PruebaPrueba Volkswagen Tiguan 2.0 TDi 190 CV DSG 4MOTION
En esta ocasión probamos la versíon de 190 CV del Volkswagen Tiguan, que tiene mucho sentido, no tanto por precio y acabado (te obliga a un nivel elevado y el precio de partida no es barato), sino por potencia y peso (es casi 150 kilos más pesado que un tracción delantera manual de 150 CV). La calidad de acabados es excelente y es un coche muy espacioso.
A principios de año pudimos probar la nueva generación del Volkswagen Tiguan. En aquella ocasión, pudimos hacer un extenso análisis del modelo propulsado por el motor 2.0 TDi de 150 CV con cambio automático DSG y tracción integral 4MOTION. En esta ocasión, hemos podido ver las virtudes del motor inmediatamente superior, que entrega, con el mismo bloque, 190 CV.
Es por tanto que en esta prueba no nos vamos a detener en repetir las características del modelo, aunque conviene repasar las medidas y el precio de partida para el Volkswagen Tiguan con esta configuración (DSG y 4MOTION también).
El Volkswagen Tiguan con esta configuración de motor sólo se puede seleccionar con el acabado Sport, por 42.835 euros; es 900 euros más costosa que la versión de 150 CV con el mismo acabado. Sin embargo, el motor de 150 CV es más atractivo al estar disponible en acabados más básicos y, por tanto, con un precio de salida más interesantes (39.210 euros con acabado Advance, con la tracción integral y el cambio de doble embrague).
El acabado Sport incluye un paquete de equipamiento muy razonable, con AppConect, Asistente de aparcamiento, faros delanteros de LED con asistente para la luz de carretera (Dynamic Light Assist), navegador y techo eléctrico entre lo más destacado. Es un paquete cuyo valor asciende a 4.155 euros y que actualmente no tiene sobreprecio.
Claro, que si comienzas a sumar toda tecnología y opcional disponible para el Tiguan, puedes eternizarte e incrementar la factura notoriamente. El color de la unidad es el Rojo Rubí (metalizado) y cuesta 575 euros. Las llantas que equipa nuestra unidad de pruebas, son de 20 pulgadas. Son las más grandes disponibles para el modelo y cuestan 1.230 euros. Van asociadas a neumáticos de generosas dimensiones y bajo perfil (235/45 R20). Sin embargo, al seleccionar estas llantas, nos vemos obligados a escoger el tren de rodaje deportivo (185 euros) o la regulación adaptativa del tren de rodaje DCC, que cuesta 1.050 euros.
Por dentro, el mundo tecnológico es infinito: Head-Up Display (520 euros), asistente en atascos, desaparcamiento y mantenimiento del coche en el carril, ‘lane assist’ (460 euros), manejo por voz (210 euros), bluetooth con carga por inducción (470 euros), sistema de navegación ‘Discover Pro’ que es el sistema más completo de Volkswagen, conectado a internet (1.795 euros). A pesar de que la tecnología disponible no es costosa en términos absolutos, si nos ponemos exquisitos, es fácil sobrepasar los 50.000 euros.
Para un Volkswagen Tiguan, sí que es un precio que se aleja ciertamente del esquema mental de muchos compradores, ya que por ese precio tenemos ofertas tentadoras en muchas marcas. Claro, que la carta de presentación, o el precio de partida del Tiguan promocional es de 22.400 euros (aunque de lista asciende a 26.990 euros).
Respecto a las medidas, la longitud crece hasta los 4.486 mm, la altura es de 1.632 mm y la anchura es de 1.839 mm. El maletero cubica 615 litros y puede crecer hasta los 1.655 litros si abatimos los asientos traseros. La curiosidad viene de la mano de la tracción que le otorga al Volkswagen Tiguan de 11 mm más de altura libre al suelo, creciendo de 189 a 200 mm.
Sin duda, uno de los aspectos que se ha trabajado es la posibilidad de salir a caminos rotos, a pistas mal asfaltadas e incluso a alguna zona más comprometida. Se consigue a través de dos elementos fundamentales: los tres modos de conducción específicos denominado 4MOTION Active Control y unas cotas más adecuadas para las incursiones como el ángulo de ataque que puede mejorar de 18,3º a 25,6º en función de los opcionales.
Sin embargo, nuestra unidad de pruebas tiene, en mi opinión, dos motivos por el cual salir a pistas muy rotas no es una buena idea: Una llanta de 20” con neumáticos 235/45, que son muy atractivos pero poco prácticos ya que endurece el Tiguan, cuyo esquema de suspensión ya me parece algo rígido, que no seco. El segundo motivo es, precisamente esa rigidez de la suspensión que hace más incómoda la incursión. Un Mitsubishi ASX o un Subaru XV me parecen mejores opciones para esta tarea en concreto, siendo el Tiguan más cercano al Range Rover Evoque en cuanto a sensaciones en pista.
En el interior, la calidad percibida es muy elevada tanto en uso de materiales como en ajustes. Probablemente de las mejores de la categoría. Un punto de crítica es que el lenguaje de la marca es tan parecido entre modelos que es ligeramente aburrido. Además, la tendencia actual de las marcas es posicionar la pantalla sobre el salpicadero y no directamente integrada.
