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El automóvil en España y la bomba demográfica que viene

España es el quinto mercado más grande de la Unión Europea, detrás de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. En el peor momento de la crisis de ventas llegamos a tener por delante a Bélgica brevemente. Se avecinan cambios en nuestra demografía que no conviene despreciar.

9 min. lectura

Publicado: 26/12/2018 21:30

Pirámide poblacional española - Fuente: populationpyramid.net

España padece uno de los "males" típicos de los países más industrializados: una pirámide poblacional con una base pequeña, que tiende a ser una columna más bien. La población tiende a estancarse, y de hecho ya ocurre, han muerto más españoles de los que han nacido, volviendo a niveles de 1941 -plena posguerra-.

Si miramos la pirámide poblacional española, vemos que jóvenes cada vez hay menos, y que los segmentos mayoritarios de población tienen entre 40 y 60 años. Una pirámide poblacional es una foto fija, puede cambiar mucho en solo 20 años. De aquí a 30 años la población española seguramente caiga en 2 millones, no nacen suficientes niños y no se llega a la tasa de reposición (2,1 hijos por mujer). Eso sí, vivimos más años.

A los fabricantes de automóviles esto les afecta y afectará. La generación que más capacidad de gasto tiene desaparecerá en unos años, siendo reemplazados por jóvenes que van a tener más precariedad laboral y económica. Eso significa que se comprarán menos coches y que serán más económicos, es malo especialmente para marcas Premium, y que contribuirá a que siga creciendo la edad media del parque en circulación.

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No solo importa la renta disponible. La generación del baby boom, de la posguerra hasta bien entrados los años 60, entendía el coche como un sinónimo de libertad. Sus padres no habían accedido con facilidad a los coches, aunque sí a las motocicletas, y con un coche se puede ir a casi cualquier sitio. Nada que ver comparados con los nuevos adultos, los nacidos desde el 2000, la generación Z.

Cuanto más jóvenes, menos tienen esa mentalidad

Sí, el coche sigue siendo sinónimo de libertad, pero esa libertad se puede ejercer de otras formas. Existen las líneas aéreas de bajo coste, el transporte público tiene una oferta mucho más atractiva, más gente se aglutina en zonas bien comunicadas, existe Blablacar y Amovens, la tecnología permite hacer alquileres por minutos sin acudir a oficinas, hay muchas formas de moverse...

Si combinamos los dos factores, mal asunto. Por un lado, tenemos a cada vez más gente que no necesitará tener su propio coche, o que no podrá permitírselo. Por otro lado, habrá menos clientes. Cierto es que habrá mucha gente mayor conduciendo, pero el interés por la movilidad no es el mismo en todas las épocas de la vida. Además, una cosa es vivir muchos años, y otra tener calidad de vida y hacer lo que siempre se ha hecho.

Gracias a Android Auto, Apple Carplay y Mirrorlink es más fácil compaginar el uso del móvil con la seguridad vial

Los fabricantes ya han notado que los coches que apenas tienen equipamiento no son atractivos, y hay versiones básicas que solo llegan a manos de empresas de alquiler o empresas. Cada vez se pide más equipamiento tecnológico, especialmente en lo relacionado con conectividad con los móviles y el acceso a Internet.

Desde 2008 ha caído en un 40% el número de jóvenes de 18 a 25 años que han obtenido el carné de conducir, y no es solo por la crisis económica

Varias generaciones ya no pueden vivir desconectados de la nube desde que abren los ojos hasta que los cierran, y eso se traslada al coche. De hecho, las estadísticas de accidentalidad están subiendo porque hay un factor que anula la mejora en los coches, las carreteras y el comportamiento cívico: la fuente de distracciones reina, el móvil.

Por eso prácticamente cada modelo que sale al mercado integra ya una pantalla táctil en el centro del salpicadero, y cualquier coche que no tiene pantalla a color en algún sitio es ya un pre-clásico. Coches de hace solo 10 años quedan ridículamente atrasados en relación a sus reemplazos o los diseños que vienen. Estamos en plena era del smartphone y las pantallas negras.

Coches como este tendrán cada vez menos sentido en un futuro no muy lejano, aunque hoy día arrasan en ventas

Los estudios de mercado tendrán que tener también en cuenta otras tendencias: si hay menos jóvenes y menos natalidad, eso a futuro se ampliará, siendo cada vez menos necesarios los modelos grandes. Total, con menor poder adquisitivo tienen aún menos sentido. Menos valor añadido para el mercado español.

Las nuevas generaciones están más preocupadas por el cambio climático y la contaminación, por lo que según vayan haciéndose más atractivos los coches eléctricos veremos un declive acelerado de las tecnologías tradicionales. Seguramente en 2040 no hará falta prohibir matriculaciones de coches gasolina, diésel, o a gas, ya serán residuales.

Salvo que no se produzcan cambios estructurales en la economía española, y eso haga que levanten la cabeza las generaciones más jóvenes, nuestro país va a perder bastante atractivo frente a otros mercados europeos. No penséis que en Alemania, Francia, Italia o Reino Unido va a ser muy muy diferente. Europa muere de éxito.

La conducción autónoma va a ser cada vez más interesante, especialmente en los trayectos largos. Como esa tecnología no va a ser asequible durante años, solo podrán acceder a ella los bolsillos más profundos o los que recurran a ella de forma esporádica (véase mediante alquiler). Tardaremos mucho en ver autopistas llenas de coches autónomos, al menos en régimen de propiedad.

Los fabricantes tienen que transformarse en proveedores de movilidad

El atractivo del coche está disminuyendo por la tremenda presión recaudatoria a la que se enfrenta el automovilista en múltiples sentidos, y se tiende hacia un modelo en el que se prefiere disfrutar las cosas que poseerlas. Con cada vez más gente en las ciudades, el interés sobre el coche también tiende a disminuir.

De momento el mercado español tocó techo entre 2006 y 2007, se vendieron más coches que nunca, era más fácil financiar compras por encima de las necesidades reales e incluso hacer modificaciones de importancia. Vislumbro que pasarán décadas hasta recuperar ese nivel, si es que alguna vez se llega a recuperar. Seguro que los sociólogos y los demógrafos están cada vez más solicitados en la industria del automóvil, si no se entiende la realidad actual y la que viene, habrá un desastre seguro.

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