Prueba Peugeot 3008 1.2 PureTech, un cambio de género muy bien traído
Peugeot renueva el 3008 de arriba a abajo. Pasa de ser un monovolumen compacto a un SUV con todos los aires para ser un superventas. En esta ocasión he tenido la ocasión de probar el Peugeot 3008 1.2 PureTech de 130 CV.
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Publicado: 07/05/2017 19:00
Como en la vida, los cambios tienen que hacerse en el momento adecuado y de la forma adecuada. No hay que tener miedo a nuevos rumbos, y menos aún si son tomados con las bases con las que Peugeot ha reorientado la vida del 3008. En poco menos de 10 años el otrora monovolumen compacto se ha transformado en un esbelto SUV. La moda marca tendencia, y he aquí la razón de tal abismal cambio. Y para saber qué tal le ha sentado el cambio de género he tenido ocasión de probar el Peugeot 3008 1.2 PureTech de 130 CV.
Cómo cambia la vida. Cómo cambian los gustos. Hace más de una década el mundo se movilizaba a base de berlinas y compactos. Las familias empleaban monovolúmenes, y los extremos o bien compraban grandes barcos sobre ruedas, o minúsculos coches sobre ruedines. Pero ese mundo ya no existe. Hoy casi todo el mundo busca un SUV, da igual el tamaño, pero que sea un SUV. Y teniendo eso en mente ahora es más fácil entender el porqué del cambio de Peugeot.
Prueba Peugeot 3008 GT Line
Así que de un monovolumen hemos pasado a un SUV. Y no a uno cualquiera, sino a un C-SUV, el segmento con mayor crecimiento en el mercado europeo. Tan solo en el pasado mes de febrero el incremento de dicho mercado fue de un 16,1% con respecto al mismo mes del año pasado. Un caramelo por el que las marcas se matan por chupar su parte. Un patio de colegio donde la competencia es voraz.
Y como Peugeot llega a la fiesta con cierta desventaja de tiempo, ha intentado recuperar terreno con un coche muy visual. El principal motivo de compra es el diseño, y nadie como los franceses para atreverse con esculturas únicas. Te gustará o no, pero el Peugeot 3008 no pasa desapercibido. Esa combinación de aristas, líneas, colores, faros y detalles crea un buen aspecto exterior. Me gusta, sobre todo la trasera, y si encima le sumamos el acabado GT Line todo se complementa de una forma muy visual y atractiva. Hay que reconocer que los franceses han querido hacer algo diferente y atrevido. Buena jugada.
Hay que reconocer que el 3008 no estrena filosofía de carrocería. Ese honor le corresponde al pequeño de la familia, el Peugeot 2008. Sin embargo donde sí estamos ante un concepto completamente nuevo, o al menos evolucionado, es en el interior. El Peugeot iCockpit ya nos era conocido, lo hemos visto en otros modelos como el Peugeot 308 o el Peugeot 208, pero en esta ocasión se ha ido un paso más allá con la introducción de nueva y más avanzada tecnología.
El objetivo de tal artificio era lucir por dentro tan bien como por fuera. Y lo han conseguido. El habitáculo del Peugeot 3008 gusta, y mucho. Su aspecto minimalista se suma a una gran sensación de calidad. La elección de los materiales es muy buena. Superficies blandas y de buen tacto rodean esa disimulada y avanzada tecnología. Mención especial se merece la tela, llamémosla vaquera. Parece haber sido escogida para así abaratar la fabricación del interior, pero la verdad es que aporta una gran sensación de calidad. La típica compra de cinco euros que parece como si te hubieras gastado 10 veces más.
La tela de estilo "vaquero" del interior ha sido muy bien elegida y aporta una gran sensación de calidad al tacto y a la vista
Como ya digo, detrás de todos esos materiales correctamente seleccionados se esconde un sistema avanzado de tecnología. El cuadro de instrumentos digital alberga la mayoría de las funciones del coche. Desde el navegador hasta los más simples y funcionales datos del coche y la conducción. Sencillos botones situados en el volante, del cual ya os hablaré más adelante, cambian el tipo de información que recibimos. Siempre de una forma elegante y bastante trabajada. Hay que reconocerlo.
