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Virutas F1Esto marcha

Nunca lo pierdas de vista, ni dudes sobre la afirmación: la Fórmula 1 es un deporte encerrado dentro de un negocio. No existe especialidad más cara, costosa y prohibitiva. Sin el dinero, jamás funcionaría. La buena noticia es que la cosa marcha de los cuartos, y marcha muy bien.

Esto marcha
Max Verstappen y el jefazo de la Fórmula 1, Stefano Domenicali.

13 min. lectura

Publicado: 20/02/2022 15:00

Nadie sabe a ciencia cierta si Liberty Media, los yankees que compraron los chirimbolos a Bernie Ecclestone, han recuperado ya los 8.000 millones de dólares que pactaron en el acuerdo. Lo que sí se sabe, y esto es sintomático, que cuando las acciones saltaron al parqué del Nasdaq (18 de abril de 2017) costaban 18,72 dólares y esta mañana superaban los 57$. En menos de seis años su valor se ha triplicado mostrando un comportamiento bursátil extraordinario. Si la presencia de Liberty Media en la Fórmula 1 puede ser más o menos discutible en cuanto al plano deportivo, en el financiero nunca antes pudo haber sido mejor. En la época de Ecclestone el negocio tendía a facturar un 10% más que el año previo pero jamás corrió en la bolsa de valores, y este es un añadido extra que enriquece al negocio, un negocio en el que todos los indicadores están en verde a pesar de todo.

Cuando los organizadores del Gran Premio de Melbourne, con el público haciendo cola a las puertas de su circuito, decidieron suspender el evento antes de arrancar los entrenamientos muchos vieron unos oscurísimos nubarrones sobre el asfalto Sin embargo los gestores, a pesar de limitaciones de movimiento, cierre de fronteras, problemas logísticos y enfermedad de pilotos, técnicos, y personal de toda índole, sacaron adelante diecisiete pruebas en 2020 y veintidós en 2021. Resulta casi obligado quitarse el sombrero ante tamaño alarde de acertada gestión. Justo la peor bajada de valor de FWONA fue el infausto 15 de marzo de 2020, el mismo día en que Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España dijo aquello de “todos encerrados”. Desde entonces el precio de las acciones no ha hecho más que subir y subir, hasta casi triplicar los 20 dólares de aquella fatídica jornada.

El anuncio protagonizado por Matt Damon se ha hecho tan popular que hasta la serie South Park lo ha parodiado al inicio de su temporada

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Desde entonces han pasado cosas, todas buenas para el negocio y por consiguiente, para el deporte. En Australia han tenido que ampliar los graderíos, con cinco nuevas zonas para poder dar asiento a la avalancha de solicitudes de entradas. El mismo circuito que ha aprovechado la parada pandémica y su ausencia del calendario para reasfaltar el trazado y modificar varias curvas. No es solo que haya interés por parte del público, sino que hay confianza de mano de los organizadores y esto no refleja más que un plan, al menos, a medio plazo. Liberty quería entre tres y cuatro carreras en territorio patrio. Aunque vengan otras pidiendo paso como la de Las Vegas, la de Austin va viento en popa, y la de Miami tira como un cohete. Ya tiene el trazado asfaltado, las obras van como un tiro y la compañía Crypto.com ha llegado a un acuerdo con los promotores de esta carrera.

El acuerdo, atención, es por nueve años. Nueve. Siendo como son los americanos para el tema legal, esto no hace más que indicar que durante casi una década, pase lo que pase en el mundo, veremos esta cita en el calendario. La compañía por su parte tiene entre sus planes montar una terraza elevada con visión de 360 grados sobre el trazado, y una fan zone abierta a los asistentes. El anuncio de la plataforma protagonizado por el actor Matt Damon se ha hecho tan popular que hasta la serie South Park lo ha parodiado al inicio de su temporada. Los valores digitales van en auge y sería lógico pensar que esto, su presencia en la especialidad, va a ir a más.

Los reinos petrolubricados siguen siendo un misterio para los occidentales. Acomodados en nuestras socialdemocracias llevamos mal el orden político ajeno alejado del sufragio universal, pero nos viene bien su petróleo, gas e inversiones a las que siempre se les puede añadir el adjetivo de multimillonarias. Si del GP de Bahréin puede decirse que siempre ofrece buenas carreras, hoy se puede afirmar sin temor a equivocarse que además ofrece más, más carreras. Tan es así que no es que allí «se inicie la pretemporada» y no en «la no pretemporada de Montmeló». Tampoco que cuando haya apretado el Covid se hayan disputado dos pruebas de una tacada, no. Lo jevimetal es que han firmado el contrato más largo de la historia de la Fórmula 1, con vigencia hasta 2036, década y media de velocidad.

Crypto.com se ha metido de lleno en la Fórmula 1.

