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Investigan si existe un "pacto de acero" en Alemania

Las autoridades alemanas en materia de competencia han revelado que se están investigado seis grandes empresas en Alemania para determinar si han formado un cártel. Conocemos cinco de esas empresas: BMW, Daimler, Volkswagen, y los proveedores Bosch y ZF. La sexta se desconoce.

5 min. lectura

Publicado: 05/07/2016 20:00

Cadena de montaje de Bosch

El 23 de junio decenas de agentes de la oficina federal alemana de competencia (Bundeskartellamt) registraron las sedes de varios fabricantes y proveedores en el país, sin revelar nombres. Son los portavoces de las empresas citadas los que han revelado que están siendo objeto de investigación, algo nada malo a priori.

El portavoz de General Motors ha denegado que Opel esté siendo investigada, por lo que puede ser otro fabricante con una planta en el país. No habría que descartar que se trate de Ford, que cuenta con dos fábricas: Saarlouis y Colonia, aunque puede ser un tercer gran proveedor.

Se investiga si estas empresas han formado un cártel para pactar precios, pero en vez de hacerlo sobre sus productos, lo habrían hecho sobre sus materias primas, en este caso el acero. En otras palabras, las seis empresas pueden haber pactado el precio máximo al que compran el acero a la industria siderúrgica del país, para obtener una ventaja competitiva.

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Fábrica de Dingolfing (BMW)

Según datos de la World Steel Association, se utiliza una media de 900 kg de acero por coche, es el material más utilizado. En los últimos años se están combinando aceros de diferentes grados de resistencia, pero también se usa a veces aluminio o fibra de carbono. El objetivo es reducir el peso de los coches.

Si se usan materiales más duros -es decir, con mayor rigidez torsional- se puede emplear menos cantidad al peso, por lo que los motores tendrán que hacer un esfuerzo menor. Eso se traduce directamente en una reducción de consumo y emisiones contaminantes, así como las de dióxido de carbono (CO2).

Pero en los coches de producción masiva el acero es y será siendo el rey de los materiales. Los fabricantes hacen enormes compras a la industria siderúrgica, y con años de antelación. Si existe un pacto de precios, el impacto económico es bastante considerable.

Producción del Volkswagen Polo en Landaben, Navarra

La federación alemana del acero vendió a la industria automovilística en su territorio la cuarta parte de su producción en 2015, es decir, 37.800 millones de euros. Ambos sectores trabajan codo con codo, porque trabajan con acero de unas especificaciones muy concretas.

Aunque los registros en las sedes de las seis empresas se llevaron a cabo el 23 de junio, lo hemos sabido hoy a través de la propia agencia. El proceso puede tardar entre tres y cinco años, por lo que no conoceremos una rápida resolución de este asunto.

Las autoridades alemanas pueden imponer una multa equivalente al 10% de la facturación de los culpables. De momento el récord de sanción se lo llevaron empresas cementeras, que fueron condenadas a pagar 700 millones de euros, si bien la cantidad se acabó reduciendo a 400 millones.

Cadena de montaje de ejes en la planta de Daimler en Hamburgo

¿Qué hay de malo en que se pacten precios de compra?

Cuando empresas independientes se ponen de acuerdo para pactar precios, están formando un cártel, una práctica contraria a la competencia que está prohibida en la Unión Europea. Lo habitual en los cárteles es fijar un precio mínimo para venta de bienes o servicios, de forma que no se perjudiquen entre ellas.

Los investigadores tienen que encontrar evidencias de que se han pactado precios con la industria siderúrgica, para que el acero tenga un precio más ventajoso. Los que no están dentro del cártel pueden haber comprado el acero más caro, por lo que tienen mayores costes, y tienen un menor margen si quieren ser competitivos.

En ocasiones previas, varias empresas del sector automovilístico han sido investigadas por pactar precios de componentes, no por la adquisición de materias primas. Las compañías siderúrgicas se mantienen de momento calladas a la espera de que aparezca más información.

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