Aunque he echado en falta un Head-Up Display, la verdad es que no se necesita tanto pues siempre disponemos de una doble pantalla. De la primera ya te he hablado, y la segunda de ellas la encontramos en el salpicadero. Es más tradicional que la anterior, pero en este caso recoge aún más sistemas que la del cuadro. A toda la información que ya he mencionado, la pantalla de ocho pulgadas del salpicadero nos muestra la información de la climatización, las cámaras de aparcamiento, que por cierto no son de una gran calidad a pesar de tener visión 360º, el teléfono y otras pijerías más que harán las delicias de todo amante de los gadget.
Al igual que el resto del interior, la pantalla, de uso táctil, se maneja en base a una fila de botones de aspecto minimalista y futurista. Seis botones hacen de menú, a través de los cuales podemos cambiar la configuración de un sinfín de detalles. La verdad es que este sistema resulta agradable a la vista, aunque no tanto a la hora de manejarlo. La filosofía de menos es más no siempre acierta, y el equipo no es todo lo intuitivo que uno espera que sea. Sí que es cierto que requiere un periodo de aprendizaje, pero lo veo demasiado complejo en ciertos aspectos.
Pero dejando a un lado el campo de la tecnología, que hay mucha y evidente, no hay que olvidar que el 3008 nació como un monovolumen, y aunque ha cambiado de mercado ha sabido recordar ciertos aspectos que siempre le han acompañado. De sus 4,44 metros de largo, 2,67 se emplean para la batalla. Una distancia entre ejes que permite disponer de un gran espacio interior para todas sus plazas. Obviamente las delanteras serán las más acomodadas, más si cabe si se incluyen los asientos con masaje, aunque el puesto de conducción, con el volante tan pequeño y bajo, puede causar problemas de ajustes a los conductores más altos.
Pero las traseras también saben ofrecer unas buenas cotas para sus ocupantes. Sobrado de altura y muy correcto para las piernas. Incluso personas de altura elevada encontrarán satisfactorio el espacio que el 3008 es capaz de ofrecer. Incluso un quinto pasajero podrá viajar de forma relativamente holgada y cómoda, ya que el túnel de la transmisión no levanta nada del suelo. En cuanto a maletero, cabe destacar un volumen mínimo de 520 litros, ampliables a 1.482 si abatimos la segunda fila de asientos, que por cierto se puede hacer a través de unos tiradores instalados en el maletero.
Así que sí, Peugeot ha pensado en todo a la hora de facilitar la habitabilidad del 3008, y lo mismo ha hecho a la hora de impulsarlo. La gama mecánica es tan variada como equilibrada, encontrando. Dos motores de gasolina y otros tantos diésel para un total de seis potencias diferentes. Desde los 100 a los 180 caballos, con bloques de tres y cuatro cilindros, turbo alimentados en todos los casos y con posibles combinaciones de transmisiones manuales y automáticas con seis velocidades.
En cuanto a sistemas de tracción lo más habitual es encontrar al 3008 movilizado por las ruedas delanteras. Sin embargo Peugeot ofrece a sus clientes un pack de movilidad que integra el sistema Grip Control con el cual podemos adecuar la respuesta de diversos componentes mecánicos en función del tipo de terreno que estemos pisando. La unidad de pruebas no venía equipada con dicho sistema, y debo reconocer que si se le va a dar un uso más campero, por apenas 315 euros es un opcional muy a tener en cuenta. Si a eso le sumamos una altura libre con respecto al suelo de 219 milímetros, el 3008 es capaz de atravesar zonas rotas con soltura más que suficiente.
