La DGT te fríe a multas «por tu seguridad», pero luego te obliga a circular por carreteras como esta
Mientras la DGT multiplica las multas en nombre de la seguridad vial, algunas carreteras españolas siguen siendo una trampa mortal. Un exguardia civil denuncia el estado de la CV-923, donde un simple despiste puede acabar en tragedia.

«Multamos por tu seguridad». Ese es el mantra con el que la Dirección General de Tráfico justifica cada radar, cada helicóptero Pegasus y cada sanción por ir a 94 km/h en una vía limitada a 90.
Sin embargo, mientras el ciudadano se deja el sueldo en cumplir las normas, el propio Estado —o mejor dicho, los titulares de las vías— no siempre cumple con las suyas. Y si no, que se lo digan a Juan Carlos Toribio, exguardia civil de Tráfico y actual azote de las chapuzas en nuestras carreteras.
A través de su canal de YouTube @Desterrado, Toribio lleva años denunciando auténticas trampas mortales en la red viaria española. En su último vídeo, pone el foco en la carretera CV-923, en el término municipal de Nonaspe (Zaragoza).
Y no, no es que el firme tenga algún bache suelto. Es que, directamente, hay un puente que cruza el río Matarraña sin sistema de contención para vehículos y con un brutal estrechamiento sin señalizar. Casi como si la seguridad vial fuera sólo cosa del conductor, y no también de quienes gestionan las infraestructuras.
Más que un problema de seguridad vial, es una cuestión de responsabilidad política y moral
Un puente indigno de una vía abierta al tráfico
El tramo que muestra Toribio es tan escandaloso que cuesta creer que esté en uso. El puente en cuestión reduce su anchura funcional hasta los 4,30 metros, cuando, según la normativa técnica, en carreteras de doble sentido con límite inferior a 40 km/h debería tener como mínimo 6 metros. ¿El resultado? Dos coches no pueden cruzarse con seguridad, y si uno de ellos se despista… al río.
Por si fuera poco, no hay barreras de protección que eviten una caída al vacío, sino simples barandillas de contención de peatones. Ni balizas, ni quitamiedos, ni un cartel que advierta del peligro. Eso sí, no se te ocurra circular con la luz de la matrícula fundida, porque ahí sí que no hay margen de error.
¿Qué normas se está saltando esta vía?
Juan Carlos Toribio lo explica con pelos y señales: este tramo incumple el artículo 57 del Real Decreto Legislativo 6/2015, por el que se aprueba el texto de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial.
Dicho artículo establece que «corresponde al titular de la vía la responsabilidad del mantenimiento de la misma en las mejores condiciones posibles de seguridad para la circulación, y de la instalación y conservación en ella de las adecuadas señales y marcas viales».
Juan Carlos Toribio, exguardia civil, denuncia el estado de este puente sobre el río Matarraña
Y no se queda ahí. También se estaría vulnerando el artículo 139 del Reglamento General de Circulación, que hace referencia a la responsabilidad de señalización en las vías, y varias normas técnicas sobre trazado y señalización:
- Trazado (apartado 3.1)
- Señalización vertical (8.1)
- Señalización horizontal (8.2)
- Orden Circular 35/2014, sobre condiciones funcionales y de seguridad de las vías.
Todo un festival de incumplimientos que, como bien resume Toribio, ponen en riesgo la vida de los conductores que se ven obligados a circular por allí.
¿Quién vigila al que debe vigilar?
Mientras la DGT insiste en campañas de concienciación y endurecimiento de sanciones —a menudo necesarias—, resulta llamativo que nadie se haga responsable cuando es la propia vía la que infringe la normativa o cuando no se invierte lo suficiente en el mantenimiento de la misma, como si ello no influyera en la seguridad de los usuarios.
La ley es clara: el titular de la carretera tiene la obligación de mantenerla en condiciones seguras. ¿Dónde están los expedientes sancionadores cuando esto no se cumple?
En un país donde se multa por llevar el coche sucio «porque impide la visibilidad», no parece lógico que un puente sin protección y con una anchura reducida de forma sorpresiva siga en servicio sin consecuencias.

Imaginemos que un coche se precipita por ese puente en Nonaspe. ¿Quién tendría la culpa? Probablemente el conductor, por exceso de velocidad, falta de atención o cualquier otro motivo. Lo que difícilmente se vería en un atestado es que el Estado estaba incumpliendo flagrantemente su propia ley. Y eso, más que un problema de seguridad vial, es una cuestión de responsabilidad política y moral.
Así que la próxima vez que recibas una multa «por tu seguridad», recuerda que la seguridad es una vía de doble sentido. Y si el Estado exige al conductor un cumplimiento estricto, debería empezar por dar ejemplo. Porque no hay mayor infracción que condenar a los ciudadanos a circular por carreteras que parecen sacadas de un país en vías de desarrollo.
