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GP MónacoMemorias de Mónaco 1982: el final más loco y el destino

La edición de 1982 fue la que tuvo el desenlace más alocado de todas las carreras que ha visto el histórico circuito urbano de Mónaco. El destino le hizo un guiño al ganador, al que la Fórmula 1 le debía una victoria, y el mismo destino se burló de Ferrari. Conoce la historia.

6 min. lectura

Publicado: 22/05/2014 10:30

Temporada 1982. Alain Prost llegaba a Mónaco, sexta prueba del año, en primera posición del campeonato, solo un punto por delante de John Watson, con cuatro puntos más que Keke Rosberg y seis más que Niki Lauda. Arnoux arrancó desde la pole con su Renault. Prost salía cuarto, pero adelantó a Giacomelli y Riccardo Patrese para ponerse segundo. René Arnoux cometió un error y realizó un trompo teniendo que abandonar, lo que permitió a Prost pasar a liderar la carrera. Por detrás iban Ricardo Patrese con el Brabham y Didier Pironi con el Ferrari. Pironi tuvo un accidente con de Angelis, pero pudo continuar pese a los daños de su Ferrari. Hubo varios incidentes más en una carrera que se estaba disputando en seco.

Riccardo Patrese pasa por debajo del Renault de René Arnoux, que estaba siendo retirado tras su accidente.

Sin embargo, comenzó a caer una leve lluvia sobre el circuito a falta de pocas vueltas para el final, complicando las cosas. Parecía que solo Patrese podía amenazar la victoria de Prost. En la vuelta 74, a dos de ver la bandera a cuadros, el francés golpeó su coche contra las protecciones de la curva Tabac al doblar a otro piloto, y tuvo que retirarse. Riccardo Patrese recogió el liderato, y se encaminaba al que parecía un triunfo fácil. Pero la lluvia tenía cosas que decir. Otra vez al superar a un doblado, como le había sucedido a Alain Prost, Patrese hizo un trompo en Mirabeau y su coche se caló en Loews.

El monoplaza de Patrese se quedó en plena curva mirando hacia el interior del giro, con la crueldad de que vio pasar por delante a un Didier Pironi que, con mucha precaución, colocaba su Ferrari en la primera plaza de carrera en la última vuelta, rumbo a la que habría sido una victoria muy especial. Pero la alegría le duró poco a Pironi. Apenas unos segundos después, al entrar al túnel, se quedó sin gasolina. Tampoco él sería el ganador. Quien venía por detrás era Andrea de Cesaris con su Alfa Romeo. Pero, como le ocurrió a Pironi, también se quedó sin gasolina. Parecía que nadie quería ganar.

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Todos buscaban detrás, y quien iba detrás era Derek Daly con un Williams que se caía a pedazos por un toque durante esa carrera. Y terminó de derrumbarse. El quinto líder de las últimas vueltas también decía adiós. Pocos coches quedaban en pista, y los dos Lotus (Mansell y de Angelis) parecían ser los ganadores definitivos. Pero quedaba una última sorpresa. Patrese había podido arrancar su motor gracias a que los comisarios le habían empujado y se encontraba en una cuesta abajo y pudo meter primera y soltar embrague. Condujo hasta línea de meta sin celebrarlo, ya que no sabía que era el ganador, ni siquiera una vuelta después cuando recogió a Didier Pironi.

Seis líderes en dos vueltas y finalmente Riccardo Patrese era el vencedor. Los Lotus llevaban una vuelta perdida, así que los comisarios dieron como segundo clasificado a Pironi y tercero a de Cesaris por la distancia recorrida. Aquella de Mónaco fue la primera victoria de Patrese, que se sacaba una espina que llevaba cuatro temporadas clavada: A quince vueltas del final del Gran Premio de Sudáfrica de 1978 el motor Ford de su Arrows había fallado, arrebatándole una victoria que ya saboreaba a sus 23 años. Montecarlo le devolvió lo que Sudáfrica le había quitado. Dulce venganza. El destino sonrió a Patrese.

Pero había otro piloto cuya victoria también habría sido poética. Didier Pironi terminó oficialmente segundo con el Ferrari. Aquel domingo no había en el circuito urbano otro coche con el Cavallino Rampante pintado. El inolvidable Gilles Villeneuve había fallecido en el gran premio anterior y el equipo italiano decidió que ese fin de semana no le sustituiría. Pironi no pudo homenajear a su compañero con una victoria que saboreó durante unos segundos de la última vuelta. El destino se burló de Ferrari.

En el vídeo de las últimas vueltas podemos ver el accidente de Prost, el trompo de Patrese, las averías de Pironi y de Cesaris, el abandono de Daly y finalmente a Patrese cruzando la meta como ganador...sin saberlo.

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