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Así será el todoterreno del Siglo XXI

La presentación del nuevo Land Rover Defender puede marcar un punto de inflexión en términos de ingeniería para la nueva generación de todoterrenos. El chasis de largueros y travesaños ya no tiene por qué ser una condición de diseño sine qua nom.

9 min. lectura

Publicado: 11/09/2019 22:00

A lo largo de la evolución del automóvil algunos dogmas han sido derribados por el avance de la tecnología. Que si la electrónica era mala, que para qué quieres 200 CV... ahora estamos con eso de qué significa ser un auténtico todoterreno, y si esa definición tiene sentido en nuestros días.

Y es que el concepto de todoterreno ha ido cambiando con el tiempo. Puede tratarse de un vehículo que pueda circular por cualquier sitio, pero ¿qué significa "cualquier sitio"? El significado puede cambiar mucho en Austria y en la mitad de Zambia. Y Zambia también ha cambiado en décadas.

La inmensa mayoría de las matriculaciones de vehículos en el mundo se concentran en las naciones desarrolladas, por lo que los esfuerzos de los fabricantes se centran más en ellos, de donde salen los buenos márgenes. La mayoría de los 4x4 más auténticos, por aclamación popular, se diseñaron en el Siglo XX, y se han ido modernizando hasta en el diseño.

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El nuevo Land Rover Defender se basa en una plataforma con una estructura monocasco de aluminio

El nuevo Land Rover Defender es un ejemplo de hacia dónde van a ir las tornas. Primero, ya no es imprescindible tener un chasis de largueros y travesaños -o en escalera-, configuración elegida históricamente por su gran resistencia al castigo en forma de torsión y altas cargas. Los aceros ahora permiten hacer monocascos más resistentes, simplificando el proceso de producción.

Tampoco parecen ya necesarios los ejes rígidos para afrontar los terrenos más complicados, considerando como tales lo que se puede encontrar en un país desarrollado, donde la naturaleza salvaje no es tan accesible, por no decir directamente prohibida. Una buena suspensión independiente puede cumplir, sobre todo si es variable en sus cotas. Los motores eléctricos condenarán al ostracismo a las reductoras y a los árboles de transmisión.

Incluso los todoterrenos más eficaces ya han hecho muchos coqueteos con la electrónica, incluyendo los Jeep Wrangler, Toyota Land Cruiser, etc. El sistema Terrain Response de Land Rover es otro ejemplo, y permite a los SUV circular con más garantías en superficies controladas gracias a leyes predefinidas. No todos los obstáculos precisan atar un winch a un árbol grande para poder salir.

El Toyota Land Cruiser tiene garantizada su continuidad, aunque sigue adaptando características típicas de los SUV para mantener el tirón

Los todoterreno están buscando su encaje en el panorama automovilístico moderno, donde tienen importancia las normativas antipolución, las modas, el equipamiento tecnológico, el comportamiento en superficies asfaltadas, la conectividad... Parece ser que aspiran a ser lo más alto de la "pirámide alimenticia" en el mundo SUV.

Dentro de la gran variedad de modelos SUV podemos definir algunos extremos. Tenemos los más "turismizados", los crossover, que nada tienen de todoterreno. En otro punto tenemos a los deportivos, elementos como Porsche Macan, donde el mejor rendimiento en carretera es lo más buscado. Otro extremo podría ser el de los familiares, reemplazando el lugar que ocupaban los monovolumen.

Pero sin duda hay espacio para una categoría donde el rendimiento fuera de carretera es el mejor, sin renunciar a la mayoría de atributos que tan deseables han hecho a los SUV. El diseño de Land Cruiser, Wrangler, Jimny, Defender o Clase G evidentemente busca agradar en el plano estético, aunque se mantengan fieles -o muy fieles- a su esencia. Es aceptable un poco de contagio de la moda SUV a los todoterrenos. Y ya ha ocurrido.

Los fabricantes tienen que adaptar los todoterreno a los nuevos tiempos, incluso en aquellos atributos que un cliente de 4x4 tradicional no reparaba nunca

Pero todos estos avances también están relacionados con el incremento de precio que están sufriendo estos vehículos, hasta ser inalcanzables para un bolsillo medio. Ahora mismo prácticamente es imposible comprar un 4x4 nuevo que sea sencillo, duro, para trabajar... y que no sea un pick-up. Estos vehículos están tomando el testigo, especialmente para los profesionales ajenos a modas, pero sí demandantes de prestaciones fuera de carretera.

Ambos mundos están muy alejados, y se van a seguir alejando. Los todoterreno se están posicionado como modelos de alta gama -o directamente de lujo- para sobrevivir, habida cuenta de que el público generalista los está abandonando en favor de los SUV. Cuanta más tecnología tengan, peor de cara a su posible adquisición. Esto provocará una mayor presión en el mercado de los usados, donde se empiezan a cotizar algunos modelos a pesar de su edad, estado y kilometraje.

A lo largo de esta década veremos todoterrenos con más tecnología, serán más eficientes, tendrán más lenguaje de diseño, incorporarán conectividad y también conducción semiautónoma, serán más seguros en carretera... Es inevitable. Quien se plantee sacar un 4x4 puro y duro estará pensando más en países en vías de desarrollo, y con ese enfoque en mente, los precios tampoco pueden ser bajos, ya que hay que sacar más margen a pocas unidades.

Ni siquiera los nuevos desarrollos, como el Ford Bronco, escapan a la influencia del mundo SUV en un segmento tradicionalmente de vehículos sencillos, robustos y capaces

En consecuencia, no me siento en modo alguno sorprendido por lo que ha ocurrido con el Defender. Los modelos más capaces fuera de carretera acumulan veteranía, con la salvedad del Jimny, que está muy equilibrado entre un auténtico 4x4 y un SUV recreativo (que no obedece a necesidades, en el sentido estricto de la palabra).

Que nadie se sorprenda si el Land Cruiser o el Montero acaban siendo híbridos, incluso totalmente eléctricos a medio plazo. Solo hay que ver las estadísticas. Obviamente habrá que hacer más esfuerzo para comprarlos. Quien no quiera seguir ese tren, conformarse tendrá que, pero con pick-ups. Los fabricantes tienen que reducir emisiones y eso incluye a los todoterrenos.

Solo hay que fijarse en que el nuevo Defender, con mecánicas diésel, roza el máximo del impuesto de matriculación en España, 9,75%, por su 199 g/km de CO2. Para Suzuki cada Jimny que se vende es un problema por sus "altas emisiones" por su peso, aerodinámica y motor gasolina. O los Land Cruiser y Montero, que solo con motores diésel tradicionales tienen unas emisiones elevadas. Estamos en el Siglo XXI y eso exige una nueva generación de todoterrenos, y en un número inferior al de sus predecesores.

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