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La F1 rechaza a Andretti, pero seguimos aplaudiendo

El anuncio de la Fórmula 1 de la negativa al ingreso de Andretti, de la mano de Cadillac, como participante del campeonato, ha levantado el descontento y las críticas de aficionados e incluso de periodistas. Pero, ¿no lo esperábamos?

La F1 rechaza a Andretti, pero seguimos aplaudiendo
Ni siquiera un proyecto sólido como el de Andretti y Cadillac ha convencido a la F1 y los equipos.

9 min. lectura

Publicado: 01/02/2024 19:00

En realidad, desde la llegada de Liberty Media en enero de 2017 como dueños absolutos de la vertiente comercial de la Fórmula 1, la deriva de la misma se ha acentuado hacia el negocio, el ‘show business’, sin preocuparse en exceso de la tradición o del aspecto deportivo, o no tanto como del aspecto de negocio del deporte.

Esto no es nuevo, porque en el fondo es la ejecución exacerbada de lo que Bernie Ecclestone y otros detentores de los derechos comerciales -CVC, etc.- hicieron. La F1 es una marca y un negocio a nivel mundial que rinde grandes beneficios. Pero los estadounidenses han ido un paso más allá.

La realidad es que Andretti aparece como una víctima propiciatoria en la nueva guerra FIA-Liberty

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En busca del dinero, han abrazado sin ambages los petrodólares árabes con una fuerza inusitada. No es nuevo tampoco, en su momento teníamos a Fly Saudia patrocinando a Williams, llegó el GP de Baréin o de Abu Dhabi. Pero Liberty no sólo los mantiene, sino que suma a Arabia Saudí o a Qatar, y con contratos con un plazo largo.

Mientras tanto, en países digamos cautelosamente de dudoso cumplimiento de los derechos humanos o igualdad de género, se usaban lemas como ‘we race as one’, se cumplía con el protocolo de arrodillarse en la parrilla y demás actividades muy loables, pero mirando para otro lado en los países que son capaces de ejecutar a homosexuales. Pero aplaudíamos.

Incluso los test de pretemporada se han llevado a Oriente Medio, mientras que Europa, hogar de la competición, se ve progresivamente desprovista de carreras en favor de nuevas citas sin raíces. Se van dejando circuitos tradicionales en favor de urbanos que permiten a Liberty crear un espectáculo paralelo en el que la carrera de F1 es sólo un elemento más, y a veces incluso el menos importante -véase Las Vegas-.

Michael Andretti, fundador de Andretti Global y líder del proyecto conjunto con Cadillac.

Todo esto entra dentro de la lógica de quien pretende obtener dinero. Se canibaliza la competición y el producto, y se vulgariza al llevarlo a un número cada vez más elevado de carreras, ya que a más carreras, más cánones, derechos televisivos, público, repercusión. Más dinero, a costa del carácter especial de un Gran Premio, de su exclusividad. No hablemos de la carga brutal de trabajo para los equipos y empleados.

Y junto a ello, como empresa estadounidense, tras asentarse con firmeza en Oriente Medio, la mirada se dirigió a Estados Unidos. La Fórmula 1 nunca ha sido un deporte de masas ni interesante en el país norteamericano, que tiene su propio sistema endogámico de deportes de éxito sin necesidad de los extranjeros.

Sin embargo, la F1 siempre ha tenido raíces en Estados Unidos. No hablamos ya de que la Indy 500 fue parte del campeonato, o de que Watkins Glen fue un pilar de referencia en el campeonato, ni del desembarco en los ochenta y noventa, con Long Beach, Las Vegas, Detroit o Dallas. Y ha habido pilotos, con Phil Hill campeón ya en 1961. Y equipos, como Eagle, o Penske.

Pero la Fórmula 1 es un producto ajeno al mercado estadounidense. Liberty, lógicamente sabedora de que el éxito en ese país es muy lucrativo, sumó al Gran Premio en Austin, nada menos que Miami y Las Vegas, y se vislumbra la llegada de Chicago. Especialmente en Miami y Las Vegas, ofreciendo un tipo de espectáculo total muy al gusto de los lugareños.

Y entonces, ¿cómo es posible que se rechace el ingreso de Andretti? Uno de los nombres más importantes del deporte en Estados Unidos y en la Fórmula 1, con Mario Andretti como embajador de lujo de la F1 en el país, y con un equipo muy serio con éxito en diversas categorías. Y además, unido a él, la llegada de otro nombre estadounidense de referencia: Cadillac, de General Motors.

Una combinación tan perfecta para los intereses de afianzamiento de la categoría en los Estados Unidos es difícilmente imaginable. Tanto es así, que la FIA sí que dio luz verde a la llegada del undécimo equipo a la parrilla en 2023. El problema para Ben Sulayem es que el control de la Fórmula 1 no recae en la FIA, sino en Liberty y en última medida, en los equipos -pero mucho menos-.

El presidente de la FIA se lleva dando varios golpes contra la pared frente al detentor de la F1, herencia -no nos engañemos- del acuerdo entre Bernie Ecclestone y Max Mosley en su momento, del que ambos salieron muy beneficiados. La FIA ahora ambiciona un poder que ya no tiene, o tiene de forma muy residual, y tiene que soportar que la F1 cierre la puerta a Andretti.

Andretti es, junto con Ganassi y Penske, un pilar del automovilismo estadounidense.

Liberty siempre dijo que la cifra de 10 equipos era perfecta para ellos, siguiendo así un esquema muy ‘yanqui’: el de la franquicia deportiva. Sólo en casos muy especiales valoraría abrir el cupo. Pero si no lo hace con alguien como Andretti y Cadillac, ¿con quién lo haría? Quizás con algún equipo árabe o asiático.

Pero el Andretti Cadillac Formula One Team -llamémoslo así- sería tan atractivo para el deporte, los aficionados y Estados Unidos, que produce todavía más estupefacción el rechazo. Lo que se agrava con las justificaciones: que no sería competitivo, que Cadillac violaría la propiedad intelectual de otros motoristas al no tener aun su motor listo y poder analizar el de los rivales, o que Andretti se beneficiaría más de la F1, que la F1 de tener a Andretti.

La realidad es que Andretti aparece como una víctima propiciatoria en la nueva guerra FIA-Liberty, pálida versión de la Gran Guerra FIA-FOCA de finales de los setenta y principios de los ochenta. Andretti paga esos platos. Pero también hay algo más en esa negativa a Andretti por parte de Liberty y los equipos. Y es, pura y simplemente, menos dinero para todos. Bienvenido al ‘club de las pirañas’, Andretti.

De manera cínica, después de bombardear con un comunicado hiriente e irrespetuoso tanto a Andretti como a Cadillac, les dejan abierta la puerta para 2028. Pero, ¿qué equipo invertiría durante cuatro años en desarrollar un coche y un motor sin la seguridad de ingresar en el campeonato? No olvidemos, además, que la intención de los equipos y de Liberty es aumentar el canon de ingreso de los equipos a la F1, posiblemente con el nuevo Pacto de la Concordia.

Y ahora, tanto profesionales como aficionados nos rasgamos las vestiduras ante la atrocidad cometida por la Fórmula 1. Que lo es. Pero es sólo una muesca más en la deformación del deporte, cada vez menos interesante en lo competitivo y más lejos de sus raíces en todo lo demás. Más circo, más negocio que nunca. Pero seguimos aplaudiendo.

Fotos: IndyCar Media

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