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Comparativa BMW M4 vs Lexus RC F (II): Emociones fuertes

Llega el ansiado momento de ponerse en marcha y disfrutar de las emociones fuertes que prometen el Lexus RC F y el BMW M4 Coupé. Antes de presionar el botón de arranque exploraremos el interior de ambos modelos, en los que no faltan una exquisita combinación de detalles deportivos y lujosos.

Comparativa BMW M4 vs Lexus RC F (II): Emociones fuertes

11 min. lectura

Publicado: 20/02/2015 09:00

Contemplar a estas dos bestias juntas causa impresión y hace sentirme afortunado. Tras hacer la primera comparación y revisar los datos técnicos homologados por los respectivos fabricantes va siendo hora de arrancar los motores y salir a la carretera, pero primero vamos a descubrir qué esconden en su interior el Lexus RC F y el BMW M4 Coupé.

Vistazo al interior

Si el exterior es importante el habitáculo no lo es menos, cogemos los tiradores y nos asomamos al universo interior de cada uno de ellos. Con la apertura de las puertas unos asientos muy deportivos nos dan la bienvenida. El asiento del BMW luce orgulloso la insignia M las cuales se iluminan cuando abrimos el vehículo, creando un efecto sorprendente. El Lexus también presume del emblema F y aunque tiene un diseño mucho más espectacular que el alemán os adelanto que los del M4 sujetan mejor cuando nos adentramos en trazados muy cerrados.

Pese a su diseño deportivo, ambos son confortables y ninguno de los penaliza la comodidad en largos desplazamientos, algo que es de agradecer. Tras examinar las plazas delanteras, a continuación vamos a desplazar y abatir los asientos de ambos modelos para echar un vistazo a las plazas traseras.

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Al acceder a ellas vemos las primeras características dispares. En el caso del alemán el espacio para acceder es ligeramente más generoso pero una vez te sientas es cuando aprecias claras diferencias. Es mucho más vistoso el del RC F, pero atrás el del M4 es bastante más amplio. Justo es decir que en este último echamos en falta un reposabrazos abatible, detalle que sí tiene el japonés.

Con una estatura inferior a 1,75 m los ocupantes traseros se sentirán igual de cómodos en ambos modelos, aunque es cierto que el M4 da más sensación de amplitud, en parte por las ventanas traseras. Si te fijas en las fotos de éstas se aprecia una diferencia de tamaño considerable.

Aunque el espacio atrás nos obra, cuatro ocupantes pueden viajar sin grandes inconvenientes en ambos modelos, aunque como habéis visto hay matices. Eso sí, su equipaje no cabrá igual en el maletero del BMW M4 (445 litros) que en el del Lexus RC F (366 litros), aquí el alemán saca una clara ventaja.

Pero ¿y el puesto de conducción?

Una de las partes más importantes de un vehículo de este tipo es el puesto de conducción. Fíjate bien. Tienen ciertas similitudes, el salpicadero está separado por capas horizontales de selectos materiales que se solapan y encajan perfectamente entre sí. Ambos tienen detalles de fibra de carbono, una pantalla multimedia, levas en el volante y multitud de botones.


Si tenemos que pararnos a hablar sobre el equipamiento tecnológico y de entretenimiento digital que equipan ambos modelos, hay que hacer varias puntualizaciones. Ambos tienen sistema de audio premium con una calidad pasmosa pero el RC F es el único que tiene radio digital. Por otro lado el sistema multimedia de M4 Coupé es superior al de su rival gracias a las incontables funciones y servicios telemáticos agrupados bajo el nombre BMW ConnectedDrive que es inigualable.

La pantalla multimedia del M4 es de 8,8 pulgadas, más grande que la del RC F -de 7 pulgadas-, y el mando iDrive Touch del alemán me parece más intuitivo. Valorando este aspecto no significa que un sistema sea mejor que otro: simplemente Lexus emplea un sistema distinto en comparación al de todo su segmento y adaptarse a él requiere algo de tiempo.

Una vez acomodados en el asiento del conductor, llega el momento de presionar el botón de arranque, el vehículo cobra vida, la instrumentación comienza a funcionar y el motor despierta tras su letargo.

