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Virutas F1Brawn sugar: episodio 1

Ross Brawn ya es oficialmente un pensionista jubileta. Se irá a su casa de Gales, a pescar truchas y en lo sucesivo a ver las carreras solo por la tele… pero antes de pirarse nos ha dejado unos cuantos regalos, unos más celebrados que otros.

Brawn sugar: episodio 1
Ross Brawn, exdirector deportivo de la Fórmula 1.

10 min. lectura

Publicado: 31/12/2022 12:00

Al cierre de la temporada 2022, esa en la que se transformaron los Fórmula 1 para hacer más atractiva, igualitaria, y competida la categoría, no hay un veredicto claro y tajante para determinar si la receta funcionó.

Al analizar con detenimiento el álbum de fotos se podría decir que no ha funcionado, y al mismo que si ha funcionado, y que funcionará aún mejor en lo venidero. Todo esto es muy opinable, y siempre habrá quien culpe a los rectores de que lo prometido no ha llegado en tromba, y de manera masiva, y llevan su parte de razón.

Los que tienen que realizar proyectos calculadora en mano son en esencia Red Bull, Ferrari y Mercedes

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Han de tener en cuenta que con la inercia de décadas con equipos nadando en la abundancia, otros subsistiendo a base de empujones amistosos, y rémoras procedentes de años trabajando de una forma muy concreta, los cambios deseados no pueden llegar de un día para otro.

Mutar el ADN de un comportamiento aprendido durante tanto tiempo es como pretender cambiar los andares de una semana para otra (y es bueno saber que los servicios secretos ya apenas hacen fotos; graban vídeos. Los espiados pueden cambiar su fisonomía, disfrazarse, pero el acto reflejo de caminar es siempre el mismo)

Los gestores de la Fórmula 1 querían ver más competitividad y aplicaron dos reglas fundamentales: limitación presupuestaria y transformación de la arquitectura para permitir un mayor acercamiento de los coches. La conclusión a la que llegamos es que lo primero no ha funcionado del todo, aunque afecta, y acabará funcionando.

Lo segundo si ha funcionado, pero no se ve delante de la parrilla sino que donde ha cambiado es detrás… que acabará teniendo afección a lo de delante cuando la primera regla acabe sirviendo de lastre a los más altos en esta competición de machacar canastas en el aro.

¿Ha funcionado la receta financiera?

Se podría decir que esto ha funcionado a medias, porque afecta a medias a la parrilla. Imponer un límite presupuestario a una cantidad fija puede que no haya sido la mejor de las fórmulas. En una etapa pospandémica el encarecimiento de los materiales, el de la sensible logística para un negocio que opera en dos docenas de países y da varias vueltas al mundo cada temporada, los ha vuelto locos a todos.

De ahí que a mediados de este año se aprobara un incremento del 3,1 % con idea de aliviar la quemazón a los diversos bolsillos. Pero si un metro cuadrado de fibra de carbono, o enviar a un equipo a Singapur cuesta más o menos lo mismo a todos, no es igual para el que no llega al límite presupuestario. Los que tienen que realizar proyectos calculadora en mano son en esencia Red Bull, Ferrari y Mercedes. Sus proyectistas corretean por los pasillos devanándose los sesos para subir dos escalones de una sola zancada cuando antes lo hacían de uno en uno y a un ritmo autorregulado.

«Esto ya no lo podemos hacer, porque nos pasamos», es la letanía más escuchada en el seno de estas formaciones. A nivel efectivo no han bajado su nivel general, pero si parece que han partido sus temporadas en subtemporadas.

Los equipos han afrontado el nuevo reglamento y el límite presupuestario de diferentes maneras.

Los equipos tienden a desgajar un tercio de sus presupuestos anuales a partir de mayo-junio para inyectarlo en los coches del año siguiente (o siguientes, que ya hay equipos trabajando en el coche de 2024). El arrollador ritmo mostrado por el Red Bull en la segunda mitad de la temporada, y la extraordinaria recuperación mostrada por Mercedes hacen pensar que han seguido esta pauta, la del ‘2+1’. Tiene pinta de que algo diferente ha ocurrido en Maranello.

Los Ferrari abrieron el año de manera estruendosa, y poco a poco se fueron diluyendo, para lograr un número algo menor de pole positions y ninguna victoria justo desde el ecuador marcado por la carrera número once, disputada en Austria. La sospecha es sencilla: «A Red Bull no los pillamos, Mercedes están tan mal que no nos van a pillar (porque comenzaron el año verdaderamente mal), así que nos concentramos en 2023’ con un ‘1+2’». Y llegan rumores de satisfacción roja antes del cambio de año. Esto no quiere decir que el coche será rápido de forma instantánea, sino que los planes van por donde tenían planeado, y los datos concuerdan con el proyecto teórico.

Las regulaciones presupuestarias no han desarbolado el orden previsible, pero si parece estar modulando sus fórmulas de gestión y que arrojan pistas acerca de la capacidad de las principales escuderías a la hora de vadear la zancadilla dineraria. En el futuro esto irá a más, con más límites en el horizonte y con menos dinero a recaudar desde el ente organizador.

Esto implica que veremos más cambios en este sentido, menos proyección hacia el futuro de equipos que se estén jugando títulos, y más inercia aún conforme a los resultados de años previos. Las escuderías tienden a abrir las temporadas de una forma semejante a como liquidaron las anteriores, pero con un buen fondo financiero, podían ejecutar cambios de orden mayor de un año para otro. En línea con esta idea en 2023, Red Bull, en línea con su enorme ventaja de 2022, debería acogotar al resto sin demasiados problemas.

Por su parte, Mercedes dispone de una excelente base de trabajo si dan continuidad a su actual diseño sin pontones, aunque existe la sospecha de que esto podría cambiar hacia algo más tradicional. Ferrari fue de mucho a bastante menos. Si es correcta la idea de que aflojaron el desarrollo de su F1-75 antes del verano para poner dos tercios de su presupuesto en desarrollo, es probable que inicien bien el año entrante y la longevidad de sus capacidades lleguen algo más allá del verano. Esto es mera especulación, pero Mattia Binotto siempre pidió tiempo y la verdad es que el equipo ha ido de menos a más en un periodo convulso a nivel interno y con una visible pérdida de poder político.

La llegada de Frederic Vasseur puede ser positiva si le dejan hacer, pero hubiera sido interesante observar uno o dos años más de binottismo para ver los resultados contundentes que todos quisieran ver. Si llegarán o no, es algo que solo lo dirá el calendario; lo que si parece cierto es que están haciendo las cosas de manera diferente a sus dos máximos rivales, y esto es lo que puede marcar la diferencia.

Estos tres equipos, Red Bull, Ferrari y Mercedes tienen su propia liga, van por la vía rápida, mientras que los otros necesitan del carril bus VAO que desde la intendencia les disponen para poder darles caza. Para ello, Ross Brawn, y su ayuda de cámara Pat Symmonds, parieron otra receta, de orden técnico, y para cuyo análisis, es necesaria otra viruta.

Para endulzar el británico té de las cinco es necesaria azúcar, y hay de dos tipos: el blanco de toda la vida, y el azúcar moreno, el brown sugar al que cantaban los Rolling Stones. Y hay una pequeña historia que relaciona a esta canción con el mundo de la velocidad. La tienes en la segunda aparte de esta viruta.

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