Una porquería
Llevo 2.100 kilómetros recorridos y lo odio.
El sistema de sonido Burmester es una estafa. Suena como un radiocasette de los 80.
Los asistentes son patéticos. Pitan cada vez que me cambio de carril, aunque ponga el intermitente. Mueve el volante en autopista, cada vez que le parece y considera que no estás en el carril. Claro, toda esta basura no se puede desactivar o, de hacerlo, hay que repetir los ajustes cada vez que te subes.
No guarda los ajustes del equipo de sonido. Android Auto tiene cortes y, cuando le parece, deja de funcionar. El asiento no es eléctrico en ajuste de profundidad. El maletero, con 370 litros, es lamentable. Prácticamente inútil por su poca altura. Cuando vas en carretera, el motor eléctrico llega hasta los 140kmh. A partir de ahí, pisar el acelerador a fondo supone esperar 3 ó 4 eternos segundos hasta que el motor de combustión arranca, que se vuelve a apagar al poco tiempo (lo que no creo que sea muy sano). La autonomía eléctrica real no pasa de 85 kilómetros conduciendo normal. En fin, cómo añoro mi anterior Volvo S90. Un señor coche, no como este montón de mierda.
3,4
Diseño8,0
Consumo5,0
Conducción2,0
Calidades1,0
Habitabilidad1,0