Motor.es

IndyCar¿Y si hubiese otro 'split' como en 1996? Así sería la parrilla de una Indy 500 'alternativa'

Los sucesos de hace 27 años, que desataron una cruenta guerra civil y graves daños en la categoría, diluyó durante algunas temporadas el nivel de la Indy 500. En esta comparativa teórica, analizamos cómo sería la parrilla si esta situación hubiese ocurrido en este año.

¿Y si hubiese otro 'split' como en 1996? Así sería la parrilla de una Indy 500 'alternativa'
La salida de la edición de 1996, que pasó a la historia por todos los motivos erróneos - IndyCar Media

30 min. lectura

Publicado: 17/05/2023 10:40

La competición que hoy día conocemos como IndyCar Series atravesó en 1996 un terremoto de gran magnitud en la escala Richter, cuyo epicentro se localizó en su 'raison d'être' particular, las 500 millas de Indianápolis. Asentada a principios de los años 90 como la segunda competición más importante del planeta, con grandes estrellas nacionales y pilotos internacionales de primer nivel, la decisión de los responsables del óvalo de Indianápolis de fracturar el 'statu quo' existente generó una onda expansiva destructora y una guerra civil de 12 años, cuyos efectos aún colean a día de hoy.

Este suceso, conocido en los libros de historia como el 'split', tiene su origen en múltiples acontecimientos anteriores: el cambio de manos del campeonato en 1979 (el organismo USAC perdió una breve pugna con CART, formada por la mayoría de equipos), el hecho de que la Indy 500 siguió siendo organizada por USAC, la pérdida de relevancia de los pilotos surgidos del 'short track', la internacionalización del certamen con más pilotos extranjeros y más circuitos en detrimento de los óvalos, el auge de NASCAR (cuya gran estrella Jeff Gordon nunca tuvo dinero para correr en Indy), la escalada de costes que hacía prohibitiva la participación a muchos pilotos americanos y la pérdida de influencia de Indianápolis en la dirección futura de la categoría.

Todo esto se combinó para que Tony George, por entonces propietario del Indianapolis Motor Speedway, fundase la Indy Racing League (IRL), un campeonato exclusivo de óvalos con muchas menos carreras, menos costes, coches más simples (ésto en 1997) y un énfasis en tener más pilotos americanos, llevándose consigo una Indy 500 que seguía abierta a cualquiera que quisiera participar. Eso sí, para incentivar la participación en las dos carreras previas, se estableció una norma por la que los 25 coches con más puntos tendrían plaza automática en la Indy 500, y se prohibió la presencia de nuevos modelos al 'congelar' la normativa de 1995.

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

Los equipos de IndyCar entendieron todo esto como un bloqueo directo a su participación, y acordaron celebrar una carrera paralela de 500 millas en Michigan. Mientras la Indy 500 se disputaba con 17 novatos, veteranos venidos a menos y competidores ocasionales de años anteriores, todos los pilotos estrella competían en la U.S. 500, cuya única edición quedó manchada por un vergonzoso accidente múltiple antes de la salida. Todo esto marcó el inicio de un boicot de cuatro temporadas, agravado por las diferencias en maquinaria a partir de 1997, que debilitó muchísimo el prestigio y nivel de la Indy 500, y que Chip Ganassi Racing empezó a romper en el año 2000 con la victoria de Juan Pablo Montoya.

El resto es historia, aquí muy resumida: IndyCar (renombrada CART) empezó a languidecer por la ausencia de la Indy 500 y muchas malas decisiones; los equipos, motoristas y pilotos estrella empezaron a emigrar en 2002-2003; la categoría entró en bancarrota y se refundó como Champ Car, persistiendo hasta 2007 con un a la par que IRL (renombrada IndyCar) empezaba a mutar en el concepto al que se había opuesto en su fundación. Un proceso que socavó la reputación y audiencias de ambas categorías, mientras NASCAR explotaba como fenómeno nacional, hasta que Champ Car claudicó en febrero en 2008 en una reunificación que, en la práctica, fue una absorción.

