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¿Por qué no habrá un Porsche 911 híbrido?

Recientemente supimos que Porsche abandonó su pretensión de dotar al 911 de una versión híbrida. ¿Qué les llevó a tomar esa decisión? La respuesta no es simple, vamos a indagar en los antecedentes, porque Porsche tiene muchos en tecnología híbrida.

6 min. lectura

Publicado: 15/05/2017 21:00

El Porsche 911 es un coche muy especial. Sigue fiel a una concepción de los años 50 que hoy ya no usa prácticamente nadie: el motor trasero y propulsión trasera, o coloquialmente hablando, un "todo atrás". Salvando las distancias, el smart fortwo/forfour y el Renault Twingo utilizan el mismo concepto hoy día, y hasta 2003 lo hizo el Volkswagen Beetle o Escarabajo.

Para el 911 no vale cualquier cosa, de hecho, tiene su propia plataforma. Es un gran turismo 2+2 o biplaza, en función de la versión, muy potente, con un peso razonable para la clase en la que se mueve. Las versiones de competición o más cercanas a esta -matriculables- son excepcionalmente ligeros. No es fácil aprovechar en este modelo tantas sinergias con el Grupo Volkswagen.

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Como vimos en un artículo previo de diseño de híbridos, no existe una solución perfecta, sino soluciones más o menos adecuadas para cada modelo, en función de lo que se quiera de él. Una de las desventajas típicas de un sistema híbrido es el peso añadido de algunos componentes, véase baterías, motor eléctrico, unidad de potencia, etc.

Lohner-Porsche Semper Vivus

Uno de los motivos esgrimidos por Porsche, a través del ingeniero August Achleitner, fue el incremento inaceptable de peso. Porsche estaba tratando de calzar en el 911 la tecnología e-Hybrid, es decir, híbrida enchufable, que ya disfrutan los Cayenne y Panamera. No es precisamente una solución ligera.

El pasado de Porsche está íntimamente ligado a la hibridación, quien diga lo contrario demostrará no tener ni idea de los orígenes de la marca. En 1899 un joven Ferdinand Porsche presentó junto al carrocero Lohner uno de los primeros híbridos de la historia, el Lohner-Porsche Semper Vivus. Mejor antecedente que ese no os podemos citar.

Un poco más adelante en el tiempo, en 2010 Porsche presentó en el Salón de Ginebra el 911 GT3 R Hybrid (997), con un sistema KERS de origen Williams. Sí, era un 911 híbrido. En su debut en las 24 horas de Nürburgring lideró su categoría hasta que a falta de hora y media la mecánica dijo basta y tuvo que abandonar. No está mal para un estreno. Esta tecnología no ha llegado a producción en serie.

Más o menos por entonces aparecieron los primeros híbridos modernos de Porsche, tanto en Cayenne como en Panamera. Esta primera versión del sistema no era enchufable, y la ventaja en ahorro de combustible no se veía suficientemente compensada por el sobrecoste que implicaba la tecnología.

En un segundo paso, llegó la tecnología e-Hybrid, que incluye unas baterías de ión-litio de 9,4 kWh (para Cayenne y Panamera) ya que son enchufables. Tiene también relación con ellos el 918 Spyder, pero es un coche excesivo en muchos sentidos, empezando por el precio. Todo es posible si se paga una suma suficientemente alta.

Tanto Cayenne como Panamera en sus versiones híbridas son muy pesados, superan las dos toneladas. Ese es un peaje inaceptable para un 911. Este modelo está relacionado con el mundo de la competición directamente, no se puede decir lo mismo ni para el Cayenne ni para el Panamera. Por lo tanto, no resulta viable.

Para el 911 haría falta un sistema totalmente personalizado, desde luego más ligero que el empleado por el SUV y la berlina de representación. Es posible diseñar un sistema más ligero, que entrege menor potencia, use baterías más ligeras y no sea necesariamente enchufable. Entonces sí, un 911 híbrido sería factible.

El problema de esta solución es que se aparta de las economías de escala que la racionalidad alemana busca, especialmente en el fabricante que más beneficio saca por coche (o eso dicen). El 911 no tiene un volumen tan alto como para justificar un desarrollo específico, y tampoco se le puede meter un precio estratosférico como al 918 Spyder. No funcionaría.

En definitiva, no es que Porsche no pueda hacerlo, es que el resultado no compensa en términos generales

Si Porsche desarrolla un sistema híbrido más ligero que funcione con otros modelos, como el Macan, será razonable pensar su uso en el mito. Con el tiempo tendrán que acabar dando su brazo a torcer por las normativas anticontaminación, a menos que se planteen sacar un 911 de cuatro cilindros y 2 litros muy apretado. No me miréis así, ya lo hicieron una vez, y se llamó Porsche 912.

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