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2020 será un año caliente en ventas de híbridos enchufables y eléctricos

En el Salón de Frankfurt los fabricantes han mostrado varias versiones enchufables, aquellas que pueden circular la mayoría del tiempo (o en su totalidad) con energía obtenida de la red eléctrica. Aún habrá que esperar un poco para poder comprarlos, debido a intereses comerciales.

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Publicado: 16/09/2019 22:00

Cargadores de la red Ionity expuestos en el Salón de Frankfurt

Es posible que hayas tenido conocimiento de los múltiples lanzamientos de versiones híbridas enchufables y eléctricas en webs como Motor.es, revistas, etc. Si te vas a un concesionario a encargar uno, la mayoría te dirán que tienes que esperar a 2020.

Los fabricantes nos dicen que hay problemas de oferta y que las fábricas no pueden suministrar todos los vehículos enchufables que demanda el mercado. En algunos casos es verdad, la oferta está limitada a lo que la industria de componentes pueda producir, fundamentalmente baterías electroquímicas.

En otras ocasiones se trata de una mentira como una catedral

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El mercado noruego no parece tener problemas de suministro de vehículos eléctricos y están rozando ya la cuota de la mitad del mercado, ¡la mitad! No se puede explicar todo por ser un país rico en cuanto a renta per cápita, hay más, y es que Noruega no pertenece a la Unión Europea. Dato importante. Tiene un tratado de libre comercio (EFTA), pero no es una nación supeditada a Bruselas.

Salón de Frankfurt de 2019

A partir de 2020 los fabricantes tienen que rendir cuentas ante Bruselas, indicando cuántas unidades venden de cada modelo y cuántas emisiones de CO2 tiene. Al finalizar 2021 se hará un cálculo, se contabilizarán todas las unidades vendidas y sus emisiones (salvo el 5% de modelos de más emisiones en 2020) y se obtendrá una media.

Dicha media será ajustada en función de las masas medias de los vehículos que venda cada fabricante, pero deberá llegar a 95 gramos por kilómetro. Por cada gramo de exceso y millón de unidades, 95 millones de euros de sanción a pagar a la UE. En otras palabras, el año que viene interesa vender versiones enchufables a saco, mientras tanto, hay que atender al lucrativo mercado noruego, estadounidense, japonés...

Se lleva tiempo comentando -que es un secreto a voces- que hay fabricantes que están retrasando las matriculaciones de versiones enchufables hasta que empiece el año que viene, dando fechas de entrega largas a los clientes o no admitiendo nuevos pedidos. A Kia le han pillado al filtrarse una circular interna (Saúl López lo explica en su canal de Youtube), pero hay muchos más casos. Están haciendo una especie de presa, a partir de enero podrán abrir compuertas.

El Volkswagen ID.3 se ha pensado como el primer eléctrico superventas de un fabricante europeo en el segmento compacto

A partir del año que viene los fabricantes van a ser los primeros interesados en llenar las calles de híbridos enchufables y eléctricos puros. Necesitan reducir las emisiones medias o van a pagar una barbaridad en sanciones. Fabricantes como Toyota no tienen esa prisa, haber apostado en el momento adecuado por los híbridos ha hecho que sus emisiones estén cerca del objetivo de 2021.

Otros fabricantes sí tienen prisa. Tendrán que pedir a los departamentos de marketing y publicidad que pongan el mismo empeño en vendernos eléctricos que el que han puesto en convencernos de que necesitamos un falso todoterreno. Si no hay demanda suficiente para los eléctricos, la van a tener que crear a marchas forzadas.

Es paradójico que esta industria, que anteriormente enterró al coche eléctrico -por segunda vez- al retirarse la presión legislativa de California (primer mercado estadounidense), ahora va a ser la primera interesada en masificar el coche eléctrico. Y nos transmiten el siguiente mensaje: no basta con que ellos vendan esos coches, las autoridades tienen que ayudar.

El vehículo eléctrico tiene mucho que aportar al Viejo Continente: reducción del consumo energético e independencia de terceros países, aplanamiento de la curva de demanda del sistema eléctrico, menos emisiones, menos contaminación, ciudades más silenciosas, etc.

No les falta razón. Las políticas públicas son claves para conseguir el cambio de paradigma. Los diésel no habrían sido lo que han sido de no haber sido el gasóleo un combustible más barato que la gasolina. Idénticamente, mientras los eléctricos superen en precio a sus versiones equivalentes térmicas, lo del despegue está complicado.

Hay dos formas de plantearse las políticas a favor de los eléctricos:

  • con bonus: reduciendo los impuestos a los EV, dando facilidades para aparcar, para circular, puntos de recarga públicos, peajes reducidos, etc.
  • con malus: hacer menos atractivos a los vehículos de motorización tradicional con más impuestos, problemas para circular, mayor coste de aparcamiento o de peajes, etc.

De momento la movilidad eléctrica triunfa en una minoría de países europeos donde la gente maneja más dinero (alta RpC), hay mayor red de cargadores -ya sea pública, privada o mixta-, y la posesión de un vehículo convencional está sometida a más pegas. Si no, pues lo normal es que pase como en España, que les cuesta despegar del 1% de cuota. Por cada eléctrico que se matricula, van 99 térmicos. Así está complicado que cambie nada...

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