De todo aquello se aprendieron duras lecciones, con profundas heridas que han dejado cicatrices permanentes en la categoría, y varias limitaciones. Sin la variedad de chasis de antaño, la IndyCar moderna y las 500 millas han recuperado en la última década gran parte del prestigio internacional perdido, así como una parrilla de primerísimo nivel y algo de bonanza económica. Pese a ello, aún arrastra su segundo plano en la escena nacional ante NASCAR y varias deficiencias organizacionales, que el nuevo mandato de Roger Penske desde 2020 solo ha sabido o podido reducir en parte.

En este nuevo contexto, parece absolutamente improbable que nadie vuelva a forzar otra situación similar que terminase de poner en jaque mate a la veterana carrera, así que el ejercicio en el que vamos a incurrir en este artículo pertenece únicamente a la ficción. Imaginemos, por un momento, que el primer 'split' nunca sucedió, que el actual campeonato también estuviese bajo control de los equipos y que el óvalo de Indianápolis decidiese crear su propio certamen en 2023 en lugar de en 1996. ¿Como sería esa parrilla?

Para establecer el paralelismo, hay que analizar con detalle a los competidores que formaron parte del evento, y poner en perspectiva la situación. Solo once de ellos habían competido en la carrera de 1995, más otros cinco que habían participado en ediciones anteriores. Entre todos, solo contabilizaban 14 victorias en IndyCar con un único vencedor de la Indy 500, frente a las 109 que acaparaban los competidores de la U.S. 500, además de siete títulos y cinco victorias en Indianápolis, pese a que Jacques Villeneuve acababa de irse a la Fórmula 1 tras ganar ambas cosas.

Los restantes 17 contendientes jamás habían disputado una Indy 500 (sin contar a los seis que no se clasificaron), y solo cinco de ellos habían participado en un evento de IndyCar antes de 1996. Empecemos, pues, con los veteranos que repetían respecto a la edición anterior, partiendo de la premisa de que en este ejercicio se ha buscado el mayor paralelismo posible entre la trayectoria y/o circunstancias de un competidor de 1996 con las de un piloto actual. Algunas encajan muy bien, pero en otras nos hemos permitido pequeñas licencias creativas.

