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PruebaPeugeot RCZ, en marcha (IV)

Tiene pinta de ser bueno. Tiene una estética deportiva y la herencia de la marca nos dice que no nos va a decepcionar... ¡Y no lo hace! Es muy bueno. La agilidad es un punto a favor y la sensación de seguridad, otro. No obstante, echamos en falta modos de conducción que modifiquen ligeramente el comportamiento del RCZ.

Peugeot RCZ, en marcha (IV)

5 min. lectura

Publicado: 16/02/2014 14:00

Cuando fuimos a por el RCZ en principio íbamos a probar la versión de gasóleo, pero a día de hoy creo que esta versión es más adecuada para el concepto del coche. Sus tubos de escape no emiten un gran rugido a pesar de tener una estética impresionante. Resulta fácil encontrar el puesto idóneo de conducción así que engranamos primera… y nos asustamos.

Estamos acostumbrados a cajas de cambios con palanca de tacto más blando en esta marca. Parece que el Peugeot RCZ viniera de otro planeta. Es un cambio algo duro y muy preciso y no presenta ningún tipo de holgura. Creo que va a ser muy interesante conducir este coche.

El tren delantero se comporta y a pesar de tener un ajuste duro en la suspensión, es bastante aceptable. Donde sí rebota más es en el eje trasero, siendo algo seco. Quizá una llanta de 19” y unos neumáticos de perfil bajo 235/40 tengan algo que decir al respecto. Para este coche no hacen falta tales dimensiones… ¡Pero qué bien le quedan!

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La dirección es muy directa, transmitiendo directamente las irregularidades del asfalto y esto se agradece. Además, en ciudad es un coche que se deja domar con facilidad y en nuestro recorrido habitual obtuvimos un consumo máximo de 9,0l/100km. Es un buen resultado teniendo en cuenta que hemos puesto en apuros al Peugeot con subidas y bajadas, tráfico, stops y semáforos. No obstante, aunque puede usarse, no encaja perfectamente como automóvil del día a día.

Firma unas prestaciones de 0-100km/h de 8,0 segundos y su velocidad máxima es de 217 km/h. Su par máximo es de 240 Nm que los entrega a partir de 1.400 rpm; muy abajo. En ocasiones no sólo hay que mirar los datos brutos sino saber si el coche va a estar a la altura de nuestras exigencias. Hay coches que saben transmitir muy bien la deportividad y el Peugeot RCZ es un claro ejemplo.

Saliendo a un terreno de curvas te das cuenta del aplomo que tiene este coche. Se agarra como una lapa al asfalto y es directo en cuanto a reacciones. Los cambios de apoyo los sabe gestionar con mucha rigidez y la dirección avisa cuando llegas al límite. Da mucha confianza circular con él en terreno montañoso. Sólo se le echa en falta modos de conducción que puedan configurarse por el usuario para ser perfecto.

El aluminio que adorna el interior del volante estorba si necesitas estar muy concentrado a la hora de tomar las curvas. Una pena porque en esta ocasión el diseño no ha sido lo más acertado. Sin embargo, el cambio de marchas es realmente deportivo. Es una delicia engranar relaciones con una palanca que casi introduce las marchas por nosotros. Tras una semana de intensos cambios de recorrido, el consumo se ha detenido en 8,0l/100km.

Sólo nos falta hablaros de su comportamiento en carretera, que sin duda es muy bueno también. Es estable y tiene un chasis deportivo bien resuelto. Es fácil ir rápido con él y con una buena sensación de seguridad, pero en esta ocasión estábamos interesados en saber cuánto consume en carretera este motor THP 1.6 de 155 CV en el Peugeot RCZ. El display digital se ha detenido en 6,1l/100km, realmente ajustado para un coche de estas características.

Si tenéis dudas, este Peugeot sabe exprimir lo mejor de la marca y concentrar diseño, acabados y deportividad en un solo coche. Y para los que quieren más, que sepáis que estamos hablando del acceso a la gama.

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