Volkswagen Golf 8.5 2.0 TDI: no podrás hacer 1.000km por menos dinero
Más de 1.500 kilómetros entre Madrid y Barcelona nos han servido para poner a prueba la versión diésel del renovado Golf. Un compacto que vuelve a demostrar por qué sigue siendo una referencia después de 50 años de historia. Su consumo es tan ridículo que te sorprenderá.

La excusa perfecta para probar el nuevo Volkswagen Golf 8.5 llegó con un viaje apasionante: Madrid-Barcelona-Madrid para cubrir el Gran Premio de España de Fórmula 1. Más de 1.500 kilómetros entre carretera y ciudad (atascos incluídos) con todos los ingredientes necesarios para evaluar confort, consumos, dinámica y tecnología.
Y si había un motor ideal para este reto, ese era el 2.0 TDI de 150 CV, una de esas mecánicas que a pesar de la mala publicidad de los últimos tiempos sigue demostrando su razón de ser en los viajes largos.

Este facelift del Golf 8 no cambia las reglas del juego, pero sí pule varios de esos detalles que pedían una mejora. Sobre todo el sistema multimedia, que ahora es mucho más fluido, intuitivo y, sobre todo, más lógico.
Todavía no se prescinde de controles táctiles para la climatización, aunque el manejo ha mejorado con la retroiluminación de la botonera táctil debajo de la pantalla. Sigue siendo un problema para aquellos que preferimos las botoneras tradicionales, y moviendo los aireadores, puedes rozar el panel (táctil también) de accesos directos y tocar donde no debes.

50 años de historia… y aún hay mucho Golf por delante
Pocos coches pueden presumir de lo que ha logrado el Golf en sus 50 años de vida. Más de 37 millones de unidades vendidas y ocho generaciones (ahora ocho y media) que han sido sinónimo de equilibrio, confort y versatilidad. Con permiso de la deportividad los GTI.
En un mundo dominado por los SUV y las mecánicas electrificadas, probar un compacto como el Golf en su edición 50 aniversario, y encima diésel, es casi un acto reivindicativo. No hace falta un coche alto para viajar cómodo, con buen maletero y comportamiento noble. Y menos si ese coche se apellida Golf.

Este 8.5 cuenta con cambios son sutiles pero efectivos: nuevo paragolpe, una firma lumínica más moderna con faros LED que ahora pueden contar con la tecnología matricial IQ.Light, y el logo iluminado en el frontal que ahora luce por la noche. Por dentro, además del nuevo software del sistema multimedia, se agradece el nuevo volante con botones físicos y sin 'piano black', y un cuadro digital que, aunque ya era completo, ahora es más sencillo de personalizar para ver la información que queremos.
Motor 2.0 TDI: diésel y orgulloso de serlo
Bajo el capó de esta unidad probada encontramos el bloque 2.0 TDI de 150 CV asociada al cambio automático DSG de 7 velocidades, una mecánica más que conocida pero que sigue afinándose con el paso del tiempo. Es de agradecer que en un contexto tan hostil para los propulsores diésel, algunas marcas sigan apostando por esta tecnología tan necesaria para muchos usuarios.

Lo primero que sorprende de este TDI es su refinamiento. Incluso en frío, las vibraciones son mínimas y el sonido queda muy atenuado en el habitáculo. A ritmo de autovía es prácticamente imperceptible, y esta, es una de las mayores virtudes del confort de marcha de este Golf a gasóleo. El aislamiento en carretera nos hará sentir que vamos mucho más lento de lo que parece, y si te despistas te puedes pasar ligeramente de la velocidad legal.
Pero lo mejor llega cuando pisas el acelerador, porque sorprende y mucho. Obviamente, no hablamos de las prestaciones de un deportivo, pero sí que se notan los 90 Nm de par más que su equivalente de gasolina con el TSI de 150 CV (250 Nm contra 340 Nm).
Este par extra que sobre todo se nota a bajas vueltas, nos da las prestaciones necesarias para tener un conjunto ágil y dinámico para salir de una rotonda con soltura, hacer un adelantamiento con seguridad o responder sin titubeos en cualquier situación.
Estira con ganas hasta lo alto del cuentarrevoluciones sin perder compostura, y lo hace transmitiendo solidez mecánica. No busca emocionar, ni el chasis tiene una dureza deportiva, pero sí transmite confianza. Y lo mejor es que aún pisándole en alguna situación concreta, el consumo apenas se resiente.

Consumos de otro planeta
Uno de los grandes argumentos del diésel siempre ha sido su eficiencia. Y aquí el Golf 2.0 TDI roza el absurdo. El consumo medio total de la prueba tras 1.500 km se quedó en 4,8 l/100 km, una cifra ya impresionante para un compacto automático de 150 CV, teniendo en cuenta el calor de más de 35º que sufrimos, el uso constante del aire acondicionado, o los atascos y retenciones camino al circuito y en las ciudades de Madrid y Barcelona. Todo ello con una conducción despreocupada sin buscar las cifras.

Pero lo mejor fue la vuelta Barcelona-Madrid: 4,5 l/100 km tras más de 600 kilómetros a ritmo legal. También con el climatizador a pleno funcionamiento, con lluvia y sin buscar récords. Es el propio coche el que se encarga de ser eficiente con la desconexión de cilindros y su modo vela en cuanto detecta una pendiente descendiente. Y además esta gestión puede ser automática si usamos el Control de Crucero Adaptativo en autovía.

Es una eficiencia que cuesta igualar con otras mecánicas equivalentes. Y lo mejor es el coste con el que podemos hacer todo esto. De los 1.500 km de prueba, los primeros mil se hicieron con solo un depósito, y podríamos haber rozado los 1.100 de haber apurado un poco. Un consumo de unos 68€ para completar esta distancia (a un precio medio del diésel de 1.35€). En el total de la prueba consumimos unos 75 litros de gasóleo, que se traducen en 101.25€. Unas cifras para quitarse el sombrero.
Claro que estamos de acuerdo en que los motores diésel modernos no son para todo el mundo. Las normativas anticontaminación hacen que estos incluyan sistemas como el AdBlue, el filtro antipartículas con sus regeneraciones, la EGR... lo que hacen que no sea un vehículo ideal para ciudad. Pero por si te interesa saberlo, este entorno de semáforos, rotondas y atascos que debería ser casual, el 2.0 TDI consumirá en torno a 6 litros cada 100km.

Diésel: el patito feo que sigue siendo el rey… en carretera
Cerramos esta prueba con una reflexión necesaria. El diésel ha sido demonizado en los últimos años. Y sí, es cierto que en ciudad hay mejores opciones. Pero para quien hace muchos kilómetros al año, en torno a 15 o 20 mil anuales, los motores diésel siguen siendo imbatibles. Y uno de sus mejores exponentes es el 2.0 TDI. Ofrece potencia, respuesta, confort y, sobre todo, consumos muy contenidos.

El Golf 8.5 2.0 TDI es, por tanto, un coche que es sinónimo de equilibrio. Un modelo maduro, práctico, con espacio suficiente para una pareja con un niño con sus 381 litros de maletero, muy eficiente y con mejoras respecto a su predecesor. Un coche que te hace pensar que quizá no necesitas un SUV para todo, y que los híbridos están muy bien pero cuando hay que recorrer mundo, lo de siempre funciona.
