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El Parlamento Europeo avanza hacia la electromovilidad

Durante la próxima década los vehículos eléctricos y de pila de combustible experimentarán un auge adicional al pensado por los fabricantes. La Unión Europea podrá obligarles a vender un mínimo de vehículos sin emisiones locales, forzando su popularización, reducción de precio y, sobre todo, de emisiones

8 min. lectura

Publicado: 03/10/2018 21:30

La Unión Europea ha dado hoy un salto adelante muy importante, al menos en sus intenciones. China se había adelantado en sus ambiciones de electromovilidad, obligando a los fabricantes a vender más coches eléctricos, formando parte de una cuota mínima. Europa también tendrá ese requisito.

Con 389 votos a favor, 239 en contra y 41 abstenciones, los europarlamentarios han votado para reducir en 2025 las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de turismos y vehículos industriales ligeros un 20 % respecto a las de 2021. En 2030 el recorte deberá llegar al 40 %. Las emisiones del escenario base están siendo levemente infladas mediante el nuevo ciclo WLTP, ojo, reduciendo un poco la dificultad de llegar más tarde a los objetivos.

Para lograr esos objetivos, será obligatorio vender un 20 % de vehículos eléctricos con baterías -excluyendo híbridos enchufables de más de 50 g/km de CO2- o de pila de combustible para el año 2025. En 2030 habrá que llegar al 35 %. Estas previsiones son más ambiciosas que la de muchos fabricantes, que veían más bien un 25 % de cuota en 2025. Por ejemplo, Mazda estimó que en 2030 solo el 5 % de los vehículos serán así, muy por debajo del 35 %.

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Esta regulación dará un balón de oxígeno a la tecnología de pila de combustible de hidrógeno, que iba muy mermada de apoyos últimamente

La Comisión Europea y los fabricantes preferían establecer el objetivo de reducción de emisiones para 2030 en un 30 %, para evitar así problemas de competitividad y que se destruyan más empleos de los que puedan generarse. Los europarlamentarios han pensado lo contrario, el efecto neto será positivo.

La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo se había mostrado partidaria de que el recorte de las emisiones fuese del 45 % para 2030 para cumplir con los objetivos de la cumbre climática de París. Estas diferencias pueden parecer irrelevantes, pero a escala continental hay mucha diferencia. A fin de cuentas, el objetivo último de estas medidas es frenar el cambio climático antropogénico (generado por el hombre) antes de que sea demasiado tarde.

Empiezan a sintonizar las instituciones europeas con grandes ciudades que, a nivel local, pretenden eliminar total o parcialmente el tráfico de sus centros

Según los cálculos de la Comisión, si se llega al 40 % de recorte en 2030 se van a crear 69.000 empleos en el caso de que los vehículos eléctricos usen baterías importadas de fuera, y 92.000 empleos en el caso de que se fabriquen en el continente. Como contrapartida, esos mismos cálculos creen que habrá una destrucción de 12.000 empleos ligados a los coches convencionales.

La ACEA ya dejó caer -no sin razón- que los eléctricos solo están triunfando actualmente en los países más ricos, y poco o nada en los menos ricos. Eso tendrá que cambiar

El Europarlamento ha hablado, pero no es el último paso. Los 28 miembros de la UE -aún se cuenta con Reino Unido- y la Comisión Europea deben refrendar la votación de los parlamentarios. Están a favor del 40 % para 2030 19 países, están muy en contra Alemania, Hungría, Rumanía y Bulgaria. Salvo en Bulgaria, la industria del automóvil es muy potente en los países en contra, y salvo en Alemania hablamos de países humildes donde apenas se venden eléctricos.

Si todo va bien, el próximo martes quedará todo parcialmente atado y bien atado, creando una seguridad jurídica y un clima de inversiones favorable para miles de millones de euros que harán falta. Europa no puede permitir que China le adelante por la derecha en electromovilidad, o puede ser una futura catástrofe.

La aprobación definitiva se espera para principios de 2019, antes de las Elecciones Europeas

China tiene a su favor un mercado gigantesco, que no solamente demanda eléctricos porque lo pide la gente, también lo pide el Gobierno a partir de 2019. La situación en grandes ciudades industriales chinas es gravísima en lo relacionado con la calidad del aire una vez se ha motorizado el país masivamente. Los eléctricos son una necesidad nacional, por decirlo de alguna forma.

La tecnología más perjudicada probablemente sea la de los híbridos enchufables. Aunque homologan muy poco consumo y emisiones, solo es cierto en distancias cortas. La UE prefiere emisiones cero, o eléctricos o pila de combustible

Mientras tanto, la industria europea sigue retrasando todo lo que puede la electrificación masiva. Por mucho que se diga en un comunicado de prensa tras otro, las expectativas de venta para la próxima década siguen siendo mayoritariamente para vehículos de gasolina o de gas, la mayoría hibridados, una minoría diésel; el 75 % del mercado. El resto sería para los enchufables.

No solo se fabricarán y venderán más eléctricos, también crecerán -por narices- todos los negocios asociados, como lo referente a la recarga, baterías, profesionales para su mantenimiento...

La excusa de la pérdida de empleos es la misma que se ha esgrimido durante años para favorecer los diésel y permitir a los fabricantes que envenenasen el aire europeo con normas más laxas que las estadounidenses o japonesas. En toda revolución tecnológica se pierden empleos, qué se le va a hacer, pero se generan otros de mayor valor.

Si Europa no crea esos puestos de trabajo ni obliga a la industria a electrificarse, dentro de décadas los fabricantes chinos serán los amos del cotarro: no solo contarán con la tecnología, también con la capacidad de producción. El potencial riesgo es inaceptable, aunque esquivarlo vaya a ser astronómicamente caro.

Hasta el momento, los fabricantes han invertido más en China para electromovilidad por razones evidentes. Ahora ya empieza a haber motivos más sólidos para aumentar la inversión en el viejo continente.

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