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La asignatura pendiente de las señales de tráfico: catalogación, inventario y revisión

La Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico (Afasemetra) ha puesto de relieve una asignatura pendiente en España. Ya no solo es que haya inconsistencias en un catálogo oficial que lleva 29 años sin actualizarse, es que hay señales deterioradas y peligrosas.

La asignatura pendiente de las señales de tráfico: catalogación, inventario y revisión
Señal deteriorada de prohibición de adelantamiento - Pirado IV (Flickr) CC BY

5 min. lectura

Publicado: 30/12/2021 23:00

Los que tengan suficiente memoria -y años- nos acordamos de 1992 como el año de las Olimpiadas de Barcelona, la Expo de Sevilla, la inauguración del AVE Madrid-Sevilla y la A-4,y otras tantas cosas. Han pasado 29 años, y ese es el tiempo que lleva sin actualizarse el catálogo oficial de señales de tráfico.

Tampoco existe un inventario real público de las señales verticales, como denuncia la Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico (Afasemetra). Su presidente, Francisco Cano, recordó que si bien no son susceptibles de caucar, hay fechas a partir de la cual es recomendable reponerlas o comprobar que mantienen sus características básicas.

Por ejemplo, hablamos de que sean legibles de día y de noche, que mantengan sus propiedades reflectantes, que no estén tapadas por vegetación o cualquier elemento artificial, que no hayan sufrido vandalismo, que sigan ahí desde los tiempos de Franco, etc.

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Vídeo publicado por Ponle Freno a principios de 2010

Como los 30.000 millones que pagamos los automovilistas en impuestos no son suficientes para mantener la señalización vertical correctamente mantenida, porque se gastan en casi cualquier cosa menos eso, se ha acumulado un problema que va a más.

Allá por 2010 la entidad sin ánimo de lucro Ponle Freno empezó a recoger denuncias ciudadanas para trasladar a los titulares de las vías problemas en la señalización. A lo largo de las seis ediciones de esta campaña previas a 2021 se han trasladado más de 2.100 denuncias. Este año, en la séptima convocatoria, 300 denuncias fueron tramitadas.

Afasemetra denunció en julio que las normas españolas sobre señales se han ido parcheando, pero siguen sin estar correctamente recogidas. Además de eso, pasando de la teoría a la práctica, es que nadie parece saber cuántas señales verticales hay en España, cuántas están en mal estado, y cuántas cumplen siquiera la normativa aplicable.

Fuente: Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico (Afasemetra)

Resulta bastante chocante que, cuando interesa, sí se puede. Solo tenemos que acordarnos cuando se cambiaron miles de señales de «120» en autopistas y autovías a otras de «110» cuando el Gobierno nos dijo a los españoles que teníamos que ahorrar combustible. Luego se puso una pegatina para que el «110» se convirtiese en un «120». Una chapuza.

En otra oleada, se sustituyeron todas las señales de «100» en vías secundarias de un único carril por sentido de circulación para poner en su lugar discos de «90». Cuando se quiere, se puede, pero la desidia al respecto alcanza a administraciones locales, autonómicas y estatales.

Desde 1992 se han anulado 20 señales de tráfico por estar obsoletas. Otras 125 señales y carteles siguen sin estar en el catálogo oficial -en el que hay 400-. Además, también hay señales más modernas que ni están en el catálogo ni en el Reglamento General de Circulación, solo en borradores del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA).

Y convendría poner fin a este desaguisado antes de que a la Administración le estalle un problema en la cara: los coches autónomos. Un conductor humano puede deducir algunas cosas aunque no haya señal que le diga nada, pero una inteligencia artificial precisa de una señalización clara, legible y normalizada.

Por ejemplo, hay señales como las que indican a un ciclista que debe cruzar empujando la bicicleta en un cruce o calle, o la advertencia de personas mayores en los aledaños. Ni una ni otra están normalizadas y algunos ayuntamientos han tirado de creatividad. Incluso hay señales sin codificar como la de «zona de bajas emisiones», «tramo peligroso» (con radares) o «carretera 2+1».

Los ciudadanos necesitamos de vez en cuando que nos recuerden en qué se nos van 30.000 millones en impuestos al automóvil, si algo tan simple como tener un inventario teórico y práctico de señales se hace de forma chapucera desde hace casi 30 años. En 2022 se redondeará la cifra a tres décadas. Es una vergüenza.

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