Impresiones al volante

Tras arrancar, la instrumentación se ilumina. La del M4 tiene una disposición más tradicional con un fondo gris -guiño a todos los M- y la del Lexus RC F mucho más elaborada y futurista, tanto que no parece que los dos vehículos se estén comercializando en paralelo. Eso sí, el japonés pide a gritos un Head Up Display como el del alemán, que puede mostrar el rango de revoluciones del motor, información sobre la velocidad o indicaciones de navegación.

Las sensaciones que transmiten ambos volantes son muy buenas, en cuanto a su tacto y anchura. Justo es reconocer que este caso el del deportivo bávaro me parece que tiene un refinamiento ligeramente superior. El salpicadero nos envuelve en uno y otro, recordando que el conductor es el protagonista.

Inmediatamente me percato de que el sonido de los motores de estos coupés nos acompañarán durante todo momento, dejándose notar en una menor o mayor medida según el modo de conducción seleccionado y de lo que nos pese el pie derecho. Ambos replican artificialmente el sonido en el interior circulando en el modo más deportivo, cada uno con sus tonos característicos y muy diferentes.

Lexus nos deleita con un V8 que susurra una banda sonora con cierto toque americano en la parte alta del tacómetro y con un sonido más señorial y delicado a bajas vueltas. Por otro lado, el 6 cilindros en línea firmado por BMW M tiene un sonido más rabioso, a veces parece que suena más de lo que debería -y no importa, cuanto más mejor- y petardea sin cortarse un pelo a altas vueltas.

La pareja de coupés ofrecen cuatro modos de conducción predefinidos, denominados Eco Pro, Comfort, Sport y Sport Plus en el caso del alemán y los equivalente Eco, Normal, Sport y Sport Plus para el japonés, que afectan a la respuesta del acelerador, la dirección, la suspensión, el cambio y el nivel de actuación del control de estabilidad y tracción. La ventaja del M4 es que estos parámetros pueden ser modificados independientemente, pudiéndose seleccionar la dirección más blanda, el cambio más rápido y amortiguación en un término medio, por ejemplo.

Al iniciar la marcha el Lexus RC F es más suave que el M4 Coupé. La condición de atmosférico del enorme motor japonés le aporta mucha suavidad y progresividad mientras que el impetuoso alemán mete un pequeño empujón cuando las ruedas traseras comienzan a traccionar, ya sea tras arrancar el motor o al salir de un semáforo.

En ciudad y cuando llega el momento de maniobrar, el Lexus da la sensación de ser más aparatoso aunque en realidad el radio de giro del M4 es ligeramente superior -12,2 m el BMW y 10,8 m el Lexus-. Cuando vamos a aparcar comprobamos que aunque los sensores son de gran ayuda pero la definición de la cámara de marcha atrás que incorpora el RC F es inferior a la del M4.

En territorio urbano se dan las condiciones para que la brecha existente en los consumos sea más evidente. La lógica y los datos homologados avisan de que el motor de seis cilindros de BMW consume bastante menos carburante gracias también a que el alemán equipa un sistema de apagado y arranque automático del motor Stop&Start que en el japonés brilla por su ausencia. ¿Es fundamental? No, pero son detalles que marcan diferencias.

Datos homologados BMW M4 Coupé DKGLexus RC F
Consumo urbano (l/100 km) 11,116,1
Consumo extraurbano (l/100 km) 6,77,8
Consumo combinado (l/100 km) 8,310,8
Emisiones de CO₂ (g/km) 194251
Capacidad depósito (litros)6066

El japonés es más pesado y su enorme propulsor de ocho cilindros se muestra sediento y bebe como mínimo 2 l/100 km más que su rival en ciudad. Eso con un tráfico fluido, porque sumidos en los atascos las diferencias son mucho más acusadas y bordo del Lexus hemos obtenido cifras mareantes por encima de los 20 l/100 km de media.

En carretera abierta y ritmos relajados los consumos distan entre 1 y 1,5 litros de diferencia cada 100 km a favor del BMW. En estas condiciones no hay una gran diferencia económica pero si la hay en la comodidad a bordo. El Lexus es bastante más cómodo, parece mejor insonorizado y tiene una suspensión menos agresiva que la del M4. Aquí comienza a notarse que el BMW es un coche mucho más orientado a los trackdays y sólo hay una forma de comprobarlo:

¿Qué tal si los probamos en circuito?

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