Antes de analizar el 3008 en su comportamiento, debo abordar el tema precios. Peugeot sabe que la competencia a la que se enfrenta es dura, y que un euro puede marcar el devenir de una compra. Como buena marca generalista que es, ha establecido un listado de precios que contenta a todo el mundo. El precio base del Peugeot 3008 es de 24.200 euros, aunque la unidad más equipada y potente despega casi en los 38.000 euros. Un abanico muy amplio que permitirá satisfacer a cada cliente que se pase por el concesionario.
Prueba Peugeot 3008 1.2 PureTech
España es territorio diésel. Aunque en los últimos meses las tendencias del mercado indican que el gasolina vuelve a ganar adeptos a medida que se atisban mayores impuestos y regulaciones a los vehículos diésel. Así que los motores de gasolina vuelven a ser una opción real, y es por ello que en esta ocasión he decidido probar la que a priori no será la variante más elegida, pero que sin lugar a dudas se postula como una alternativa muy viable.
Es el bloque más pequeño que encontramos actualmente en el 3008. Son tres cilindros y 1.200 centímetros cúbicos que desarrollan un total de 130 CV. El motor en esta ocasión estaba asociado a un cambio manual de seis velocidades, y como ya he dicho antes, el eje delantero, sin ayuda de Grip Control se encargaba de realizar todo el trabajo. Obviamente ante esto salta una pregunta clave; ¿será mejor opción el motor gasolina frente al diésel? Bueno, pues para eso estoy aquí, para analizarlo y contártelo.
Cierto es que cuando un comprador se plantea comprarse un SUV la tendencia natural e inmediata es ir de cabeza a por el motor diésel. Sin embargo la evolución de los bloques de gasolina ha sido tal que incluso con menos cilindros son capaces de rendir, si bien no a la misma altura, a un nivel muy alto que en poco o en nada nos hará recordar otro tipo de carburante. La versión PureTech del 3008 hace evidente este hecho, aunque podría mejorar.
En ningún momento de la semana de pruebas, en las que se hicieron bastantes kilómetros en todo tipo de circunstancias y recorridos, tuve la sensación de echar en falta potencia o par. 130 es la cifra perfecta de caballos para un coche de este tipo. Su empuje máximo, 230 Nm, lo encontramos en el rango bajo del cuentarrevoluciones, por lo que salir desde parado no supone ningún problema. Tampoco en más fases de la conducción donde, aunque con una entrega más lineal, sí que obtienes la respuesta que uno espera.
A pesar de lo voluminoso que pueda resultar a simple vista el 3008, no es un coche excesivamente pesado. Estamos hablando de 1.250 kilogramos en orden de marcha, que se desenvuelven muy bien en muchos campos. Peugeot sabe que gran parte de su clientela se moverá principalmente por recorridos urbanos y semiurbanos, así que ha dispuesto una configuración propicia para ello. La suspensión es blanda, aunque la trasera peca en cierto modo de una respuesta seca, y la dirección es capaz de girar en un palmo como quien dice.
Con todo esto el moverse por la ciudad es fácil y sencillo, al igual que hacerlo en autopistas o vías rápidas. Como todos los coches, el 3008 ha demostrado sus reales capacidades a la hora de entrar en tramos más revirados. Llevo tiempo diciendo que Peugeot ha recuperado su buen hacer, y el 3008 se comporta mejor que la media del segmento en zonas de curvas enlazadas. A pesar que los neumáticos son bastante chillones, el coche mantiene el tipo en la trazada incluso a velocidades altas. Su chasis está muy bien afinado, y evidencia poder soportar mayores potencias.
Existe un botón Sport, al lado del cambio, pero la verdad es que no hay gran diferencia con él activado. De hecho me ha costado notar algo diferente. Lo más notable es la dirección, que se vuelve ligerísimamente más dura, y el sonido. Activando el modo Sport los altavoces del coche emiten un sonido que bien podría ser el de un V6. Es un artificio poco natural, pero la verdad es que está conseguido.
