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Audi Sport Quattro, la leyenda

Puede que sea uno de los modelos más icónicos de Audi y el primogénito de toda una saga que dura hasta nuestros días. Este coche representa un gran paso tanto en potencia como en motricidad, todo un pura sangre del Grupo B.

4 min. lectura

Publicado: 04/03/2017 20:30

Si tuviéramos que elegir coches que simbolizasen las últimas décadas en el mundo de los rallies tendríamos que citar a losLancia Delta Integrale,Mini Cooper, Lancia Stratos, Mitsubishi Lancer Evo... pero, sin ninguna duda, entre estos elegidos habría uno que por historia y palmarés destacaría junto al Integrale, elAudi Quattro. Para homologarlo se fabricaron 164 unidades de calle, que junto con las 50 de competición sirvieron para cumplir la normativa del Grupo B -la categoría de rallies que dominó los ochenta con su laxa normativa, potencias de más de 500 CV y una tasa de muertes "preocupante"- que exigía al menos 200 coches fabricados.

Este coche representó un gran paso en potencia, y por la motricidad que otorgaba su tracción a las cuatro ruedas. Tras pillar a la competencia por sorpresa -Audi presionó a la FIA para permitir la tracción total- ésta pensaba que Ingolstadt tenía planes para su todoterreno militar Iltis y no le dieron importancia. Para Audi, en cambio, el sentido de todo esto era hacer una íntima unión entre la calle y la pista convirtiendo a Quattro en uno de los iconos de deportividad de los ochenta, y que actualmente mantiene en toda su gama.

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El Rey Juan Carlos I disfrutó de uno igual que éste y también lo hizo de un Porsche 959.

La resistencia de Audi a apartarse de los coches de calle le supuso una penalización. Sus competidores derivaban sus disposiciones a motor trasero, Audi mantuvo su motor y cambio por delante del eje delantero, propiciando coches muy subviradores al límite. Acortando la distancia entre ejes creando esta versión, que se hizo aún más nervioso. Algunos pilotos como Stig Blomqvist continuó con la batalla larga.

El Rey Juan Carlos I y su Audi Quattro

El motor de cinco cilindros turbo de 2.133 cc es sorprendentemente civilizado. Por debajo de las 3.000 rpm la sensación es de abandono total, como un motor turbo de los ochenta que és. Por encima de ese régimen te pega literalmente al asiento aplicando sus 350 Nm de par a 4.500 rpm. Desarrollaba una potencia de 302 CV en su versión de calle.

El coche es realmente rápido incluso comparado con coches actuales. Hoy en día hay modelos que te pueden ofrecer sensaciones parecidas como Subaru o Mitsubishi y por mucho menos dinero de lo que pueda costar éste Audi, pero si en el encanto añadido de éste modelo.

Al ser catalogados como "demasiado rápidos" para competir, estos coches son muy cotizados por los coleccionistas. Los precios están absolutamente disparados y se pueden ver cifras por encima de los 100.000€ por un ejemplar con pedigrí.

La versión de competición es la más cotizada

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