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Prueba Kia Sportage 2016: diseño y comportamiento

Tras su presentación en el Salón de Frankfurt 2015, el nuevo Kia Sportage saldrá a la venta en España el próximo 1 de marzo. Te contamos nuestras impresiones al volante de este modelo llamado a triunfar en el popular segmento de los SUV compactos.

Prueba Kia Sportage 2016: diseño y comportamiento

13 min. lectura

Publicado: 03/02/2016 08:00

El Kia Sportage 2016 es uno de los grandes lanzamientos del año, al menos por la repercusión comercial que debería tener. La marca coreana calcula que se comercializarán unas 15.000 unidades al año en nuestro país. Antes de ponernos en marcha, y tras conocer su gama y equipamiento, echemos un vistazo a su llamativo diseño interior y exterior.

Diseño exterior con personalidad

El Sportage 2016 ha sido completamente renovado y se comprueba al primer vistazo apreciando su atrevido diseño exterior. Su aspecto es dinámico y robusto, con líneas tensas que se precian en sus marcados pasos de rueda o en las nervaduras de su capó. El nuevo SUV coreano tiene carácter.

Sin duda, su frontal será el que acapare mayor atención. Los faros delanteros se encuentran en una posición alta, separados de la parrilla tiger-nose característica de Kia cuyo tamaño ha crecido generosamente. Las formas del paragolpes y del panel inferior contribuyen notablemente a que el coeficiente aerodinámico (Cx) se ha reducido desde 0,35 hasta 0,33.

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El Sportage GT Line es aún más atractivo

De perfil es donde podemos comprobar los principales cambios en sus dimensiones. El nuevo Sportage tiene una longitud de 4.480 mm (40 mm más que su predecesor), aunque mantiene inalteradas su altura (1.635 mm) y anchura (1.855 mm). La distancia entre ejes también crece en 30 mm. Las llantas de aleación son de 16 ó 17 pulgadas.

Las superficies lisas y las líneas rectas del lateral llevan la mirada hacia atrás, donde nos encontramos una zaga con un diseño muy horizontal, marcado principalmente por los pilotos LED unidos entre sí y un generoso spoiler trasero. El portón del modelo coreano es amplio y puede contar con un sistema de apertura eléctrica.

El toque de deportividad lo pone el acabado GT Line, disponible para todas las mecánicas salvo las dos de acceso. Incluye un paragolpes con luces antiniebla LED de tipo cubito de hielo basadas en las del Kia pro_cee’d GT, llantas de 19 pulgadas, molduras de protección de aspecto metálico y dos salidas de escape.

Los pilotos traseros de LED están unidos entre sí

Diseño interior sofisticado

Si por fuera el cambio es enorme, por dentro no lo es menos. El habitáculo del Sportage 2016 presenta un estilo algo sobrio, pero que transmite modernidad y sensación de calidad. El salpicadero está orientado hacia el conductor y deja todos los mandos a mano, demostrando que la ergonomía ha sido muy cuidada.

Los acabados del Sportage 2016 son más refinados con una mayor proporción de materiales suaves al tacto que su predecesor. Las zonas menos visibles como la parte baja del salpicadero siguen siendo de plástico duro, aunque no deslucen el resultado final. Las versiones GT Line añaden un volante de cuero achatado den su parte inferior, un salpicadero en negro brillante y pedalier de aluminio.

En la parte alta de la consola del modelo coreano podemos encontrar una pantalla táctil de 7 u 8 pulgadas (según versión) del sistema multimedia. Bajo éste encontramos una excesiva concentración de botones para manejar el audio y la climatización, todos muy parecidos y que obligan a apartar la mirada de la carretera más de lo deseado para saber cuál estás pulsando.

Salpicadero con buenos ajustes y materiales suaves al tacto

En el túnel central se sitúa una palanca de freno de mano convencional, aunque las versiones con transmisión automática tendrán un freno de estacionamiento eléctrico. La sensación de gran habitabilidad se incrementa con un techo solar panorámico de formidables dimensiones (1,2 metro de longitud) que, además, es practicable.

Cinco estrellas en las pruebas de seguridad de Euro NCAP

Pero no sólo es una sensación, el espacio es muy abundante en las dos filas de asientos. Delante las butacas aseguran el confort no sólo por su diseño anatómico sino también por las regulaciones eléctricas -incluyendo el ajuste lumbar- y las funciones de calefacción y ventilación. La estructura, muelles y paneles de espuma tienen un nuevo diseño que disminuyen los niveles de vibración que se perciben.

Las plazas traseras apenas han ganado espacio (abundante en todo caso) pero sí han mejorado su comodidad. La banqueta está más alta lo que permite sentarse de una manera más natural y confortable. Según Kia, “el suelo interior está 40 mm más bajo y la altura de cadera en el asiento es 30 mm más alta”.

