La ola de calor está matando tu coche por dentro y por fuera sin que lo notes

Con la ola de calor disparando los termómetros por encima de los 35 ºC en varios días consecutivos en gran parte de España, tu coche está en riesgo. El motor, los neumáticos o la batería pueden fallar si no tomas precauciones, pero hay más.

La ola de calor está matando tu coche por dentro y por fuera sin que lo notes
Las altas temperaturas y el sol hacen sufrir a muchos elementos de nuestros vehículos

10 min. lectura

Publicado: 20/06/2025 13:00

Comienza a convertirse en costumbre que el verano en España sea una gran ola de calor en muchas partes de España. Días y días con temperaturas superiores a 35 ºC que nos agotan y ponen a prueba nuestra paciencia. No sólo durante el día, sino también por la noche, cuando intentamos descansar.

Pero no somos solamente nosotros quienes sufrimos las consecuencias de la ola de calor, nuestros vehículos también pueden llegar a pasarlo realmente mal. Mecánica, neumáticos, carrocería, interior… todos y cada uno de los elementos del coche pueden llegar a sufrir o, incluso, averiarse si no tomamos algunas precauciones.

Una ola de calor te puede dejar tirado en la carretera, y para ello no hace falta que tu coche sea viejo

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¿Por qué esta ola de calor puede romper tu coche?

Hoy, 20 de junio de 2025 y con todo el verano por delante aún, el centro de España se mueve entre los 37 y los 39 ºC, mientras que en algunas zonas de Andalucía los termómetros a la sombra (que es como se miden las temperaturas de forma oficial) llegarán hasta los 41 ºC.

Es obvio que los vehículos modernos están preparados para las temperaturas extremas. De hecho, con ese objetivo, España es uno de los países a los que los fabricantes europeos recurren en esta época del año para testear sus nuevos modelos, mientras que en invierno se marchan a los países escandinavos.

Pero una cosa es soportar el calor extremo durante unos días, y otra hacerlo en periodos repetidos durante años. El desgaste se va acumulando y, si no contribuimos a minimizarlo o controlarlo, acabará dándonos un disgusto.

Lo primero que falla: motor y refrigeración

El elemento que más temperatura alcanza en verano es el motor, por razones obvias. Pero no tienes que preocuparte si el sistema de refrigeración funciona como debe. Y, para que ello ocurra, tú tienes que encargarte de controlar el nivel del líquido refrigerante y, también, de cambiarlo cuando lo indique el fabricante.

Ojo, no utilices agua en su lugar, salvo que estés en una situación límite en la carretera. ¿Por qué? Lee este artículo en el que te explicamos en detalles las causas.

Además del obvio, que el testigo de temperatura del cuadro de mandos suba de 90 ºC, hay otras señales que pueden indicarte que algo va mal: ventilador encendido todo el rato, olor a quemado y, por supuesto, una gran humareda y un reguero de aceite (en ese caso despídete del motor de tu vehículo).

El sistema de refrigeración es vital para mantener el motor en funcionamiento.

Neumáticos: más presión + asfalto caliente = peligro

Otro elemento que sufre a niveles extremos en verano es el neumático, que tiene que soportar elevadas cargas y tensiones sobre un asfalto abrasador. De hecho, a 40 °C de temperatura ambiente, el asfalto puede superar fácilmente los 60 °C.

Esto tiene un inmediato efecto sobre los neumáticos: aumenta la presión del aire y debilita la goma. Por tanto, si llevas la presión incorrecta en los neumáticos, puedes acabar con un reventón por estrés del neumático.

Y ojo si tienes uno de esos ‘huevos’ que a veces salen en el flanco por algún bordillazo, porque es aún más probable que te reviente el neumático, al ser un punto débil muy claro (la estructura se ha roto y el aire del neumático se cuela entre las fibras y la goma).

Por tanto, ni presión baja ni alta, la que recomienda el fabricante. En ese caso, y si el neumático está en buenas condiciones, no tienes nada que temer.

Batería y aire acondicionado: los grandes olvidados

No nos acordamos de la batería hasta que nos deja tirados y nos toca llamar al vecino para que nos preste las pinzas (o su coche) o empujar para lanzarnos cuesta abajo.

Pues debes saber que las temperaturas extremas, tanto frías como cálidas, aceleran la degradación de la batería, así que no viene mal que midas su voltaje de vez en cuando para evitar problemas. Y si tienes un coche eléctrico, echa un vistazo a este artículo, te interesa.

En cuanto al aire acondicionado, no te tenemos que contar a estas alturas de la película lo importante que es para un conductor en España. Y es en verano, cuando más falta hace, cuando nos damos cuenta de que está fallando.

Generalmente, lo que podemos notar es mal olor al ponerlo en funcionamiento. Esto ocurre cuando no lo hemos utilizado durante varios meses, acumulándose polvo, alérgenos e incluso hongos. Por tanto, enciéndelo de vez en cuando durante todo el año, porque además contribuirás a mantener todo el sistema en buen estado.

Ahora bien, lo peor es que, directamente, no enfríe. Entonces lo más probable es que se haya creado una fuga y hayamos perdido el gas. En ese caso, no queda más remedio que detectar la misma, repararla y, sólo después de eso (no te dejes engañar, que hay mucho listo), recargar el aire acondicionado.

Plásticos y pintura: lo que el sol te va comiendo

El sol es sumamente dañino para la pintura, los materiales plásticos y también los textiles del coche. ¿Te has fijado en que algunos coches que ves por la calle tienen la pintura de las partes más horizontales (techo, capó motor, maletero) comida y en muy malas condiciones, mientras que otros de similar edad o incluso más viejos, no?

Más allá de la calidad de la pintura y las capas protectoras aplicadas por cada fabricante, la razón principal es que esos coches llevan años expuestos al sol, seguramente porque han estado aparcados en la calle desde siempre.

En cambio, aquellos que duermen en garaje, ya sea comunitario o privado, aguantan muchos más años con la pintura en buenas condiciones. Y lo mismo ocurre con los plásticos interiores y exteriores, así como con las tapicerías (el interior de un coche al sol puede llegar a los 60 ºC).

Salpicaderos agrietados, volante deformado, pantallas táctiles lentas o dañadas, pintura deteriorada y sin brillo, son los síntomas más habituales de coches que acostumbran a pasar horas bajo los rayos directos del sol. Así pues, si tienes acceso a un garaje, que no te dé pereza meterlo. Y si no lo tienes, busca sombras (siempre que puedas) y protege el interior con parasol y fundas claras. El negro es el peor aliado.

¿Aparcar en la calle? Siempre que sea posible, busca sombras o usa el garaje (si lo tienes, claro).

CONCLUSIÓN: una ola de calor te puede dejar tirado

Ya ves que una ola de calor te puede dejar tirado en la carretera, y para ello no hace falta que tu coche sea viejo. Y está claro, esperar a la grúa en el arcén de una carretera, al sol y sin aire acondicionado, es algo que nadie quiere vivir (y si es con niños o animales, mucho menos, puede llegar a ser muy peligroso).

Las averías por calor son más frecuentes de lo que crees, así que es mejor prevenir: cinco minutos de revisión evitan una llamada a la grúa y, claro está, el desembolso de dinero que viene después en el taller. En cualquier caso, un consejo: no olvides nunca llegar agua por si acaso, que nunca se sabe lo que nos puede deparar la carretera.

Fotos: Unsplash

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