Arie Luyendyk —Takuma Sato
Con su victoria en 1990, Luyendyk era el único ganador de la prueba en la parrilla, siendo todo un especialista en la Indy 500 (volvería a triunfar en 1997), pero llevaba un año sin asiento a tiempo completo. Entre los ocho ganadores del año pasado, solo Kanaan cumplía los requisitos, y sería perfectamente ubicable en este hueco, pero la comparación más próxima con el caso del neerlandés se plasma con Sato, otro piloto sin grandes resultados de campeonato que sí ha pasado a la historia de la Indy 500 con sus dos victorias.
Roberto GuerreroMarco Andretti
Otro piloto con un palmarés decoroso en la Indy 500, con una pole en su haber y algunos logros menores en IndyCar, pero que llevaba dos años sin asiento fijo. Las mismas circunstancias que Marco. Aunque en su caso cuesta verle fuera del equipo familiar, y Andretti Autosport no se sumaría a una escisión así, es plausible que el atractivo de la Indy 500 fuese demasiado fuerte para él, hasta tal punto que bien podría alinear un coche para sí mismo o con otro equipo sólido.
Scott BraytonEd Carpenter
El más veterano de los participantes y otro especialista de la Indy 500, que en aquel 1996 lograría su segunda pole consecutiva antes de perder la vida en una sesión de entrenamientos posterior. Por perfil, Carpenter encaja a la perfección con sus múltiples poles en Indy, además de sus innegables lazos familiares con los antiguos propietarios del óvalo.
Eddie CheeverCarlos Muñoz
Uno de los perfiles más complicados de encajar, ya que por su pasado en F1 hasta entonces no cuadra con ninguno de los pilotos actuales o recientes: cuesta ver a competidores como Romain Grosjean o Sébastien Bourdais sumándose a una Indy 500 en una circunstancia así. En base a la experiencia en la prueba y su ausencia de victorias, su puesto lo ocupa Muñoz, un especialista de la Indy 500 que, aun llevando varios años fuera de la carrera, tiene una trayectoria de IndyCar no muy diferente a la que llevaba Cheever.
Eliseo SalazarConor Daly
El chileno había disputado la temporada anterior al completo, su primera en IndyCar, siendo un veteranísimo con experiencia previa en F1. De nuevo, otro perfil complejo. Jimmie Johnson sería el candidato ideal, pero jamás participaría de algo así, así que el puesto le cae por experiencia y pasado europeo a Daly, quien participaría sí o sí por estar en el equipo de Carpenter, ser el chico local y sus lazos con el presidente del óvalo.
Buddy LazierSage Karam
El 'split fue una bendición para Lazier, que dejó atrás seis años de sufrimiento con equipos mediocres para conseguir un buen asiento, ganar aquella Indy 500 y prosperar durante varios años. Su perfil de 'piloto americano que compite regularmente en Indy en busca de una mejor oportunidad' encaja bien con el de Karam, aunque sus personalidades sean polos opuestos.
Davy JonesSantino Ferrucci
Habiendo competido en varias etapas esporádicas desde 1987, Jones no había logrado grandes resultados más allá de la Indy 500, pero brilló en aquella edición con uno de los dos coches alineados por equipos de IndyCar. Con similares actuaciones ocasionales estos últimos dos años y un buen hacer en Indy, Ferrucci parece ser el que mejor encaja dentro de este perfil.
Scott SharpJ. R. Hildebrand
Otra comparación que encaja solo de forma muy relativa, ya que Sharp tenía solo un año de experiencia en IndyCar y Hildebrand va ya por la decena. Sin embargo, ambos son americanos, han pilotado para Foyt, son mutidisciplinares en distintas facetas y el año anterior habían competido solo en la Indy 500.
Lyn St. JamesKatherine Legge
Siendo por entonces la segunda mujer de la historia de la Indy 500, St. James se había prodigado principalmente en esta prueba, solo con otras apariciones esporádicas, y tenía gran experiencia encarreras de resistencia. Esto último decanta la balanza hacia Legge, que regresa este año a la prueba, aunque en este perfil podrían haber encajado Pippa Mann por ser más reciente, o Simona de Silvestro.
Alessandro ZampedriEd Jones
El italiano había completado dos temporadas con Coyne sin grandes resultados, tras pasar por las fórmulas europeas con similar fortuna, y se redirigió a Indy al quedarse sin asiento. Una descripción que, ante la ausencia de situaciones similares en la parrilla de este último año, parece apropiada para Jones, pese a que el emiratí no compitiese en la edición del año pasado.
Hideshi MatsudaStefan Wilson
La definición perfecta de 'Indy-only driver', siendo lo único en lo que el nipón había competido desde su debut en 1994 con equipos de bajo presupuesto. En una diatriba similar, y con una experiencia no muy superior, se puede categorizar a Wilson, quien también adquiere sus asientos con convincentes sumas de dinero

Como se puede observar, tres de los once pilotos no estuvieron en la Indy 500 del 2022, un hecho relativamente inevitable por las circunstancias de la parrilla, y que solo podremos compensar con un nombre más del año pasado entre los cinco pilotos de la edición de 1996 que, aún sin haber estado en 1995, tenían experiencia previa en la carrera. Por motivos de consistencia, esta lista no incluye a Danny Ongais, quien reemplazó tras su muerte a Scott Brayton regresando a la prueba diez años después.

