A Massa se le reaparecen viejos fantasmas

Si Vettel y Red Bull ganaran este mundial, el dato inevitable sería que el alemán habría emulado a Schumacher, que consiguió con Ferrari cinco títulos consecutivos entre 2000 y 2004. Sin embargo, no muchos caerían en la cuenta de que a Red Bull aún le faltaría un campeonato más para igualar a la Scuderia, que ya se había alzado con la corona de constructores en 1999. La memoria del aficionado guarda con mayor facilidad al piloto campeón del mundo que a la escudería que consigue el título. Pero, aunque la importancia que se le da sea desigual, no hay que olvidar la naturaleza propia de la Fórmula 1 como deporte de equipo.

Los pilotos son superdotados que contratan los equipos para conseguir el mayor número de puntos que reporten a su vez mayores beneficios a quien les paga. En esa visión simplista se percibe la definición también simplista de la escudería como empresa. Algunos pilotos, pese al evidente talento que hay que tener para conducir un Fórmula 1, no son extraordinarios, al menos en comparación con los mejores. Pero incluso en esos fichajes los presidentes de los equipos miran por sus intereses económicos.

Corría la vuelta 53, a solo cuatro del final, y Button se encontraba en la sexta posición, viendo por sus retrovisores dos manchas blancas que lo perseguían. Una de ellas era el Williams de Massa, séptimo, más lento que la otra mancha, la de su compañero Bottas. Desde la radio de equipo se le aparecían a Felipe viejos fantasmas: “Valtteri is faster than you”. Distinto nombre pero misma frase que en Alemania 2010, cuando tuvo que dejar pasar a su compañero en Ferrari, Fernando Alonso. Y, tal vez con la duda de si había vuelto a escucharlo cuatro años después o de si solo era un mal recuerdo, Massa continuó su camino, sin dejar pasar al finlandés, que (con neumáticos más nuevos) aspiraba a adelantar a Button y terminar sexto.

El brasileño no dejó pasar a su compañero ni adelantó a Jenson, dejando en un séptimo y octavo puesto la actuación de su equipo. Posteriormente reconoció haber escuchado el mensaje por radio, que efectivamente había sido de este mundo y no del más allá, pero justificó su actuación diciendo que Bottas tampoco habría podido adelantar a Button. Se le olvidó a Massa durante un momento que trabaja para un equipo que le paga y que lo fichó cuando no fue renovado por Ferrari, librándolo de la retirada.

Es en todo caso la escudería la que debe decidir qué tienen que hacer sus pilotos y qué estrategia, órdenes de equipo mediante, le va a dar más puntos en el campeonato. Y en esas puede ocurrir que piensen que tu compañero tiene que adelantarte porque él es aspirante al mundial y tú no (como ocurrió con Alonso en el mencionado Gran Premio de Alemania 2010), o que simplemente te ordenen dejarle pasar porque lleva mejor ritmo y puede alcanzar al rival que llevas delante.

Massa puede pensar, y es fácil comprenderlo, que ya ha sido segundo piloto durante muchos años en su carrera y que es suficientemente experto y ha ganado suficientes puntos (con victorias y poles incluidas) como para dejarse adelantar por un novato. Incluso puede pensar que era la segunda carrera y Bottas aún tiene que ganarse el derecho a que se realicen órdenes de equipo a su favor. Pero en ninguno de los dos casos debe olvidar que pilota (trabaja) para una empresa llamada Williams y que se debe ceñir a los intereses de la misma sacrificando los propios.

Quizás Felipe demuestre, al final de la temporada, que él es el piloto número 1 de los de Grove. Por el momento, y más teniendo en cuenta que se encuentra en un equipo que a priori no aspira a ser campeón, tiene que remar en la misma dirección que sus jefes, aunque eso implique dejar un remo a tu compañero. O eso, o ser más rápido y dejar atrás en las curvas y las rectas de cada gran premio a los fantasmas del “faster than you”. Y a su compañero.