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Memorias de Italia 1993: Minardi y las despedidas le quitan los focos a Hill

Damon Hill logró en Italia su tercera victoria consecutiva de la temporada 1993. Sin embargo, hubo actores secundarios que le robaron el protagonismo aquel curioso domingo de septiembre. Una carrera en Monza que empezó como terminó: con situaciones caóticas. Un gran premio del que no todos guardarán buen recuerdo.

6 min. lectura

Publicado: 03/09/2015 18:00

Foto: Fórmula 1.com

Damon Hill venía de ganar las carreras de Hungría y Spa, pero era tercero en el Mundial, con su compañero Prost (líder) muy lejos (a 31 puntos) y el McLaren de Senna por delante (a cinco). Los dos Williams partían en primera fila, con Prost en la pole, y todo apuntaba a un doblete. Sin embargo, en la vuelta 48, un problema de motor provocó la retirada del francés, y Hill heredó la cabeza de carrera, que mantuvo hasta el final. En la ceremonia de podio estuvo acompañado por Jean Alesi, con el Ferrari, y el compañero de Senna en McLaren, Mario Andretti. El americano Andretti subía por primera vez a un podio en Fórmula 1...y por última. Y no es solo que no lograra terminar una carrera más entre los tres primeros, es que ni siquiera tuvo la opción de volver a ser piloto titular. Ron Dennis había decidido darle el asiento al joven probador Mika Hakkinen, que ya había completado dos temporadas en el 91 y 92 en la máxima categoría.

Con un balance de siete abandonos y tres puntos, Dennis le había dado a Andretti la oportunidad de despedirse en Monza, y el estadounidense respondió con su mejor carrera del año y el único podio de su corta trayectoria. Pero antes de la entrega de trofeos habían pasado muchas cosas en el trazado italiano. El inicio de la carrera fue caótico, y hasta cinco pilotos tuvieron que abandonar. Hill perdió posiciones tras un incidente con Senna y tocarse también con Berger, pero los tres pudieron continuar. No corrieron la misma suerte Auguri Suzuki y Derek Warwick, de Footwork, Rubens Barrichello y Marco Apicella de Jordan, y JJ Lehto, de Sauber. Para uno de ellos, el abandono fue doblemente amargo. Se trataba de Marco Apicella, piloto de Fórmula 3000, que fue contratado por Jordan para suplir en esta carrera a Thierry Boutsen. Tras aquel gran premio no volvió a ser piloto titular de un equipo de Fórmula 1. Su estancia en la categoría reina había durado menos que poco, apenas unos metros, apenas unos segundos. Fue, además del de Andretti, la otra despedida del día, aunque en su caso no le había dado tiempo a decir ni 'hola'.

Ya durante la carrera, Senna y Martin Brundle se engancharon en la vuelta 8 y ambos quedaron eliminados. Hill y Berger intentaban remontar, pero la suspensión del Ferrari de Gerhard le hizo retirarse en el giro número 15. Hill siguió avanzando posiciones, y heredó el segundo puesto de Schumacher cuando el motor Ford del Benetton del alemán dijo basta en la vuelta 21. Y ahí es cuando la carrera anunciaba un doblete de Williams que no llegó a producirse por la mencionada avería de Prost. Pero los últimos metros aún guardaban una sorpresa. Los Minardi eran séptimo y octavo (solo puntuaba hasta el sexto), con Pierluigi Martini por delante de Christian Fittipaldi, sobrino de Emerson. En la recta de meta, con ambos muy pegados y ya nada que ganar, Fittipaldi terminó arrollando a su compañero y saliendo despedido dando una vuelta de campana antes de volver a aterrizar y cruzar la línea.

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Una maniobra absurda que todavía sigue coleando. 22 años después, Motorsport ha preguntado a ambos protagonistas por lo ocurrido, y siguen sin ponerse de acuerdo. Fittipaldi ataca con dureza: "La telemetría era muy clara y dice que dejó de acelerar. Luego vino a disculparse y si no fuera culpable y tuviera la conciencia tranquila no tendría por qué pedir perdón. Estaba satisfecho de no haber perdido la vida, y no quería discutir con un tonto como él. Para mí era un sucio y un imbécil". Martini alega una avería en su quinta marcha y por tanto pérdida de aceleración al pasar de cuarta a sexta: "Sin la quinta marcha tuve menos aceleración que él. Me eché a la derecha porque ya sabía que esa era la zona en la que recorrías más metros, y le obligaba a adelantarme por el exterior, haciendo un recorrido más largo. Pero de repente sentí un contacto en la parte posterior y ya no volví al Minardi de mi compañero más. Discutimos, con Christian culpándome, pero luego la telemetría demostró que solo había perdido velocidad, no había dejado de acelerar". Una de las maniobras más polémicas e inexplicables de la historia, que restó protagonismo al triunfo de Damon Hill.

Fotos: F1.com

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