Mike Groff Spencer Pigot
Campeón de Indy Lights, varios años en la categoría, apariciones por equipos de zona media sin demasiada fortuna, un año en el dique seco, promesas que nunca terminaron de explotar... Los perfiles de ambos pilotos encajan demasiado como para no vincularlos de un plumazo.
John Paul Jr. — Charlie Kimball
Otro perfil que parece óptimo para el piloto en cuestión, siendo ambos competidores con más de una década de experiencia, una victoria en su haber y una trayectoria reciente más esporádica. Kimball ha sido más regular que Paul Jr. en su carrera, pero quizá menos talentoso, y ambos conocen la sensación de no clasificarse para la Indy 500.
Marco Greco — Dalton Kellett
Considerado uno de los compravolantes por excelencia de su generación, el ex-motociclista encontró una segunda vida en la IRL, aunque más adelante. Quizá Kellett no fuese capaz de los resultados que obtuvo el brasileño más adelante, pero su perfil como competidor cumple a la perfección con el cometido, habiendo también pilotado para Foyt.
Stéphan Grégoire — Ben Hanley
El francés solo había competido en la edición de 1993, y la IRL le abrió una nueva trayectoria en la disciplina durante algunos años. Por su experiencia en monoplazas europeos y carreras de resistencia, las apariciones de Hanley en años recientes con DragonSpeed parecen encajar de forma apropiada con lo que pide la comparación.
Johnny Parsons — Oriol Servià
Era una quimera encontrar un referente adecuado para un competidor veterano que había debutado 22 años antes en la Indy 500, con siete intentos fallidos de clasificación en los nueve años anteriores. Por similitud de logros obtenidos, perseverancia e intención actual de regresar algún día, Servià parece la opción más clara, pese a que su última participación fue más reciente (2019).

Ahora que los 17 'conocidos' han sido adjudicados, pasemos a los pilotos que hacían su debut en la prueba, más sencillos de adjudicar en la mayoría de los casos al no depender de precedentes previos en Indy. Empezamos con aquellos que ya tenían experiencia previa en Indy o similares, así como los que se prodigaron en el mundillo más allá de unos pocos años.