En los modelos de Volkswagen, el panel queda en una posición ligeramente baja al tener los difusores centrales del climatizador en la posición más elevada salvo en el nuevo Volkswagen Polo que ha invertido la disposición para dar mayor protagonismo a la parte multimedia.
El cuadro de instrumentos es completamente digital, con una disposición idéntica al de Audi y al que pronto incorporará SEAT. En el Tiguan hay una visualización enfocada al uso Off-Road, con sensores de inclinación y brújula que no encontramos en otros modelos.
Por supuesto, la unidad de pruebas es un escaparate de hasta dónde puede llegar a configurarse un SUV de estas características; desde los asientos con función de masaje ‘ergoActive’, pasando por Head-Up Display, climatizador de tres zonas, la enorme pantalla multimedia, el cuadro de instrumentos digital, los modos de conducción específicos y un sinfín de asistentes: lateral, salida de trayecto, salida marcha atrás y frontal. También tiene bola de remolque oculta (tiene una palanca que la libera) y una toma de 230 V en el maletero.
En marcha
El propulsor de 190 CV con la tracción 4MOTION y el cambio de doble embrague DSG, es una de las configuraciones más atractivas para el Volkswagen Tiguan, si bien no es la más popular por el precio. A decir verdad, solo los más pudientes optan por una configuración tan completa como esta y por el momento, es el propulsor de 150 CV el que más éxitos cosecha al ser ya una potencia suficiente para mover la caja con soltura.
Sin embargo, durante los días de prueba he advertido que el motor de 190 CV no es una alternativa descabellada por potencia ya que permite moverse con mayor agilidad, sobre todo en vías rápidas. Tiene una respuesta más contundente y mayor aceleración, pero sobre todo, más elasticidad. Y en este caso, más no es menos ni innecesario. Al contrario. El valor añadido del motor de 190 CV está precisamente en poder desenvolverse mejor con una caja de cambios más pesada que la manual y con una tracción integral que tiene una superficie de arrastre mayor y, una vez más, mayor peso.
En concreto llega a ser unos 150 kilos más pesado que una versión manual y tracción delantera de 150 CV y aun así acelera casi en 1,5 segundos antes en el 0-100km/h, bajando de los 8,0 segundos. Es por ello que para esta configuración es más recomendable optar por más potencia siempre que sea posible.
La suavidad del motor es muy buena y la integración del cambio DSG es una de las mejores que he visto en la marca, siendo dócil y fácil de manejar en las maniobras de parada y arranque, donde los cambios de doble embrague suelen pecar de cierta brusquedad. Para ahorrar combustible, al soltar el acelerador en vías rápidas tiene la navegación por inercia que consiste en desacoplar la caja de cambios del motor para que el coche avance en punto muerto. La tarea difícil es que el tránsito sea apenas perceptible y el Tiguan lo logra con creces.
Sí que es verdad que el sonido característico a diésel se filtra más de lo deseado, desluciendo ligeramente el muy buen sabor de boca de los materiales y el mundo interior, que por cierto es muy espacioso a todos los niveles. Delante me ha sorprendido el espacio a la altura de los codos. Detrás, la banqueta puede desplazarse horizontalmente en proporción 60/40 y ajustar el ángulo de inclinación del respaldo en la misma proporción.
Los asientos se pueden abatir completamente en proporción 40/20/40 e incluso tiene un hueco específico para carga de objetos largos. Como detalle, dispone de unas bandejas que conviene usarlas con cuidado, aunque sí son mejores que en otros coches.
El precio de partida es de 22.400 de forma promocional, pero puedes superar 50.000 euros con todos los extras
El nivel de respuesta del propulsor es lineal pero muy enérgico y, una vez más, la dirección es uno de los puntos fuertes del coche, permitiendo manejar el coche con mucha información en las manos, sin apenas flotabilidad. Sí que es cierto que existen inercias propias de los todocamino con centros de gravedad altos y peso de conjunto elevado. El carácter es subvirador pero la tracción integral ayuda mucho a mitigar el efecto y aporta la seguridad necesaria para controlar el desplazamiento no deseado.
Los modos de conducción son un mundo aparte, ya que además de la gran cantidad de posibilidades que ofrece el coche por defecto, hay elementos específicos para el campo e incluso personalizables también en varios niveles. Me gusta que en el grado máximo de ‘off-road’, el cambio se adapta para estirar las marchas cortas aportando la potencia y para necesarios para subir por cualquier pendiente; algo así como una reductora.
No obstante, el bajo perfil de la llanta me invita continuamente a buscar la trazada más limpia y el camino con menos roderas para poder asegurar la integridad de la suspensión, llanta y neumático.
Sobre los consumos no me voy a detener en exceso ya que en función de cada trayecto se pueden obtener resultados diferentes, pero siendo honesto y conduciendo el coche con un equilibrio entre vías rápidas y atascos diarios, 8,0l/100 km me parece una media ligeramente elevada pero en consonancia con la resistencia aerodinámica y el peso del conjunto.