Las plazas traseras son holgadas en todas las cotas

Además, la segunda fila cuenta con sus propias salidas de ventilación, los asientos pueden estar calefactados y el respaldo trasero puede regular su inclinación entre los 23 y los 37 grados, una solución muy práctica. En el debe hay que anotar una plaza central incómoda, pensada sólo para un uso muy puntual.

El maletero tiene 503 litros de capacidad lo que pone un aumento de 38 litros respecto al modelo anterior. Sus formas son regulares y muy aprovechables, con el umbral de carga bajo para facilitar la introducción de objetos voluminosos y un doble piso. El SUV de Kia lleva kit de reparación de pinchazos de serie, pudiendo instalarse una rueda de repuesto en opción que reduce ligeramente el volumen del maletero a 491 litros. En los acabados superiores, el portón tiene un sistema de apertura automática.

Comportamiento de primera

Durante la presentación tuvimos oportunidad de realizar diferentes trayectos con todas las mecánicas disponibles salvo el 1.6 T-GDi. Con todos ellos lo primero que llamó la atención fue la escasa rumorosidad que se percibe en el interior, debido a la mayor utilización de material aislante y de mayor densidad que reduce considerablemente el ruido del exterior que penetra en el habitáculo.

El 1.6 GDi destacó por su gran suavidad de marcha. Éste y el 1.7 CRDi suponen las versiones de acceso y tienen potencia suficiente para hacer recorridos a ritmos tranquilos pero se les nota faltos de nervio. Si rodamos con el maletero de este SUV cargado hasta los topes habrá que tener paciencia y recurrir con frecuencia a la palanca de cambio.

El 2.0 CRDi de 136 CV es más equilibrado. No se aprecian unas prestaciones muy superiores a la del motor diésel más pequeño, pero su mayor par facilita las cosas (373 Nm frente a 280 Nm). La opción más satisfactoria es el 2.0 CRDi de 185 CV, aunque hay que tener en cuenta que al estar vinculado obligatoriamente a la tracción total y a los acabados superiores es notablemente más caro que el resto de mecánicas.

Todos ellos tienen un buen aplomo y la precisa dirección transmite seguridad. Se nota el aumento de rigidez con respecto a la generación anterior. Esto se debe a que el uso de Acero Reforzado de Alta Tensión en el bastidor ha pasado del 18% al 51%, lo que significa que la rigidez torsional ha mejorado un 39% en el nuevo Sportage.

Las versiones AWD permiten el bloqueo de diferencial al 50%

Las suspensiones tienen un tarado que alcanza un buen compromiso entre estabilidad y confort. En giros cerrados el balanceo de la carrocería es evidente y no resulta demasiado ágil en este terreno. Las versiones GT Line tienen una regulación más firme y se nota pero esto, unido a los neumáticos de perfil bajo de llantas de 19 pulgadas, hace que se aprecien más las imperfecciones del asfalto.

El precio empieza en los 22.850 euros

El equipamiento (de serie u opcional) puede contar con varios sistemas de ayuda a la conducción como el sistema de reconocimiento de señales de tráfico, el asistente de mantenimiento de carril, el sistema de detección de ángulo muerto, la alerta de tráfico trasero o la asistencia de frenada de emergencia. El sistema de parada y arranque automáticos ISG sólo está disponible en los dos motores de acceso (1.6 GDI y 1.7 CRDi).

Durante la presentación la organización no había planeado ninguna ruta offroad, pero tuvimos oportunidad de de salir del asfalto brevemente por nuestra cuenta rodando por una zona de escasa dificultad. El Sportage se mostró seguro y muy confortable, aunque en cualquier caso no parece que las capacidades todoterreno vayan más allá de pistas en buen estado. Mejor no buscar complicaciones.

Es la cuarta generación del Sportage. La primera nació en 1993

Uno de sus mejores atributos al volante es la excelente visibilidad que ofrece. La posición de conducción es elevada para dominar mejor el tráfico y se beneficia de un buen ángulo de visión hacia delante gracias a que la parte inferior del parabrisas se encuentra en una posición más baja. Hacia tras, la maniobras no serán un problema ya que el pilar C es considerablemente seis centímetros más fino que el de su predecesor.

En resumen

La cuarta generación del Kia Sportage lo tiene todo para seguir la exitosa senda de sus predecesores. Un diseño fresco y atrevido junto con su acertado refinamiento interior atraen las miradas desde el primer momento. La buena habitabilidad y generoso maletero le plantean como una interesante opción familiar dentro de los SUV compactos, aunque hay que tener en cuenta que es mejor para cuatro que para cinco ocupantes.

Las versiones de acceso cuentan con lo esencial y unas prestaciones discretas pero suficientes para brindar una muy buena relación precio/producto. Si nuestro presupuesto lo permite, las versiones superiores del Sportage son todo un caramelo por la serie de tecnologías a bordo que procuran mayores dosis de confort y seguridad.

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