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Una salvajada más de la FIA

La Federación Internacional de Automovilismo, que además de promocionar e impulsar el deporte del motor, tiene como obligación velar por la seguridad de los pilotos, volvió a demostrar el pasado viernes por la tarde en Sochi que carece de autoridad para cumplir con dicha tarea e imponerse ante los deseos de Bernie Ecclestone y su multimillonario negocio.

6 min. lectura

Publicado: 10/10/2015 13:00

El viernes por la tarde Motorsport.com publicaba que los organizadores del Gran Premio de Rusia están ultimando los detalles que permitirán que, a partir de 2017, la carrera sea nocturna. Qué irónico que dicha noticia saliera ‘a la luz’ poco después de celebrarse los entrenamientos libres de GP3, categoría promovida por la FOM (Formula One Management que regenta Bernie Ecclestone) y regulada por personal técnico y legislativo de la FIA.

¿Y qué tiene de especial eso?, se preguntarán ustedes. Pues que la sesión terminó totalmente a oscuras, sobre asfalto mojado y sin ningún tipo de iluminación artificial que permitiera a los pilotos rodar con unas condiciones de seguridad mínimamente decentes.

Con el retraso acumulado a lo largo del día -entre otras cosas por lo ocurrido en la primera sesión de libres de la Fórmula 1- cuando llegó el momento de que los GP3 salieran a pista, el sol ya se encontraba cerca de desaparecer. Para más inri, a 15 minutos del final Alex Fontana sufrió un fuerte accidente en la curva 4 que obligó a los comisarios a sacar la bandera roja. Cuando la pista quedó despejada, la noche ya había llegado, pero la dirección de carrera a cargo de Bob Kettleboro decidió poner el semáforo del pit-lane en verde y los pilotos salieron a intentar bajar sus tiempos.

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No es la primera vez que vemos cosas similares, incluso en Fórmula 1. En 2010, Fernando Alonso venció el Gran Premio de Corea del Sur tras retrasarse la salida por las condiciones meteorológicas y coincidir la puesta de sol con las últimas vueltas de carrera. El español cruzó la meta casi de noche y las imágenes de la celebración en el parque cerrado y posteriormente en el podio, así lo certifican (las cámaras de televisión tienden a equilibrar la luz y distorsionan la realidad en mayor medida).

Tanto la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) como la GPDA (Asociación de Pilotos de Grandes Premios por sus siglas en inglés) acostumbran a realizar campañas sobre seguridad vial y se erigen ante los medios como los líderes en materia de seguridad en los circuitos. Pero, ¿realmente es así? Es más, ¿les importa lo que ocurre tras el foco de la Fórmula 1?

“Que el espectáculo no se detenga” ha sido siempre la máxima de Bernie Ecclestone, que con la connivencia de Charlie Whiting (Director de carrera en los Grandes Premios y Delegado Técnico y de Seguridad de la FIA) lleva años controlando los tiempos a su antojo y en función de lo que le conviene a las televisiones, inversores, etc. En definitiva, lo que le conviene al negocio. Ejemplos como el de Corea 2010 son una clara muestra. O Suzuka 2014, carrera en la que las últimas vueltas se disputaron con la puesta de sol y sobre una pista mojada en la que Jules Bianchi sufrió un escalofriante accidente. Una vez lanzada la carrera, ésta debe terminar, cueste lo que cueste. Y esto es algo especialmente sangrante en las carreras asiáticas, en las que los horarios se retrasan hasta el límite para que las audiencias no caigan en Europa. Melbourne, Malasia, Corea y Suzuka ya forman parte de la lista de eventos en los que la poca visibilidad por falta de luz natural han provocado quejas de los pilotos. ¿La reacción de Ecclestone? Negar que haya un problema de seguridad.

En el caso de la GP3, resulta aún más inexplicable al tratarse de una categoría con una repercusión muy inferior en la que participan pilotos muy jóvenes. A nadie le habría importado que la sesión finalizara antes de tiempo. ¿Se planificó mal el horario? Es lo de menos. Lo realmente grave es que nadie se preocupó de pensar en las posibles consecuencias. No pasó nada, así que, ¿a quién le importa?

Sólo tiene importancia el día que un piloto sufre un grave accidente con secuelas irreversibles o muere. Entonces todo el paddock nos inunda con hashtags en Twitter, pegatinas en los cascos de los pilotos y la carrocería de los monoplazas, pancartas, minutos de silencio, homenajes....

Quizá alguien debería decirle a la FIA y a la GPDA que ya basta de postureo barato y estéril y que es hora de hacer su trabajo de verdad y no sólo de cara a la galería. No es suficiente con desarrollar la seguridad en los monoplazas y en los circuitos: además hay que aplicar el sentido común desde dirección de carrera.

Y también, quizá, ya es hora de que alguien le de una buena patada en el culo al cáncer que es Bernie Ecclestone, no sólo para la F1, sino para el deporte del automovilismo en general.

Fotos: GP3 Series / f1-grandprix.com / Laurent Mercier

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