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Nos deleitamos con las joyas del museo y la fábrica de Ducati

Todo el mundo conoce a Ducati, te guste más o menos el mundo de las dos ruedas, alguna vez has oido hablar de dicha marca. Pues bien, igualmente te guste o no las motos, el museo y la fábrica de la marca italiana es de obligada visita si pasas por la capital de la Emilia-Romaña.

Nos deleitamos con las joyas del museo y la fábrica de Ducati

13 min. lectura

Publicado: 10/12/2018 14:00

En la sala central donde se encuentran las vencedoras de MotoGP y demás campeonatos

Sí, los que nos dedicamos a esto de la comunicación del mundo del motor en general somos muy afortunados, y no digo esto únicamente por dedicar nuestra vida laboral a lo que más nos gusta. A veces tenemos la suerte de disfrutar de bonitos hoteles o deliciosos pikis lavis. Es cierto, pero debo añadir que al final lo que permanece en nuestros recuerdos son las experiencias que nos brindan muchas marcas, y al final, los bonitos hoteles y las cenas elegantes pasan a un segundo plano.

La última bonita experiencia la tuve hace apenas unos días cuando viajé hasta Bolonia, en pleno corazón de la región italiana de Emilia-Romaña, a conocer la nueva entrega del popular juego RIDE 3, que ya os conté mi experiencia de juego en este artículo. Pues bien, su presentación tuvo lugar en el mismo museo de la marca italiana de motos Ducati.

Debo decir que siempre he sido un fiel seguidor del mundo de las cuatro ruedas, sin infravalorar en ningún momento el mundo de las motos. Cuestión de gustos. Pero también he de decir que una vez que te sumerges en este, para mi, nuevo mundo, descubres una cantidad de experiencias, que hacen que aprenda a apreciarlo como anteriormente no supe hacerlo.

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La campeona de las 24 horas de Montjuic en 1986, la 750 F1 pilotada por Marco Lucchinelli

El museo Ducati es uno de esos lugares que todos los amantes de las dos ruedas deberían visitar, al menos una vez en la vida. Es un lugar que nos cuenta la historia de una marca a través de sus extensas victorias, tanto en el mundo de la competición (principalmente), como en el de algunos récords mundiales logrados, como el mayor velocidad en el año 1957, entre otros.

El primer consejo que daré si vuestro pensamiento es hacer una visita a este museo próximamente, es que os lo toméis con toda la tranquilidad que podáis. Es un lugar muy pequeño. Asombrosamente pequeño, y antes de que te des cuenta ya lo has visto todo.

La primera en la frente

La primera imagen que te llevas de este museo tras subir las escaleras que nos dan acceso al mismo, es una demostración de intenciones clarísima. La moto del piloto Andrea Dovizioso para esta temporada 2018. Esta potente MotoGP tiene una potencia de 270 caballos, 1.000 c.c. y este año alcanzó el récord de velocidad de MotoGP sobre el trazado de Mugello marcando una punta de 356.5 km/h. Una barbaridad que, además de impresionante sobre el papel, en directo se ve preciosa. La cosa pinta bien.

La MotoGP del piloto Andrea Dovizioso nos da la bienvenida

Atravesamos la primera puerta que da acceso a la recepción y guardarropa, allí se aposta el catálogo completo de la submarca Scrambler. Todas y cada una de ellas con su propio stand en el que podíamos conocer todas las características de cada una de ellas, y aunque probablemente la que más miradas se llevaba fuese el modelo Cafe Racer, con su preciosa decoración azul y gris, las 1100 se llevaban todo el protagonismo con su destacado stand con iluminación propia.

El museo

Dejamos nuestras pertenencias en el guardarropa y accedemos al museo a través de una puerta de cristal vinilada con el logo de la marca italiana. Ahora sí, llegó el momento de conocer todas las joyas que nos tiene preparada Ducati.

El museo se distribuye en forma de donut, un círculo en el que se disponen las motos con las que la marca ha disputado las distintas competiciones y que recorreremos en sentido horario. Esta circunferencia da acceso a varias estancias en las que encontramos modelos fabricados en serie o modelos históricos que completan la biografía de la marca. En el centro del donut se sitúa un pequeño patio de butacas en el que se proyectan audiovisuales explicativos de Ducati.

La sala central con motos tan icónicas como la Ducati Supermono

En la primera sala a la que podemos acceder encontramos un modelo tan mítico como la primera motocicleta que salió del útero de la marca, la Ducati 60 montaba un motor monocilíndrico de apenas 60 cc. y con un peso total de 44 kilos, su publicidad era famosa por venderla como la única motocicleta capaz de recorrer 75km con 1 solo litro de carburante.

En esta misma sala también se encuentra una campeona del mundo. Corría el año 1956 y en Ducati querían poseer el cetro de oro de la moto más rápida del mundo. Cogiendo como base la Gran Sport 100, crearon una bestia que llegó a superar 46 récords del mundo, entre ellos estaba el de efectuar la vuelta más rápida con una velocidad media de más de 170 km/h, y mantuvo una media de 160 km/h durante 1.000 km. Todo un hito para la época.

