es un método muy sencillo de aumentar la potencia.

En los últimos años, la sobrealimentación ha pasado de ser toda una rareza a convertirse en el estándar para la mayoría de fabricantes. Un elemento que nació a principios del siglo XX como un método para elevar el rendimiento de los motores se ha terminado convirtiendo en una pieza clave para lograr que los vehículos actuales sean mucho más eficientes y económicos. Lo cual puede parecer incongruente, pero si atendemos a las ventajas de esta tecnología suena de lo más lógico.

La sobrealimentación o inducción forzada es un sistema que permite que un motor disponga de un rendimiento (potencia) superior al que le corresponde por tamaño (cilindrada), sin necesidad de tener que recurrir a un motor mayor. Lo que encaja perfectamente con las necesidades actuales derivadas de la tendencia de downsizing. Aunque no por ello se haya dejado de emplear la sobrealimentación como método para elevar las prestaciones.

Por lo que a día de hoy, es bastante habitual hablar de sobrealimentación incluso cuando lo hacemos de modelos pequeños, y aunque el gran público está ya acostumbrado a oir expresiones como turbo o compresor, todavía existe bastante confusión con los distintos tipos de sobrealimentadores que existen, sobre todo con la adopción de vocablos empleados en otras regiones. ¿En qué se diferencian un turbocompresor y un supercargador?, cuando a simple vista parecen operar de la misma manera.

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La diferencia radica en la forma en la que obtienen el movimiento de giro.

Comenzando por el principio, el funcionamiento de la sobrealimentación es muy sencillo de explicar. En un motor atmosférico (sin sobrealimentación) el motor toma el aire necesario para la mezcla de aire y combustible que quema en los cilindros, ese aire entra a la misma presión atmosférica de su entorno, de ahí su nombre. En un motor de inducción forzada, un dispositivo comprime ese aire para que la densidad de aire que entre sea mayor, lo que logra que aumente la presión dentro de la cámara de combustión, y por tanto, el rendimiento del motor.

Este dispositivo que comprime el aire recibe el nombre de compresor y podemos clasificarlos en distintos tipos, los vocablos más habituales son turbocompresores y los supercargadores. Este último es un vocablo procedente de América latina como traducción literal de la palabra inglesa supercharger, aunque también es correcto emplear la palabra compresor según el tipo de dispositivo.

En el caso de los compresores o supercargadores como tal, estos se alimentan del movimiento del propio cigüeñal, por lo que están conectados físicamente al motor y podemos encontrar de varios tipos. En algunos casos se compone de un rotor con álabes (tipo Rootes) que al girar comprimen el aire, como el sistema Kompressor de Mercedes, o de tipo volumétrico, como el que podíamos encontrar en algunos Volkswagen de los años ochenta.

El G60 fue el sistema de sobrealimentación por compresor volumétrico más conocido.

El funcionamiento del turbocompresor es similar, dispone de unas hélices que por sus formas, no solo aspiran el aire, sino que lo comprimen antes de introducirlo en la admisión del motor. La principal diferencia de estos, es que no están conectados físicamente al motor, ya que el giro de la hélice proviene de una turbina que es movida por los gases de escape del motor. Es decir, tras la combustión, los gases primero pasan por la turbina antes de acceder al sistema de escape. Este método es más simple y barato, además de no restar potencia al motor al no estar conectado a él.

Por lo que independientemente del tipo de compresor empleado, el supercargador siempre obtiene el giro conectado al propio motor, mientras que el turbocompresor no, este lo toma de una turbina que es movida por los gases de escape.

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