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Prueba Lexus GS 450h, en movimiento. Parte III

Al fin llega el momento de rodar con nuestra unidad de pruebas y probar su motor de 3.5L. ¿Realmente será tan suave como Lexus presume? ¿Su consumo de combustible corresponde a una motorización híbrida? ¿Será necesario un proceso de adaptación para disfrutar 100% de esta berlina tan peculiar? Continua leyéndonos

7 min. lectura

Publicado: 22/09/2013 12:00

Ajusto el asiento y el volante mediante pulsadores ya que ambos son eléctricos y con memoria. Ajusto los espejos y aprieto el botón que inicia el coche. No se oye ningún rugido de gasolina. Tan sólo los sistemas eléctricos realizando una pequeña inspección del vehículo y el ajuste del asiento a la posición configurada por última vez. La palanca de cambios tiene un tacto acertado aunque su estética puede resultar algo antigua con el recubrimiento de cuero. Otras marcas han abandonado los recubrimientos en piel aumentando la longevidad del material y modernizando el diseño.

El freno de estacionamiento puede ir ligado a la posición ‘P’ y por tanto no hay que quitarlo ni ponerlo. Un plus de comodidad. Pongo la palanca en la ‘D’ y salgo en modo EV (totalmente eléctrico). El coche no emite más sonido que un leve silbido de la mecánica eléctrica y el roce del neumático en el asfalto. Con las ventanillas cerradas, no se percibe nada.

Hay información de la carga de batería constantemente, así que a medida que voy avanzando veo cómo se carga y descarga y cuando llega a un nivel bajo, se enciende el motor de gasolina. Se trata de un propulsor de 3.5 litros y 6 cilindros con 292 caballos y por tanto promete ser, al menos, perceptible. Cuando se enciende la mecánica de gasolina tampoco se escucha ruido en exceso y el aislamiento del Lexus está muy conseguido. Quizá es uno de los mejores en su categoría y esto me alegra mucho. ¡Bravo Japón!

Sinceramente, el coche no invita a realizar una conducción deportiva, pero si quieres la potencia, la tienes. Invita mucho más a realizar el mínimo consumo posible. Tanto, que de vez en cuando se convierte en un pequeño reto personal porque en un trayecto de unos 25 kilómetros en ciudad y sólo en ciudad el consumo ha sido de 6,5 l/100km. Os confesaré que además no he engañado a base de pendientes descendentes ya que el coche agradece mucho las cuestas en este sentido, pero penaliza mucho la cuestas hacia arriba en cuanto a gasto de combustible. Por ello hay que acostumbrarse un poco a sus exigencias de conducción para poder sacar todo el partido de la mecánica híbrida.

No obstante, no por ser una berlina que mira por el confort vamos a dejar de ver qué tal se comporta en los modos deportivos. En el primero (Sport S), la mecánica estirará todo su potencial deportivo. En el segundo y más radical, también la dirección y la dureza de la suspensión se modificarán en consonancia. Además, el cuadro de instrumentos adopta un display específico como os hemos contado con anterioridad.

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Podemos optar por conducir mediante el sistema de levas en el volante que virtualiza 6 relaciones para dotarle de un tacto más agresivo en las más cortas o más elástico en las largas. Quizá sea en uno de los pocos coches automáticos (CVT en realidad) a los que las levas en el volante pueden faltarle y no echarlas en falta. Pero ya que las tenemos, vamos a usarlas.

Cuando aprietas con decisión el acelerador, la caja interpreta tu reacción y el sistema que en conjunto desarrolla 345 caballos, expulsa todo su potencial. Esta reacción puede tornarse un poco brusca si de repente pisamos a fondo el acelerador y no de forma progresiva. Quizá este aspecto debe rematarse con un mejor tacto.

El coche exprime con fuerza su potencia y el usuario dispone capacidad suficiente para realizar maniobras sin apenas ‘despeinarse’. No obstante, no es un coche para circular de este modo por varios aspectos:

  • 1) Como otros coches que tienen un CVT acoplado, se transmite mucho ruido al interior de la cabina y parece que el coche ‘se queja’ cuando la realidad es otra bien diferente.
  • 2) Los consumos se disparan sin sentido alguno.
  • 3) El coche invita más bien poco a la conducción dinámica.
  • 4) A pesar de unos reglajes más deportivos, el Lexus sigue siendo una berlina y presenta carencias en cambios de dirección rápidos con algo de balanceo e incluso el control de estabilidad accionándose con cierta facilidad.

Por estos motivos, serán pocas las ocasiones que usemos los modos más deportivos ya que en cualquiera, hundiendo el pie, se va a encontrar potencia más que suficiente. El coche me gusta porque parece hablarle al usuario y ‘educarle’ de algún modo a cómo debe conducir el Lexus GS 450h.

Volvemos a los consumos. En un recorrido habitual de 83 kilómetros en carretera, el consumo obtenido ha sido de 6.0l/100km circulando a velocidades legales. ¡Toma ya! De esta forma, no me extraña que Lexus se despida de los diesel. Por tanto ya entiendo qué es un Lexus. Es comodidad, lujo oriental, consumos contenidos y presencia muy exclusiva. En definitiva, aunque la dinámica no es (ni pretende ser) su punto más fuerte, es un coche 100% recomendable si se busca un trabajo redondo en todo lo demás.

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