2020: futuro incierto para los coches eléctricos

El informe apunta a que, partiendo de esta previsión, el impacto de los coches eléctricos en las ventas mundiales de coches será mínimo. Según Pricewaterhouse Coopers, la concentración de vehículos de propulsión eléctrica será sobre todo en entornos urbanos, aunque sea en una fase inicial de su comercialización.

El principal escollo para el desarrollo de estos vehículos, para PwC, será la propia tecnología que emplean, tanto en lo relacionado con el motor como con las baterías. Y es que, el informe advierte de la vida “relativamente corta” de las baterías, a pesar de lo que destaca los progresos en la apuesta por la tecnología de iones de litio.

A esto se sumaría la infraestructura necesaria para la recarga de los vehículos, cuya expansión podría ser un freno para el coche eléctrico, además del impacto que pueden tener en la capacidad de generación de energía de cada país, según PwC.

Otro factor a tener en cuenta es la inversión en I+D+i que han de llevar a cabo los fabricantes de automóviles sus proveedores a la hora de desarrollar los proyectos. Para PwC, esto hará que muchos fabricantes apuesten por emplear las tecnologías tradicionales para conseguir una reducción del consumo, con las que sería necesario un desembolso menor en investigación y desarrollo.

En el otro lado de la balanza, el informe menciona el apoyo de los gobiernos a estos proyectos, lo que hay que entender dentro de una estrategia global para reducir las emisiones de CO2 y de lucha contra el cambio climático.

A pesar de los puntos negativos, el informe de Pricewaterhouse Coopers concluye señalando que “quedan muy pocas dudas” del impacto que el coche eléctrico va a tener en la industria automovilística, a pesar de que la profundidad y velocidad de su entrada en el mercado va a depender de muchos factores.