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5 características que tendrán los coches económicos a partir de 2025

Con la llegada de la normativa Euro 7, será más difícil que haya coches de combustión económicos, dado que hay que inflar los precios para cumplir con las exigencias. Por lo tanto, tendremos que pensar en coches eléctricos, pero no como los actuales.

5 características que tendrán los coches económicos a partir de 2025
Nissan Be-1 (1987)

8 min. lectura

Publicado: 22/06/2023 22:30

En la industria del automóvil hay cosas que están ya inventadas, y que siguen siendo válidas. Si tiramos de medidas históricas que han permitido bajar los precios de los coches, veremos que hay varias recetas válidas para la era de Euro 7. Esta normativa no solamente afectará a modelos de combustión, ¡también a los eléctricos! (por las partículas de frenado).

Los fabricantes siguen obsesionados con mejorar la rentabilidad, pero eso no siempre está relacionado con hacer un gran volumen. Es, precisamente, el gran volumen lo que facilitará la adopción de los coches eléctricos a escala masiva, y si no se hace en Europa, serán los asiáticos los que hagan ese trabajo.

Si a un coche como al BYD Dolphin básico le quitamos toda la paja, se le ponen piezas exteriores más simples, y se elimina todo lo que no necesita, se podría estrujar el precio en algunos miles de euros

1) Serán eléctricos

Sí, no tendrá mucho sentido seguir invirtiendo en combustión interna, y menos para coches pequeños o medianos, salvo que se fabriquen tantos que el coste por unidad suba poco y el cliente lo acepte. Si los térmicos van subiendo, y los eléctricos van bajando, es obvio lo que va a pasar. Puede haber algún trampantojo como compartir motores térmicos Euro 7 entre fabricantes, otra solución probada con el tiempo.

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Eso sí, habrá que renunciar a algo. Los precios más bajos del mercado, al menos hablando de turismos, será de vehículos con más factor de utilización que los cuadriciclos ligeros, pero no serán tan polivalentes como lo ha sido el compacto para toda la vida. Esto encajará sobre todo con el cliente de zonas urbanas densas (donde vive la mayoría de la gente). Para las necesidades puntuales seguirá existiendo el alquiler.

Habrá que ser más racionales y mirar coches que sirvan para la mayoría de las necesidades, no para todas (incluyendo las muy muy ocasionales)

Allí donde el factor de mano de obra sea importantísimo, los países con salarios medios más bajos ganan atractivo, véase Marruecos. No tiene que ser necesariamente China, que dejó de ser un país en vías de desarrollo hace tiempo

2) Posiblemente se ensamblen fuera de Europa

A la hora de reducir los costes, la mano de obra es un factor importante. Aunque los eléctricos necesitan de por sí menos mano de obra, también ayudará que esta cobre el mínimo posible. Países de nuestro entorno pueden posicionarse muy bien en ese sentido, como Marruecos, Ucrania -cuando acabe la guerra- u otros países del este europeo.

También puede que se ensamblen dentro de la Unión Europea, pero simplificando bastante. Reducir el número de piezas y reduciendo la complejidad del ensamblado se puede ahorrar mucho dinero. No tendrá que ser algo tan extremo como el Citroën AMI, pero puede ser algo como la Dacia de antes o modelos como el Citroën C4 Cactus. Simples como el mecanismo de la aceituna.

En los coches urbanos no se puede tener mucha autonomía con baterías por razones de espacio, y mucha clientela tiene de sobra con 100 a 200 km reales -si puede cargar a diario-

3) No destacarán por potencia ni autonomía

El carácter utilitario estará ligado a una autonomía apta para las necesidades reales, y no dos viajes al año a la playa sin parar a miccionar. Las autonomías reales de 100-200 km, según el modelo, pueden bastar para la clientela base, y a partir de ahí, puede haber ampliaciones o un sistema de sustitución de baterías al estilo de NIO, robotizado y rápido.

La recarga a más de 22 kW (en corriente continua) será algo poco o nada necesario en modelos básicos, como ya está ocurriendo

Por otro lado, los motores estarán ajustados a lo que realmente hace falta para todos los días, en el entorno de los 100-120 CV, que ni se quedan cortos, ni resultan excesivos. Hay que pensar en 100-120 CV con más «patada» que un turbodiésel, algo que ha movido a decenas de millones de europeos con bastante holgura, pero con muchas más emisiones.

En un coche como el Dacia Spring Electric/Renault Kwid no sobran muchas cosas, como la potencia, pero para necesidades básicas sirve (y de sobra)

4) Su equipamiento será el imprescindible

Hay elementos que no se podrán evitar instalar, como todos los obligatorios, pero se podrá ahorrar en bastantes cosas, sin tanta sofisticación interior, sistemas de infoentretenimiento más simples (con que tengan Android Auto y Apple CarPlay es más que suficiente) y eliminando todo lujo superfluo. Sí, como hacía Dacia.

En algunos casos, estos nuevos utilitarios reemplazarán a coches de más de 15-20 años que no han tenido tantas «pijadas», cuyos dueños se han apañado sin pantallones, ni asientos calefactados, ni asistentes de voz, ni lucecitas LED, portón de maletero robotizado o aparcamiento automático.

La producción a lo bestia, a partir de plataformas compartidas (incluso entre distintos fabricantes) podrá ajustar bastante los precios

5) Se producirán masivamente

Como siempre, habrá que hacer el máximo volumen para reducir el coste por unidad. Puede que por lógicas productivas se estandarice equipamiento que esté deshabilitado y que para poder usarlo se utilicen suscripciones temporales. A ver si la clientela traga, y si traga, se instaurará. De momento se van a probar las tragaderas de la clientela Premium.

También se puede ganar dinero sacando poco margen por unidad, pero hay que hacer muchas. Siempre se puede ganar más dinero con cosas más Premium, dentro de la misma marca, o en distintas marcas dentro de un gran grupo. Siguiendo esta filosofía, los japoneses arrasaron entre los 70 y los 80 y se hincharon a ganar dinero. Vendieron coches simples a unos, de lujo a otros, y hubo sus correspondientes términos medios.

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