Robbie Buhl — Oliver Askew
Empezamos haciendo un poco de trampa, ya que Askew sí que ha competido en una edición de la Indy 500, mientras que Buhl no logró clasificarse en 1993. Sin embargo, ambos pilotos comparten varias características clave: campeones de Indy Lights, experiencia previa de una temporada en IndyCar y dos años de ausencia.
Johnny Unser — R. C. Enerson
En sus apariciones previas en IndyCar, Unser no había brillado en exceso, quedándose en la mayoría de ocasiones fuera de la parrilla, y su paso por la IRL no fue mucho más decoroso. En resumen, un palmarés poco consistente y con poco lustre al que se asemeja el de Enerson, quien ya se quedó fuera en la Indy 500 y busca volver a clasificarse este año en un equipo modesto.
Mark Dismore — Ryan Norman
Competidor de cierto nivel en fórmulas junior y resistencias varias, los inicios de Dismore fueron complicados y breves, viéndose alterados por un grave accidente en 1991. Su trayectoria, fragmentada entre intentos de competir en la élite y las fórmulas inferiores, sigue ciertos paralelos con la de Ryan Norman, quien debutó en IndyCar en una carrera de 2021 y ha intentado progresar sin éxito durante varios años.
Davey Hamilton — Kody Swanson
Con permiso de Tony Stewart, Hamilton fue quizá el piloto de 'short track' que mejor se adaptó a la IRL con dos subcampeonatos, tras su fallido intento de clasificación en 1995. Sin otro piloto de supermodifieds que cumpla estos criterios, la participación en años recientes de Swanson en categorías inferiores de IndyCar y su talento innato le harían un candidato claro en este nuevo 'split'.
Scott Harrington — Wade Cunningham
El último entre los experimentados, ambos comparten una experiencia casi testimonial en IndyCar pese a sólidos resultados en fórmulas inferiores, y una ausencia de varios años. Cunningham sí ha disputado una Indy 500, pero cumple mejor que nadie el perfil de Harrington, quien pasó relativamente de puntillas.
Michele Alboreto — Robert Kubica
Después de 14 años en Fórmula 1 y un breve paso por el DTM, Alboreto aprovechó un programa doble con el IMSA para competir en la Indy 500, disputando solo esa temporada antes de cambiar de tercio. Entre los veteranos que se han retirado recientemente de la F1, el de Kubica parece sin duda el caso más homologable, por su paso por el DTM (como Alboreto) y su actual programa de prototipos. A su vez, la ausencia de dirección asistida y su rango limitado de movilidad serían menos problemáticos en óvalos.
Tony Stewart — Logan Seavey
Llegado casi a última hora tras arrasar en los short tracks de USAC, y con los stock car como ambición a corto plazo, Stewart fue un torbellino de talento, heredando la pole en Indy de su fallecido compañero Brayton y ganando el título al año siguiente antes de ser una estrella nacional en NASCAR. Por similitud de edad, palmarés y versatilidad en todo tipo de terrenos, un dos veces subcampeón de Silver Crown como Logan Seavey cumple los requisitos más similares a los de 'Smoke'.
Richie Hearn — Linus Lundqvist
Tras ganar el título de Formula Atlantic, Hearn eligió hacer un programa doble combinando la IRL con varias carreras de IndyCar antes de competir en este último certamen en 1997. Dada la falta de oportunidades de Lundqvist en la IndyCar actual, el vigente campeón de Indy Lights sería una opción clara para aprovechar la oportunidad de destacar ante una parrilla menos exigente.
Michel Jourdain Jr. — Salvador de Alba
Otro piloto que hizo un programa doble con vistas a migrar a la categoria grande en 1997, aunque en su caso con apenas 19 años y mucha menos experiencia previa (Formula 2 mexicana). Por edad y nacionalidad, el caso más óptimo es la de Salvador de Alba, que está inmerso en su segunda temporada de USF Pro 2000 y se adaptaría a la categoría a un ritmo similar en este supuesto.
Buzz Calkins — Jacob Abel
No logró ningún éxito destacable más allá de aquel 1996, pero Calkins quedó en los libros de historia como el primer ganador de carrera y primer campeón de la historia de la IRL. Subió con el equipo familiar tras terminar sexto en Indy Lights, una situación casi idéntica (dos puestos por debajo) a la de Abel, cuyo equipo debutará esta semana en la Indy 500 de la mano de otro piloto.

Para rematar la faena, equiparamos a los siete pilotos cuya estancia en los primeros pasos de la Indy Racing League fue su única presencia en la competición. Para tres de ellos, fue su única experiencia en la Indy 500 y ninguno de los siete figuraba ya en la parrilla en unos pocos años, siendo algunos de los nombres menos reconocidos de la historia de la categoría.

