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Daimler gana el pulso del aire acondicionado a DuPont y Honeywell: los antecedentes

La Unión Europea quiere reducir el impacto de los gases de aire acondicionado en el calentamiento global. En 2017 solo podrán usarse gases más amistosos con el medio ambiente, y Daimler ha desarrollado el suyo, aunque ya existía una alternativa

4 min. lectura

Publicado: 26/10/2015 17:00

Dos pesos pesados de la industria, Honeywell y Dupont, crearon el gas refrigerante HFO-1234yf (tetrafluoropropeno), que se empezó a montar en 2013 en coches nuevos en la Unión Europea. Este gas tiene ventajas sobre su sucesor, el R-134a (tetrafluoroetano), principalmente un menor consumo de energía y un bajísimo impacto ambiental, especialmente para con el ozono que nos protege del sol.

Si hay una fuga del circuito del aire acondicionado, el R-134a tarda en degradarse de forma natural 13 años, frente a los 11 días del nuevo gas. Por otro lado, el gas R-134a tiene un impacto en el calentamiento global más de 350 veces superior. Si no hay fugas, entonces ambos gases son igualmente inocuos. Los circuitos se suponen estancos, hasta que se averían o hay un accidente.

A día de hoy, el único gas que cumple con los requisitos de la Unión Europea es el HFO-1234yf. Se da la circunstancia de que, al peso, el gas nuevo cuesta 10 veces más que el anterior. Para los fabricantes, el nuevo gas supone quitarse de problemas y que los compresores del aire acondicionado gasten menos energía. Eso implica un menor consumo homologado.

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¿Y entonces, cuál es el problema?

Daimler hizo unas pruebas independientes en las que se descubrió algo que no gustó nada. En una colisión frontal existía un evidente riesgo de fuga del nuevo gas de aire acondicionado en la Clase SL, A, B y CLA de Mercedes-Benz. El gas liberado, en contacto con piezas calientes del motor, podía provocar un incendio y liberar gases tóxicos.

En consecuencia, Daimler dio la espalda al nuevo gas y continuó usando el anterior en dichos modelos, aunque la Unión Europea no lo permitía. La primera reacción en contra vino de Francia, que impidió la matriculación de las clases compactas y coupé por no cumplir la normativa comunitaria.

Daimler respondió con el respaldo de la autoridad de homologación alemana Kraftfahrt-Bundesamt (KBA), que comprobó que existía riesgo de incendio. La industria química a su vez respondió que sí, existía un riesgo de incendio, pero bastaba con diseñar el circuito del aire acondicionado de otra forma. Eso no convenció al fabricante alemán.

Daimler anunció un órdago, tener para 2017 un gas refrigerante nuevo, al margen de Honeywell y Dupont, basado en dióxido de carbono. En otras palabras, Daimler tendría listo un gas refrigerante que cumpliese con la normativa comunitaria, sin tener que ceder al chantaje de la industria química, con las mismas ventajas que el HFO-1234yf.

Mientras tanto, el resto de la industria, con muy pocas excepciones, siguió respaldando al HFO-1234yf, más que nada por falta de alternativas. Daimler consiguió en los tribunales una moratoria para seguir vendiendo sus coches con el gas R-134a, hasta que tuviese disponible su reemplazo.

Este proceso duró meses, ya que hubo un tira y afloja de varias partes interesadas. Lógicamente la industria química lo dio todo para que se forzase a Daimler a usar su gas, el único gas legal, pero no contaban con la cabezonería alemana...

Continuará...

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