Volviendo a la zona circular del museo. Lo primero que veremos al entrar será la Ducati Cucciolo Racing que fue pilotada en el año 1949 por el piloto Alberto Farné. Así en esta zona encontraremos las motos triunfadoras de varios campeonatos. La vista se pierde con la propia circunferencia de la arquitectura del museo. Veo de lejos la mítica Supermono del año 1993 y su particular diseño, pero vayamos por partes.

Este ejemplar se coronó con 46 récords del mundo en 1956

La siguiente sala está dedicada al periodo comprendido entre el año 1961 y 1989, en estas décadas es donde la moto cobró el protagonismo que hoy posee como objeto de culto, diversión y libertad. Las 450 Scrambler, 750 GT o la Ducati Elefant que surcó el París-Dakar en el año 1984, son algunos de los ejemplos que encontramos en esta habitación.

Para pasar de sala a sala hay que pasar por la zona central, por lo que naturalmente volvemos a ver nuevos modelos de Ducati que históricamente han competido en diversas áreas. Ahora le toca el turno a las 500 GP Bicilindrica que en 1.971 puso los cimientos para su compañera de stand, la 750 Imola Desmo de 1972, su motor bilicíndrico en L a 90º le supuso el doblete con primero y segundo puesto en las 200 millas de Imola.

Entrar en la sala 4 de este museo es sinónimo de poner la mirada instantáneamente sobre la Ducati 916 Senna, la que se denominó como la moto más bella de los últimos 50 años, según los entusiastas y amantes del motociclismo de la época. El color gris de su carenado combinado con unas llantas rojas y el amarillo de su chasis tubular, hacen que cualquiera que ponga sus ojos sobre esta belleza se enamore perdidamente de ella.

La Ducati 916 Senna es de las motos más bonitas que se pueden ver en este museo

Junto a la 916 encontramos la 851 Tricolore que aunque se fue inicialmente diseñada y desarrollada para las carreras, es considerada como la madre de las Superbikes de Ducati modernas. Seguidamente encontramos la 900 Superlight, pionera en lo referente a la reducción de peso en las motos de la época y vendida en el año 1992 como edición limitada de la 900 Supersport. Para terminar, también podemos contemplar la Monster 900, con su chasis desnudo que acuñó el término Naked.

Considerada en su época como "la moto más bella de los últimos 50 años", la Ducati 916 Senna no pasa desapercibido ante nadie

La última andadura por la sala central nos lleva a contemplar la traca final, desde la Supermono de 1993 que fue pilotada por Mauro Lucchiari, hasta la más reciente 1198 F11 de 2011 que llevó a Carlos Checa a lo más alto del olimpo en el Campeonato mundial de Superbike, pasando por la Desmosedici GP03 del año 2003 con la curiosa forma de su frontal y, por lo que más se le recuerda, por ser la pionera en introducir un motor de 4 cilindros dentro de la marca italiana.

La última sala está dedicada a sus modelos modernos más prestacionales y pasionales. Encontramos la 1098 situada cara a cara con la bestial Ducati Desmosedici RR, creada con el propósito de sentir en primera persona las capacidades de una auténtica MotoGP, pero con la posibilidad de poder disfrutar de ella en carretera abierta.

La bestia 1199 Superleggera posa radiante

Terminamos la visita a esta sala con un ejemplar de la Multistrada 1200, la moto que quiso plantarle cara a todos los terrenos posibles con su potente motor V4 de 1198 cc. y 160 CV. Pero la que más llama la atención sin duda es la 1199 Superleggera. Los materiales que la forman son el magnesio, la fibra de carbono o el titanio. Materiales de primera orden y ligereza que hacen de esta bestia de 155 kilos de peso y más de 200 CV una auténtica bestia del asfalto ofreciento el máximo en sofisticación, prestaciones y sobretodo, emociones.

Pero visitar el museo Ducati y no pasear también por su fábrica sería una auténtica herejía, por lo que, después de hacernos guardar las cámaras y poner unas debidas pegatinas sobre las lentes de nuestros smartphones, comenzamos un tour que más que recomendable, es obligatorio.

Comenzando desde el montaje en cadena de los motores de las potentes Panigale, hasta la prueba en cabina de cada moto que sale de producción, donde se pone a prueba absolutamente todo antes de ser entregada a su afortunado dueño.

La sala central culmina con la Desmosedici GP10 (2010) y la 1198 F11 (2011)

Si vas a pasar próximamente por Bolonia y eres uno de los locos de las dos ruedas, no dudes ni un momento en conocer los entresijos de esta marca. La visita a museo y fábrica tiene un precio de 30€ por persona, que podrá verse reducido a 20€ si eres un afortunado propietario de una Ducati. En horario de invierno esta visita podremos llevarla a cabo de 9.15h a 13.45h durante Lunes, Martes, Jueves y Viernes. El horario de verano se verá modificado únicamente por un horario partido de 9.15h a 11h y de 13.45h a 15.30h, los días de visita serán los mismos todo el año.

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