Jim Guthrie — Ernie Francis Jr.
Tras acabar undécimo en Formula Atlantic, este piloto encontró un asiento en febrero, y lo convirtió en la primera de sus tres participaciones en la Indy 500, teniendo una historia de cenicienta el año siguiente al ganar en Phoenix con un equipo muy modesto. Con resultados similares en Indy Lights, aun con un background distinto, Francis Jr. sería además el primer piloto negro en la carrera desde Willy T. Ribbs en 1994.
Fermín Vélez — Antonio García
Por supuestísimo que tenía que ser Antonio, el King of Spain mismo, quien cogiese el testigo del histórico Fermín, que disputó dos ediciones tras ser campeón del IMSA. Con una larga y exitosa trayectoria en la división GT de ese mismo campeonato, y un talento comparable o superior, García estaría en condiciones de hacer una labor más que decente.
Johnny O'Connell — John Edwards
Otro destacado piloto de sportscars que compitió en esta edición, aunque en su caso tardó poco en volver a su mundillo pese a un digno papel. O'Connell había sido campeón de Formula Atlantic nueve años antes, al igual que lo fue Edwards en 2009, y ambos acabaron sus temporadas homólogas en el IMSA en posiciones similares.
Paul Durant — Kyle Edwards
Al igual que Hamilton, este piloto provenía también del mundo de los supermodifieds californianos, con tres títulos en su haber, y volvió a competir el año siguiente como reemplazo de los lesionados Sharp y O'Connell. Su equivalente más próximo sería este otro Edwards, una presencia habitual en el top 3 del campeonato ISMA de supermodifieds.
Joe Gosek — Ben Seitz
La presencia de 'Double-O Joe' atrajo mucha atención del mundo de los 'short track', por su fama como rudo competidor de supermodifieds en Nueva York durante bastantes años. También alcanzados los 40, Seitz es la comparación más lógica, habiendo conseguido también varios títulos en el mundillo.
Racin Gardner — Gavin Harlien
Con uno de los mejores nombres de la historia de las carreras, Slick Racin (sí, es real) había sido tester, competido en una categoría para IndyCars de segunda mano, participado en campeonatos de carreras de desierto y probado un dragster de récords de velocidad, todo ello con 25 años. Con una edad similar, y habiendo ganado en Stadium Super Trucks, rallycross y carreras off-road, Harlien es el único heredero digno para semejante palmarés.
Brad Murphey — Ethan Ringel
Habiendo competido en varias divisiones de monoplazas, Murphey fue recomendado por el ingeniero que había trabajado con él en Indy Lights ocho años antes... la cual era su última experiencia competitiva hasta entonces. El mismo caso se traslada a la figura de Ringel, que también venía del mundo de la SCCA, y obtuvo de igual forma resultados discretos.

Ahora que ya tenemos los 33 competidores, procedemos a armar la parrilla de salida. Para ello, usaremos las velocidades registradas en la clasificación de 1996 y los pilotos serán ordenados por sus registros, en lugar de según el día en el que clasificaron. El reparto de los posibles equipos requiere una equivalencia un poco más complicada en la que no hemos incurrido, pero es bastante probable que formaciones como Carpenter, Foyt y Dreyer & Reinbold siguiesen compitiendo junto a otros equipos ocasionales y muchas formaciones nuevas.

Ed CarpenterTakuma SatoLogan Seavey
Santino FerrucciConor DalyCarlos Muñoz
Sage KaramMarco AndrettiJ. R. Hildebrand
10ºEd Jones11ºSalvador de Alba12ºJacob Abel
13ºKody Swanson14ºDalton Kellett15ºSpencer Pigot
16ºRobert Kubica17ºBen Hanley18ºRyan Norman
19ºStefan Wilson20ºLinus Lundqvist21ºOliver Askew
22ºR. C. Enerson23ºEthan Ringel24ºKyle Edwards
25ºCharlie Kimball26ºKatherine Legge27ºGavin Harlien
28ºOriol Servià29ºBen Seitz30ºAntonio García
31ºErnie Francis Jr.32ºJohn Edwards33ºWade Cunningham

En total, nueve pilotos repiten de la edición pasada y la parrilla cuenta con 15 rookies en total, frente a los 11 repetidores y 17 rookies de la edición de 1996, debido a las diferentes composiciones de ambas parrillas y la falta de equivalencias óptimas en cuatro casos concretos. Asimismo, el número de victorias global de la parrilla en cuanto a campeonato se mantiene casi idéntico, con 12 en total frente a las 14 del 'split' original, y un total de 13 extranjeros serían parte del evento en lugar de 10.

Queda patente en la composición de esta parrilla la diferencia de nivel con una Indy 500 actual, y sirve a su vez como una ventana actualizada para comprobar hasta qué punto la carrera recibió un golpe fundamental de prestigio y seguimiento. Por fortuna, situaciones así ya pertenecen solamente al pasado y a ensayos de revisionismo fantasioso como estos. Aún así, si seguimos los paralelos, sería la mar de interesante tirar del hilo de una línea temporal en la que Sage Karam gana las 500 millas de Indianápolis...

Fotos: IndyCar Media

Compártela en:

Pixel