Entonces, a tenor de todo lo que he dicho; ¿estamos ante el SUV de gasolina definitivo? La respuesta es no, y no porque sea malo, sino porque para mi gusto hay un único y lamentable problema: la caja de cambios. Es una pena que todo el esfuerzo realizado en el resto del coche no se haya redondeado con el cambio. Me explico.
La unidad de pruebas apenas tenía 3.500 kilómetros en el cuentakilómetros, es decir nuevo a estrenar. Pues bien, cada una de las marchas debía ser metida con una violencia inusual, la holgura de la palanca era exagerada hasta para la década de los 80, el pedal del embrague había que hundirlo hasta el fondo, y no encontré el punto correcto en toda la semana, e incluso las marchas eran capaces de salirse sin tener que pisar el pie izquierdo. Es decir, una serie de lamentables desdichas que afean por completo la conducción.
Ante esto, me pongo en la piel de un comprador y pienso que si ese va a ser mí día a día con el coche, los años se van a hacer muy largos. Tuve ocasión de constatar dichos problemas en otra unidad, y si bien algunos no eran tan acusados, sí que estaban presentes. Siento decir señor Peugeot que estos términos hay que tratarlos tan bien como la elección de los materiales del interior o el diseño atrevido del exterior. No dudo que lo hayan hecho, pero el resultado no ha sido el mejor, y debe corregirse.
El acabado GT Line suma más equipamiento, calidad, y sobre todo una estética más deportiva y atrevida
Pero bueno, no quiero acabar la prueba con un mal sabor de boca así que voy a recuperar las alegrías hablando de consumos. "Los gasolina gastan más", "el diésel es más barato"... Esas típicas frases las hemos oído todos, pero no son verdades universales, y cada uno de nosotros debería echar cuentas de cuántos kilómetros hacemos al año para saber qué nos conviene más, porque más de uno puede llevarse las manos a la cabeza.
Si tu rango de acción se encuentra entre los 15.000 y los 18.000 kilómetros al año, deberías contemplar el 1.2 PureTech entre tus opciones de compra. Va a gastar más que el diésel, eso no te lo voy a negar. En el cómputo de la semana el ordenador de a bordo dejo la cifra final en 6,3 litros cada 100 kilómetros, y como ya he dicho antes lo utilicé en todo tipo de recorridos. A mí la cifra me resulta excelente, y no niego que con un BlueHDi se hubiera conseguido bajarla, pero no tanto como uno puede esperar.
Pero ahora hay que mirar el precio de compra entre uno y otro para descubrir que el gasolina es 3.000 euros más barato que la versión equivalente en gasoil. Es mucho dinero, y si sumamos que con cada depósito podemos tener casi 1.000 kilómetros de autonomía, en el PureTech, solo hay que echar cuentas para descubrir que sale más barato.
Conclusiones
A modo de resumen tengo que reconocer que me gusta la propuesta de Peugeot. El nuevo 3008 ha sufrido una transformación que va más allá de lo habitual. Ha cambiado de segmento y se ha ido al más popular de todos, el C-SUV. La rivalidad será muy alta pero las bases plantadas por la marca francesa son muy buenas. El diseño exterior es su principal arma, pero no hay que olvidar el interior, la tecnología y la habitabilidad.
En el aspecto dinámico me he encontrado con muchas luces y una gran sombra. El motor tricilindrico es una apuesta muy interesante y para nada desaconsejada, todo lo contrario de hecho. El comportamiento del 3008 es muy bueno, polivalente, lo mismo que los consumos que hacen plantearse la necesidad de un diésel. Sin embargo la sombra viene en el cambio encargado de gestionar el motor. A pesar de aprovechar los tres cilindros de forma óptima, su falta de refinamiento me ha dejado sorprendido. Una pena, pero en términos generales un SUV de notable.
- Diseño
- Calidad interior
- Confort
- Caja de cambios
- Peugeot iCockpit
- Calidad cámaras de aparcamiento
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