Cuando Liberty Media se hizo con las riendas de la F1 se topó con un centenar de contratos en vigor, y entre ellos los muy sensibles relacionados con los circuitos. El asfalto sobre el que se disputan las carreras puede ser el mismo aunque el entorno político que lo manejan es muy distinto. Hay democracias plenas, autarquías, dictaduras, reinos, antiguos países comunistas convertidos en monografías partidistas con unos votos de por medio… La casuística es diversa y a Liberty le aterra(ba) firmar acuerdos con políticos que podían salir de la escena a golpe de urna, cambios de poder o caprichos del mandamás de turno. Existe una fuerte componente geopolítica en el negocio y no es plan de que unos desaires internacionales imprevistos manden al cuerno unos pocos eventos. De todo ello Liberty comenzó a dejar su impronta firmando contratos de tres años, a diferencia de las habituales siete temporadas de Bernie. Esto parece que ha cambiado y la jugada bahreiní certifica la confianza que la organización deposita en la solidez del reino insular del Golfo Pérsico.

La compañía Emirates tiene un vuelo diario entre Manama y Bruselas. Si lo cogemos y aterrizamos en el Viejo Continente nos plantamos a poco más de una hora de coche del Circuito de Spa-Francorchamps. Los belgas andan haciendo cosas y en ello se han fundido la bonita cantidad de 80 millones de euros. Modificar muy ligeramente la mítica curva Eau Rouge es quizá lo más controvertido, pero el incremento en cuestiones de seguridad, ampliación de escapatorias, la vuelta a las escapatorias de gravilla en varias curvas, y muchos trabajos en todo lo que no ocupa el asfalto es muy bienvenido. Uno de los cambios más celebrados va a ser la espectacular grada donde estuvo durante décadas en chalet del Raidillon.

Esta novedosa construcción dará asiento techado a casi 5.000 asistentes y dejará espacio para que los organizadores dispongan de nuevas zonas VIP. Las cinco puzolanas añadidas no han llegado por deseo expreso de la gente de los coches, sino más bien de las motos. La idea, o al menos una de ellas, es acoger a MotoGP, que requiere justo esto. Ojo a la trampa de arena que van a disponer en Le Source, el giro radical que hay en la primera curva tras la salida. Vamos a ver coches empanzados ahí en la primera vuelta. Todo este jaleo y consiguiente inversión no hace más que validar el deseo de los rectores de proporcionar un largo recorrido a sus planes. Nadie se embarca en buscar semejante calderao de pasta sin un plan al menos a medio plazo. Veremos carreras de Fórmula 1 en Spa durante muchos años, y no sería de extrañar un anuncio longevo tras el fin del acuerdo vigente para alojar la categoría.

Esta firmeza y confianza en el negocio se está transmitiendo de manera vertical hacia las escuderías y un ejemplo es el contrato de Lando Norris. De manera habitual los primeros espadas tienden a llegar a acuerdos por varias temporadas. Los jefes de prensa añaden un matiz muy sutil pero revelador en sus comunicados. No es lo mismo leer «Fulanito ha firmado un contrato por tantos años» que «Fulanito y el equipo han llegado a un acuerdo plurianual». La diferencia es que los pilotos, por norma general, no suelen firmar acuerdos por muchos años, sino que dibujan su nombre sobre un papel que dice que el año en curso correrán en esos coches. Si al final de la temporada todas las partes están contentas seguirán juntas la temporada siguiente. En realidad son contratos anuales renovados a través de una firma en un documento adjunto impreso cada año y que suele ser muy corto, añadido al acuerdo previo que es el importante y que puede acumular fácilmente medio centenar de páginas.

Lando Norris, antes incluso de empezar la vigente temporada, ya ha rubricado su contrato hasta 2025 en un pacto típicamente longevo, cuatro temporadas; ni una palabra sobre su compañero australiano. Daniel Ricciardo, que tras salir de Red Bull, y su corto paso por Renault, arranca su segundo año en McLaren. Nadie debería dudar de su calidad como piloto pero está adquiriendo un extraño aspecto de corredor temporero, esto es, nadie parece pensar en él como eje de un gran proyecto ganador. Si obviamos esto último el acuerdo con Norris a cambio de 20 millones por año (justo cuando se ha congelado el sueldo hasta 2024 de los empleados de la escudería) refleja la confianza en una de las piezas más sensibles de toda la estructura y cuenta en torno de quien va a girar todo. No sería de extrañar que en el futuro se anuncien pactos similares en otras formaciones, justo cuando media parrilla acaba contrato a finales del presente año.

Al final, las cifras siempre cuentan historias. Las acciones en Bolsa de la F1 suben, Spa amplía y mejora sus instalaciones, Melbourne instala y amplía graderío, se añaden circuitos, otros que desean entrar en el calendario, audiencias que suben, pilotos que renuevan en acuerdos anormalmente largos. Hay estabilidad y mirada a largo plazo, la cosa marcha.

Fotos: Red Bull Content Pool

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